Nada en Quintero ha sido una casualidad, ni en las más complejas teorías de la conspiración uno pensaría que un líder pudiera prever todo de tal manera. Planea y ejecuta estratégicamente todas sus acciones politiqueras y su “show de mártir”.
Desde la primera vez que vi a Quintero en el Concejo de Medellín presentando un queso, como parte de su actuación para insinuar que “las ratas se estaban comiendo a EPM”, me di cuenta que estaba frente a una persona irrespetuosa, un actor de teatro que había construido una narrativa para hacer el papel de “salvador”, donde todos jugarían el papel de malos, menos él por supuesto.
Efectivamente logró su cometido de llegar a la alcaldía con mentiras y populismo, con propuestas como la promesa de bajar el valor de los servicios públicos a sabiendas que eso no dependía de él.
No le bastó en la película del mártir, poner en jaque el gobierno corporativo de EPM haciendo renunciar en conjunto a toda la junta directiva. Sino que además, ni sus propias fichas se lo aguantan; muestra de su mala gestión, han sido los 3 gerentes que han pasado por la empresa pública insignia de Medellín en 3 años de su mandato.
Ha creado una narrativa de ciudad para alimentar su narcisismo, haciendo creer que Medellín era un nido de ratas, donde, según él, los empresarios tenían todo corrompido, y que, su proyecto político iba a salvar a Medellín de la desgracia. De igual manera introdujo en el imaginario colectivo que “recuperó 4 billones de Hidroituango”, logrando que los ciudadanos se comieran ese cuento, aun a sabiendas que las aseguradoras desde un principio habían indicado que iban a pagar los valores asegurados del proyecto por las dificultades que se habían presentado.
Como ya sabemos, en días pasados Quintero publicó un video donde hacía campaña a Gustavo Petro de forma descarada y frentera, pues no es un secreto su cercanía con esa campaña, que incluso, incluyó la renuncia de más de 6 de sus funcionarios cercanos para unirse a las filas del Petrismo.
En lo personal, creo que la ley debería permitir hacer política a los funcionarios de elección popular, siempre y cuando no se use el erario para las campañas electorales; sin embargo, el tema aquí, es que la norma estipula todo lo contrario, y Daniel Quintero, burlándose de la institucionalidad se involucra en una campaña política y cuando es suspendido por parte de la Procuraduría General de la Nación, se indigna y monta todo un espectáculo circense, aludiendo un “golpe de estado”.
No queda dudas que todo lo que ha hecho el señor alcalde no han sido acciones alejadas, ni mucho menos son resultados espontáneos, todo lo contario, ha mostrado tener cálculo político. Él sabe de antemano que existe una providencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre las suspensiones de un órgano administrativo a funcionarios de elección popular, que indica que son los jueces los únicos con autoridad para suspender a los funcionarios de elección popular.
Es decir, ya tiene planeado su regreso al poder en las próximas semanas, y ad portas de una elección presidencial, tomó la decisión premeditada de inmolarse públicamente para posar como mártir de la campaña a la que ha apoyado públicamente sin sonrojarse siquiera.
Quintero sabe que la decisión de la procuraduría puede generar la indignación necesaria para capitalizar votos, los que necesita su aliado Petro en Antioquia y en especial en Medellín. En pocas palabras, la Procuraduría cayó en la trampa y le concedió con su destitución, una licencia para hacer política durante las próximas semanas.
El pasado miércoles “el rebelde” convocó una manifestación en el Alpujarra para “rechazar” su suspensión, lo peor; instrumentalizando a cientos de contratistas de la alcaldía en ese espectáculo, mientras las oficinas estaban vacías y la plaza llena. Una estrategia planeada con anterioridad para favorecer a su aliado.
A esto se le suma la rueda de prensa que hizo desde la Procuraduría, indicando que va a ejercer su derecho a la defensa, y que Gustavo Petro le ayudaría con el abogado, quién es el mismo que en algún momento lo representó cuando fue suspendido.
Parece un guion escrito en Hollywood, ¿verdad?, la sinopsis de esta comedia podría ser la siguiente:
Cinemas populistas, presenta: “El mártir”
“Quintero es suspendido por hacer campaña política públicamente, es la (víctima) que regresa triunfal a la alcaldía, gracias a la ayuda de Gustavo Petro, el hombre a la que Medellín le agradecerá el favor.
Quintero posa de monarca, y sus acciones son autoritarias y sin escrúpulos, se burla de lo público. Sus acciones son resultados del desespero, y trata de “uribizar” todo con tal de desestimar los argumentos de sus contrarios”.
Lamentable que la institucionalidad haya caído en la trampa. Si bien es cierto que la Procuraduría es un órgano muy cuestionado por su selectividad e imparcialidad. Lo que está claro es que debe investigarse y sancionarse a todo el que infrinja las normas disciplinarias, sin distinción alguna, y que lo cierto en esta ocasión, es que la decisión de la procuradora Cabello obedeció a una falta disciplinaria de un alcalde que midió una jugada política que le salió como planeó.
Este show definitivamente deja a Quintero como un mártir, y demuestra el talante de un alcalde sin escrúpulos, que es capaz de hacer lo que sea, con tal de figurar y cumplirle a Petro su cuota electoral en Medellín.
Tal cual muchos ciudadanos lo leemos, un alcalde que revento por dentro una ciudad que venia siendo prospera y ahora la. Entierra en un atrazo de años, buena columna.