Reconciliaciones improbables

José María Dávila Román

“Las reconciliaciones se vuelven probables y son necesarias porque ayudan al fortalecimiento del tejido social, a sanar emocionalmente y a vivir en armonía”.


La reconciliación, según la Real Academia Española es el acto de “volver a las amistades, o atraer y acordar los ánimos desunidos” (ver); hay reconciliaciones que se vuelven improbables por hechos como las guerras, conflictos internos o políticas de estado que no son legitimadas por buena parte de la población y que cambian dramáticamente la vida de las personas.

En Venezuela, Nicolás Maduro se volvió a posesionar como presidente a pesar de que perdió las elecciones y de que pocos países lo reconocen. Esto agudiza la crisis del hermano país y sigue fragmentando a su sociedad que ha visto a millones de sus habitantes abandonar su patria desde los últimos lustros por la falta de garantías para tener condiciones de vida dignas.

Esas graves consecuencias generan dolor y resentimiento entre las personas que han visto perder sus posesiones y verse alejados de sus seres queridos. ¿Se podrá reconciliar alguna vez el pueblo venezolano? Desde que siga Maduro, parece difícil, no quiere entregar el poder a pesar de la presión internacional que se suma a la recompensa de 25 millones de dólares que ofrece Estados Unidos por su captura.

Sin embargo, la historia ha mostrado que después de años de conflicto y de transición, sumado al relevo generacional, las reconciliaciones se vuelven probables y son necesarias porque ayudan al fortalecimiento del tejido social, a sanar emocionalmente y a vivir en armonía.

En las guerras no suele haber matices ni piedad, como le respondió el noruego Gunnar Sonsteby, quien lideró la resistencia de los noruegos frente a los nazis, a una joven que le preguntó que si por defender a Noruega de la invasión nazi, era justificable que hubieran asesinado a otros noruegos. Era la vida de los nazis o de quienes resistían a los nazis como se ejemplifica en la película N° 24, disponible en Netflix.

Julia Navarro en el libro El niño que perdió la guerra, describe los dramas y el miedo que sufrían quienes perdieron la Guerra Civil Española, tenían miedo de que Franco tomara represalias y los capturara por ser comunistas; al mismo tiempo, en Rusia, donde se había instaurado el comunismo y sus habitantes tenían la ilusión de ser “hombres nuevos”, libres del yugo del Zar, con el paso de los años se dieron cuenta de que ese ideal del “hombre nuevo” no se iba a materializar y que bajo el comunismo vivían en una gran prisión donde no les permitían pensar ni disentir. Quien lo hiciera era castigado, torturado y esclavizado en los gulags.

Niños españoles fueron separados de sus padres españoles comunistas, porque estos los enviaban con ilusión a Rusia, la “tierra de los proletarios” donde esperaban encontrar un mejor futuro que no era tal. Estas heridas profundas se demoran en sanar y para eso se requiere disposición de todas las partes para que eso ocurra.

Pero se puede, Europa después de una Segunda Guerra Mundial pudo reconstruir su continente y brindar garantías para que la población tuviera libertad y garantías. Estados Unidos pudo superar la segregación y avanzar a una sociedad incluyente que tuvo en Obama el primer presidente negro de su historia.

La reconciliación como sociedad es necesaria porque permite que podamos convivir, incluso apreciarnos sin necesidad de pensar igual, libre de resentimientos y rencores que no nos permiten avanzar y por el contrario nos anclan en el pasado y las dolorosas experiencias vividas.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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