“La forma en que nos desplazamos es una de las principales causas de las altas emisiones en el Valle de Aburrá, donde existen alrededor de 1.800.000 vehículos y este número sigue aumentando. Esta situación es alarmante para un valle estrecho, ya que el ideal debería ser reducir los desplazamientos”
Es de conocimiento público que cada año existen, como mínimo, dos episodios o contingencias asociadas a la mala calidad del aire. Lo que desconocemos, o por lo menos, no queremos reconocer, es que la situación es una constante y no se realizan acciones contundente para su mejoría.
La forma en que nos desplazamos es una de las principales causas de las altas emisiones en el Valle de Aburrá, donde existen alrededor de 1.800.000 vehículos y este número sigue aumentando. Esta situación es alarmante para un valle estrecho, ya que el ideal debería ser reducir los desplazamientos. Al indagar en la raíz del problema, se evidencia poca voluntad para cambiar y adoptar prácticas que mejoren la movilidad. El Área Metropolitana emitió una resolución que obliga a las empresas y entidades a formular e implementar planes de movilidad sostenible (PEMS). El objetivo de estos planes es promover formas sostenibles de movilización para los empleados, como el trabajo en casa, horarios rotativos, incentivos por el uso de bicicletas, cicloparqueaderos, entre otros. Sin embargo, queda la pregunta de cuántas realmente cumplen e implementan estas medidas.
Las entidades públicas deberían liderar la promoción de estrategias de movilidad sostenible. Sin embargo, aún se observan formas arcaicas en sus sistemas de trabajo. Ver a los empleados entrar todos a la misma hora (hora pico), prohibir el trabajo remoto y la alternancia, y la poca promoción del uso de bicicleta, entre otros factores, se alejan de la movilidad sostenible. Esto nos lleva a cuestionarnos: si las autoridades no adoptan estas medidas, ¿por qué lo haríamos nosotros? La voluntad política es escasa.
Nos limitamos a implementar restricciones de pico y placa durante todo el día y a controlar a las industrias, como si estas fueran las únicas soluciones a un problema con múltiples aristas. Es hora de repensar las estrategias y cambiar la cultura. Las entidades públicas deben liderar este proceso. Se necesitan cambios en los modelos de trabajo para generar cambios en nuestras formas de desplazamiento.
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