Son dos palabras que no se pueden juntar para nada. Desde la creación del derecho la primera siempre se ha juntado con la segunda en la formulación de normas jurídicas, normas por ejemplo de que los reinos tenían que seguir una religión como tal y tenemos como orientación, hoy en día, el estado de Inglaterra: por muchos años hubo confrontaciones por los católicos y los protestantes con el fin de que todo el estado siguiera alguna de las dos religiones. Pero hablando de la actualidad tomamos el ejemplo de lo que es la guía de las iglesias para cualquier tipo de decisión política que se tome en el país.
Si se habla de paz, la Iglesia tiene que estar de por medio. Si se habla de matrimonio, el dictamen de la Iglesia tiene que tomarse en cuenta. En los debates en el Congreso observamos cómo los parlamentarios citan textos bíblicos para hablar de temas de suma trascendencia para el país, vemos a padres ejerciendo vida política y lo controversial que se vuelve esto para un territorio, tomamos el camino de una construcción de un Estado que aún no hemos formado, pero con los fines que estamos buscando no lo lograremos desde el punto de vista en que la religión siga afrontando las riendas del país.
Podemos plantear una solución a esto con el fin de abordar a la Iglesia, sea Cristiana, Católica, sean testigos de Jehová o cualquier otra que pueda tener ese dictamen elocuente para dejar puntos claros en los temas que ella quiera intervenir; y sería donde toquemos unos fundamentos más jurídicos a los aportes que ella pueda realizar al planteamiento del Estado que queremos. Es eso o que por el derecho a la libertad de culto puedan escudarse para no realizar ciertas actividades que los colombianos a diario realizamos.
Se espera que lleguemos a construir un país desde donde todo los habitantes del Estado colombiano sean tratados por igual o que simplemente esa construcción sea equitativa y participar de tal manera que no hayan escudos e impedimentos que nos lleven a dejar por fuera a los núcleos que hemos conformado durante más de 200 años.
Y no es que la intervención de la Iglesia sea poco oportuna para la toma de decisiones. Es que si existe un derecho a creer o no creer en alguna religión especifica (la gran mayoría de los colombianos son creyentes), no pueden pasar por encima de esas minorías que no son creyentes de alguna religión, haciendo esto una forma de segregación para aquéllos que no pueden ser tomados en cuenta simplemente por ser minorías en el pueblo colombiano.
¿Y qué tal si todas las decisiones del estado se las dejamos a la Iglesia? Pues podemos partir de la Biblia para tener más o menos un aproximado de lo que sería vivir en un Estado religioso. Proverbios 21:19 Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda. Éxodo 21:20 Si un ciudadano tortura a su esclavo no será castigado siempre y cuando no lo mate. 1 Pedro 2:13-17 Rom 13, 1-2 Todos los ciudadanos deben obedecer y someterse a un Rey o a un Dictador castigador. 1 Corintios 11:3-10 Las mujeres deben ponerse burka (cubrirse la cabeza) todo el tiempo 1 Cor 14, 34-35 1 Timoteo 2:11-15 Las mujeres deben permanecer calladas y no participar en política ni en asambleas, ni en la democracia. Mateo 10:34-37 Se debe fomentar la guerra y la violencia intrafamiliar. Y por último Éxodo 23:25 Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad.