Me dice un buen amigo, de esos que disque les asusta saber que morirán, que lo tiene muy preocupado lo del coronavirus y lo que se pueda venir: una hambruna y una mortandad masiva de gente.
Sí…eso puede suceder y es bueno preocuparse (ocuparse de las cosas por si acaso pasan).
Desde mi ignorancia -que no es poca- déjenme me aventuro a manifestar lo que creo:
Detrás de esa novedad que viene experimentando la humanidad hace poco, hay un mensaje de la sabia madre naturaleza, mensaje cargado de reclamos al ser humano por cómo nos hemos comportado con el planeta tierra, con el universo, con los otros seres vivos. Hemos usado y abusado hasta la saciedad de los recursos. Aprovechándonos de la capacidad de razonar, hemos maltratado a los animales y a las plantas. Hemos maldistribuido los espacios, hemos construido una arquitectura socioeconómica y política claramente esclavista, excluyente y exponencialmente lista para que el privilegiado cada vez se acomode mejor, a costa de la desventura del prójimo.
Se estaba demorando mucho, pero bien dicen por ahí que el tiempo de Dios es perfecto, y si es que a mis generosos lectores les aburre que les mencione a Dios, les acomodo la frase a otra: los tiempos de la naturaleza también son perfectos.
¿Recuerdan el término «refundar»?: sí, ese mismo que apuntaba a reinventar la patria y al mismo estado colombiano hace poco menos de dos décadas cuando por gracia de la guerrilla y la corrupción la mayoría de colombianos no les veíamos oficio ni a la una ni al otro. Pues presiento que tras este alboroto, hay una intención de refundar esta vaina, colocando a cada cual en su lugar. Apocalíptico o no, hay intención de reacomodo.
Los que queden vivitos y coliando han de saber que sí hay un Ser Superior que monitorea la evolución del universo, y dentro de este, la del hombre que entenderá sí o sí, que no pude, no debe aprovecharse del que no conoce o carece de poder, para colocarlo de andamio, y así pasarla mejor.
Me gusta, me seduce la idea de la reinvención de este paraiso del edén que hoy puede ser un mero sueño, pero que nos recuerda que aquí estamos de paso, que somos iguales, con los mismos derechos y oportunidades. ¡Ah…!, y algo más: que después de la pasantía, debemos dejar sino mejor, igual al planeta para que quienes nos sucedan, lo disfruten como nosotros.
¿Así estaría de verde cuando me la fumé?