Los resultados de la primera vuelta presidencial estaban preconcebidos por las firmas encuestadoras. Iván Duque y Gustavo Petro, siempre estuvieron en el sonajero para obtener el tiquete para la segunda vuelta. Los números obtenidos por cada candidato hacen parte del anecdotario coyuntural de la reciente historia política en el país. Los hechos más destacados de la jornada electoral estuvieron personificados por los votos obtenidos por Sergio Fajardo, los cuales significan el punto de quiebre de la historia de la política en Colombia y la hecatombe dramática de Germán Vargas Lleras.
El pasado 27 de mayo presenciamos el triunfo del voto de opinión y la derrota de las maquinarias. Este hecho trascendental coincide con el nivel de participación que llegó al 53.3% del Censo Electoral (la cuarta participación más alta desde 1958). Asistimos a las urnas 19.636.714 de ciudadanos de los 36.783.940 habilitados para ejercer el derecho al voto.
Los 4.589.696 de votos logrados por Sergio Fajardo, resultado sorpresivo, pero positivo, constituyen un nuevo campanazo para la clase política tradicional colombiana, acostumbrada a la reiteración del camuflaje de las alianzas mediante la falacia de los acuerdos programáticos.
Los resultados son una señal verificable, no obstante, en el marco de la especulación me genera sospecha el resultado obtenido por Humberto de la Calle y el otrora importante Partido Liberal. Pareciera que el Partido Liberal, hubiera votado por Sergio Fajardo, lo que indicaría un acuerdo previo al proceso electoral. El mismo caso sospecho ocurrió con la maquinaria, la cual fue decididamente con Iván Duque en detrimento de Germán Vargas Lleras. La especulación que estoy planteando tiene sustento en la coincidencia respecto de la decisión tomada entre el Partido Verde, los sectores que apoyaron a Sergio Fajardo y Humberto de la Calle, para votar en blanco en la segunda vuelta presidencial. Debo advertir que mis especulaciones tienen en la coherencia de los candidatos un fuerte contradictor.
Los votos obtenidos por Sergio Fajardo, lo nombraron actor fundamental de la primera vuelta, en este caso el país avanzó significativamente en materia política, sobre todo, porque ya no son las Farc determinantes, para la escogencia del presidente de la república, como lo fueron en los últimos 30 años. A propósito queda demostrado que el fin del conflicto con esta guerrilla no significó la entrega del país. Ese discurso favorable para sostener la polarización, necesita ser sacado de la argumentación proselitista, deben comprender que la capacidad de discernimiento y pensamiento crítico de los electorales está girando a favor de la pretensión de la construcción del país hacia adelante, sin el predominio de la polarización y con la decencia como instrumento revolucionario, en aras de forjar sociedad y nación. En ese camino transita el Partido Verde que, reconoce que sus posibilidades aún son mínimas comparadas con las de sus adversarios, pero saben que la búsqueda del poder sin importar los medios, tarde que temprano los autodestruirá.
Sus tesis encuentran valoración con los resultados del pasado 27 de mayo, por eso invocaron el voto en blanco desde una perspectiva personalista, la cual no sustrajo la decisión de los dirigentes del Partido Verde y del Polo Democrático, ni muchos menos la voluntad del colombiano que quiere y necesita un país diferente.