Era el año 2003, Rafael un chico de 19 años, moreno y de baja estatura, vive en la vereda la Raza del Caquetá y se encuentra acostado en su cama, soñando algún día ser ese militar que defienda a la población civil de toda la insurgencia. Jairo, su mejor amigo, le grita acercándose a su ventana
JAIRO: Rafa! Rafa!
-Rafael despierta de su sueño, sueño en el cual se encontraba uniformado y caminando la selva, y escucha a su amigo-
JAIRO: Rafa mi hermano, vengo del pueblo y los militares buscan muchachos para las filas, llegó nuestro momento!
Rafa, se cambió inmediatamente, se puso un blue jean y una camisa blanca, su momento quizás, había llegado.
Una vez llegaron al pueblo, fueron montados al camión del ejército y conducidos a donde siempre querían llegar, a la selva en donde podrían cumplir su objetivo, defender a todo su pueblo y a su vereda.
Entrados en la selva, el comandante al mando les exclama: “Bájense todos, vamos a uniformarlos!”
Jairo y Rafael no lo podían creer, era el preciso momento en donde iban a sentir lo que era hacer parte del Ejército Nacional.
Una vez bajados del camión, notaron algo muy extraño, el uniforme que traían los militares para que se pusieran no era precisamente del ejército, por el contrario, era el uniforme que utilizaba la insurgencia.
Jairo guardó silencio, entró en pánico y simplemente miró a Rafa el cual le dijo:
RAFAEL: Este no es nuestro momento, es nuestro fallecimiento.
Una vez fueron obligados a colocarse aquel uniforme, los militares fueron fusilando uno por uno a los jóvenes que fueron montados en el camión.
Jairo vio como a Rafa le entraba el proyectil por su cabeza, dejándolo perplejo y pensando simplemente “En el fondo, quizás, si era nuestro momento”.