Armando Estrada Villa, Concejal de Bello, Senador de la República, Diputado de Antioquia, Representante a la Cámara, Ministro de Estado, Secretario de Despacho de la Alcaldía de Medellín, Secretario de Despacho de la Gobernación de Antioquia, Profesor Universitario, con un verdadero Cursus Honorum, al estilo de la República Romana, ha escrito un delicioso libro que me tiene embelesado: “De Pablo Escobar al Proceso 8000”.
En el libro antedicho me encuentro con una fabulosa anécdota relacionada con el Presidente Julio César Turbay Ayala, que me permito transcribir por su importancia. Era un tema relacionado con un proyecto de ley del partido Liberal para que los menores de 16 años pudieran votar, a lo cual se oponían los conservadores por considerar éstos inmadurez en la juventud para decidir quiénes serían nuestros gobernantes a esa temprana edad, y que querían sacar adelante los liberales porque consideraban los votos de los jóvenes como suyos.
Por otro lado, siempre me ha llamado la atención Julio César Turbay Ayala por muchas razones: su experiencia, pues llegó a ser Presidente con más de setenta años; su impasibilidad o tranquilidad, nunca lo percibí fuera de sí; su claridad política; el saber estar en momentos estelares: estuvo en el Pacto de San Carlos para excluir a Rojas Pinilla y consolidar el Frente Nacional; su memoria: sabía el nombre de todas las personas y a todas las llamaba por su nombre; su oportunidad: cómo fue capaz de enfrentar a un expresidente prestigioso como Carlos Lleras Restrepo y vencerlo en 1978, y luego enfrentar y vencer a Belisario Betancur Cuartas el mismo año; su sentido de la autoridad, en su mandato se hizo y promulgó el famoso Estatuto de Seguridad y enfrentó los paros de 1979; el manejo que le dio a la toma de la Embajada Dominicana, entre otras tantas cosas.
Cuenta Armando Estrada Villa que la sesión en el Congreso se fue encendiendo y que en razón de ello Turbay Ayala, quien era el Director único del Partido Liberal, convocó la Junta de representantes liberales, los escuchó a todos con mucha atención, “luego de oír a los defensores de la propuesta, en su intervención no refutó ni contradijo sus argumentos, sino que hizo hincapié en que hay asuntos en la democracia que requieren consenso para acordar las reglas y procedimientos donde todos tengan cupo y nadie sea excluido. “Así el Partido Liberal tenga los votos necesarios para aprobar la idea, no puede perderse de vista que las reglas básicas de la democracia requieren consenso, o, al menos, conseguir la mayor participación y aprobación de los responsables de definir sus reglas de juego. No creo conveniente disminuir la edad para votar sin la intervención favorable del partido Conservador”, dijo.”. “En materia de quiénes pueden votar, cuándo votar, por quiénes votar y los períodos de los elegidos, lo recomendable siempre es el acuerdo entre las fuerzas políticas. Debemos tener en mente que la democracia exige un espacio de acuerdos para tramitar desacuerdos. No olvidemos que hoy somos mayoría, pero que mañana podemos no serlo”, reiteró.” (Armando Estrada Villa; De Pablo Escobar al Proceso 8000; Ediciones UNAULA; 2023; Pag. 18)
Temas fundamentales para el País como la Reforma Pensional o la Reforma a la Salud, son cuestiones fundamentales para el País. No pueden ser votadas sino después de los análisis de los estudios que se hagan al respecto, de escuchar con mucha atención a los involucrados, y de llegar a acuerdos con los Partidos y con la Sociedad Civil, máxime que la Democracia Participativa es un concepto constitucional que alumbra la Constitución desde el Preámbulo mismo.
El Presidente Petro está desquiciando el orden constitucional imponiendo reformas de tanta trascendencia apoyándose sólo en la corrupción: corrompiendo hasta los mismos Presidentes de las Cámaras para obtener una pírrica victoria con un solo voto. Así no habrá paz ni progreso.
Gustavo Petro logró sus mayorías engañando a quienes ingenuamente creyeron en un gobierno de corte socialdemócrata. Sus hilos enredaron y confundieron a personalidades como Claudia López, Cecilia López Montaño, Rudolf Hommes, José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria, Humberto de La Calle y muchos otros. Hoy se han develado sus verdaderas intenciones: el caos y el populismo, sembrar el odio de clases, llevar al País por la senda del desastre al mejor estilo de Fidel Castro, Hugo Chavez y Daniel Ortega. Sus métodos y actuaciones lo delatan.
Colombia tiene la obligación moral e histórica de unirse. Todos los demócratas: liberales, conservadores, verdes, sindicatos, U, CD, Cristianos, ASI, todos. Existe un estado de situación que nos obliga a la unión para resistir el embate a que está siendo sometida la democracia colombiana a manos de Gustavo Petro. ¡Resistencia!
El poder es la cocaina de los déspotas, después de Marcos Fidel Suárez, no conocemos
Ni un solo presidente de buena fe guardada.