Reabren cooperan con pie izquierdo. Un nombramiento que ofende al suroeste

La reapertura de la Cooperativa de Caficultores de Andes debía ser un motivo de esperanza. Después de seis largos años de intervención, la región veía por fin una luz clara: un plan de viabilización liderado por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), con acompañamiento técnico de la Supersolidaria y el respaldo unánime de la asamblea.
Por primera vez en mucho tiempo, cerca de 4.000 familias cafeteras podían imaginar que su cooperativa volvería a servirles, como antes, con reglas claras y sin interferencias.

Pero ese alivio —esperado, necesario, merecido— duró apenas unos días.

Un funesto nombramiento que traiciona el espíritu cooperativo

La decisión de la Supersolidaria de remover al contralor saliente y designar en su lugar a Óscar de Jesús Hurtado Pérez cayó como pólvora en un territorio que ya ha sufrido demasiado.
No estamos hablando de un nombre cualquiera: exsecretario de Hacienda de Medellín, hombre del círculo íntimo de Daniel Quintero, y alcalde encargado tras la renuncia del entonces mandatario.

Colocar en Cooperan a una figura tan marcada políticamente contradice la esencia misma del cooperativismo.
EL COOPERATIVISMO UNE. LA POLÍTICA DIVIDE.
Las cooperativas se basan en confianza. La política trae sospecha.
Las cooperativas pertenecen a los asociados. La política busca cuotas.

Y la decisión de la Supersolidaria —por su forma, su momento y su simbolismo— parece más una jugada que una coincidencia.

LA PUERTA GIRATORIA QUE VUELVE A APARECER DONDE NO DEBE

El Gobierno puede repetir que el contralor “no toma decisiones operativas ni administrativas”.
Puede decir que solo hace revisoría fiscal y garantiza transparencia.

Todo eso es cierto… en el papel.
Pero en la práctica, todos saben que los nombres y los contextos pesan. Y que un contralor con perfil político puede influir, presionar, ralentizar, incomodar o direccionar.

En una cooperativa que está tratando de recomponer su credibilidad, poner a una ficha política es echarle gasolina a un pasto seco.

Hurtado podrá tener experiencia técnica, como dice la superintendenta.
Pero también tiene un historial público de cuestionamientos durante su paso por Medellín, etapa en la cual la ciudad vio desdibujarse parte de su patrimonio bajo decisiones opacas y dañinas.

¿Ese es el perfil que merece una institución que está tratando de levantarse?

EL CAFÉ DEL SUROESTE NO PUEDE SER REHÉN DE CAUDILLISMOS

Durante décadas, la Cooperativa de Andes fue el corazón económico del territorio.
Compró cosecha, financió insumos, estabilizó precios y ayudó a miles de familias campesinas.
La intervención de 2019 dejó heridas profundas, y por eso la reactivación consensuada era una oportunidad histórica para blindar la cooperativa de intereses partidistas.

La llegada de Óscar Hurtado, operador político de alto voltaje, rompe esa esperanza.

Las cooperativas pertenecen a sus asociados, no a los proyectos políticos de moda. Y si los cafeteros ven este nombramiento como un giro peligroso, no es paranoia: es memoria.
La región ya ha visto cómo decisiones administrativas terminan convertidas en plataformas electorales.

TRES RIESGOS GRAVES Y EVITABLES

  1. Captura de agenda

Un contralor político puede orientar la lupa hacia peleas laterales y descuidar el plan de viabilización. En un proceso que renace, perder tiempo es perder futuro.

  1. Erosión de confianza

La unanimidad lograda en la asamblea era un logro monumental. Si se percibe influencia externa —de Medellín, de grupos políticos o de caudillismos—, el rumor vuelve, la abstención crece y la confianza colapsa.

  1. Normalización de la puerta giratoria

Si hoy la política mete mano en Cooperan, mañana lo hará en cualquier institución agrícola. Convertir cargos de control en cuotas es un cáncer de difícil cura.

LO QUE DEBE OCURRIR DE INMEDIATO

Transparencia radical

Plan de trabajo público, cronogramas abiertos, informes visibles. Nada de puertas cerradas ni decisiones en silencio.

Gobernanza multiactor

Un comité con cafeteros pequeños, medianos, academia, FNC y veedurías. La política puede observar, pero no operar.

Murallas de integridad

Declaración de conflictos de interés, registro de reuniones, actas públicas. Quien no está haciendo política, no teme la luz.

Un último sorbo: la indignación es legítima

Los cafeteros del Suroeste ya tienen suficientes cargas:
el precio internacional, los costos de producción, la geografía, el abandono estatal.
Lo que no tienen por qué soportar es la angustia de que su cooperativa vuelva a ser usada como ficha de un ajedrez ajeno.

El nombramiento de Óscar Hurtado cayó como un baldado de agua fría porque llega en el peor momento. Su perfil político, su historial y su cercanía con Daniel Quintero despiertan desconfianza real, fundada y dolorosa.

Si el Gobierno insiste en que “solo será contralor”, que lo demuestre con hechos, luz pública y auditoría ciudadana. Porque ya Medellín sabe lo que pasa cuando personajes políticos llegan “solo” a un cargo técnico.

La indignación también se alimenta de lo que ya vivimos

La comunidad del Suroeste recuerda muy bien a quienes llevaron a la cooperativa a la debacle: el triste capítulo del “rey” Juan David Rendón Cañaveral, principal responsable del deterioro institucional, rodeado de la complicidad de afiliados cuyos nombre conoce muy bien el “rey” y de otros personajes que manipularon al Consejo de Administración como si fuese un séquito al servicio de un feudo personal.

Esa corrupción, esa falta de control, ese abuso del poder es exactamente lo que la región teme que pueda repetirse.

POR ESO LA INDIGNACIÓN CRECE. POR ESO LA GENTE ESTÁ CANSADA. POR ESO EL SUROESTE NO SE VA A QUEDAR CALLADO.

**EL CAFÉ NECESITA REGLAS, NO PADRINOS.

LA COOPERATIVA NECESITA RESPETO, NO OPERADORES POLÍTICOS.
Y EL SUROESTE NECESITA DIGNIDAD, NO MÁS EXPERIMENTOS CON SU PATRIMONIO. **