“Soy parte de quienes luchan por seguir pariendo la libertad y la justicia”
(Francia Márquez)
Este sábado 20 de noviembre tuve la feliz oportunidad de asistir a una reunión con Francia Márquez, la candidata negra a la presidencia de la república y no dudo en afirmar que es lo mejor que me ha pasado durante esta pandemia. Gracias al Mono Márquez y a Oswaldo Gómez pude estar con Francia, la candidata al Senado que la acompaña y un selecto grupo de activistas del feminismo, las negritudes, el cooperativismo y el ambientalismo. Todas las utopías juntas, todas las diferencias reunidas, todas las ilusiones en un auditorio presidido por Francia Márquez y la candidata al Senado Vicenta Moreno. Fue como volver a una hermosa familia para reafirmar que seguimos perteneciendo a los más altos ideales de la humanidad y que soy porque somos. ¡Que alegría tan Verraca!
Ataviada con collares de cerámica, pulseras de chaquira y caracuchas, aretes de filigrana y chaquira; sonriente, cálida y desprevenida; dialogante con la naturalidad de quien se chupa un mango o pela un chontaduro, esta mujer se sentó a contarnos que proponía, que estaba haciendo y cuales sus afujías del presente. Fue un bello diálogo horizontal, cargado de claridad y emoción. Un anuncio de futuro que me volvió el alma al cuerpo.
Desde la clausura de las sesiones de la Constituyente no me sentía tan reconciliado con los temas étnicos y negro en particular. Me acuerdo que no la creíamos y saltábamos de alegría ante el texto de una Constitución que reconocía la diversidad étnica y cultural de la Nación y recogía las luchas y propuestas de indios, negros y raizales del Archipiélago de San Andrés. Francia es hija de la Carta Política de 1991 y viéndola tan cercana y segura, una remota cuasi paternidad latía en mi corazón.
Francia viene de las entrañas del movimiento social y esa marca esta presente en sus reflexiones y propuestas. Aún así, Francia ha elevado al rango de iniciativas nacionales temas de agenda global y local: la lucha contra el patriarcado y el machismo, la lucha contra la discriminación, el respeto por las territorialidades étnicas y la solicitud del pago de la deuda histórica con las comunidades negras de este país. Una agenda glocal que ha introducido en la campaña presidencial unos temas hasta ahora ignorados y ausentes de los descoloridos precandidatos del establecimiento y que enriquecen el Pacto Histórico del cual Francia hace parte.
Francia Elena Márquez Mina es una líder de las comunidades negras, feminista, defensora de los derechos humanos y luchadora contra los megaproyectos y la gran minería depredadora de la naturaleza y expropiadora de los territorios ancestrales. Esta abogada de la Universidad Santiago de Cali fue galardonada en octubre de 2018 con el Goldman Environmental Prize, un premio a la altura del Nobel con el cual se distingue a personas destacadas en la defensa del medio ambiente. Ya en 2015 había sido reconocida como Defensora del año en el Premio Nacional de defensa de los derechos Humanos y en 2019 ganó el premio Joan Alsina de Derechos Humanos por su defensa del medio ambiente y los derechos de las negritudes.
En esta fase de divulgación y recolección de firmas, Francia esta impulsando los Mandatos Populares: dictados programáticos por las comunidades y la ciudadanía para que quien llegue a la presidencia no se crea un soberano absoluto y no se olvide que es un mandadero de la ciudadanía. “Los Mandatos Populares son formas de expresión social, de expresión colectiva. Son propuestas desde abajo.” “Es un mecanismo de participación real de los pueblos a definir su propia visión de futuro”. Algunos de estos mandatos son, hasta ahora, los siguientes:
- Terminar la guerra. Quien gobierne debe buscar a toda costa acuerdos con los grupos alzados en armas y el cumplimiento de los suscritos con las Farc. “Hay un grito por la paz desde los territorios que históricamente han sido violentados por los grupos armados y olvidados por el Estado.”
- Sembrar economías para la vida. El país debe encontrar su vocación de desarrollo en un campo productivo en manos de campesinos con derechos, negros e indígenas. Hay que revisar la fracasada lucha contra el narcotráfico, frenar la deforestación, la contaminación de las fuentes de agua y la desaparición de las especies. “Hay que pensar en un sistema productivo agroecológico, que permita articular expresiones de turismo ecológico, expresiones de producción ecológica agroalimentaria y yo creo que desde ahí podemos contribuir a frenar de alguna manera la deforestación.”
- Reparación histórica para los pueblos étnicos. La histórica exclusión y manejo del Estado por unas minorías mezquinas que se han perpetuado en su usufructo, han sumido a la población en la pobreza y el miedo. Para enfrentar el racismo estructural anclado en nuestro Estado y la sociedad hay que implementar políticas que garanticen la diversidad étnica y cultural, implementar acciones afirmativas expresadas en presupuestos específicos y diferenciados y realizar las adecuaciones institucionales que este propósito demanda. “Hay un cansancio de como se ha gobernado este país. Ha sido una gobernanza donde cada vez la inequidad, la desigualdad, las injusticias son mucho mas profundas”.
- Lucha contra el patriarcado y justicia de género. El patriarcado ha destruido este planeta. El patriarcado junto al racismo y el capitalismo han sido las formas de opresión que han destruido nuestra casa y por eso nuestro planeta está en altos niveles de riesgo. Hay que celebrar la diversidad y reconocer las luchas feministas y de los movimientos LGBTQ+, frente a la discriminación, los estereotipos, la estigmatización y las violencias basadas en genero. «Nosotras (las mujeres) tenemos un papel fundamental en el cuidado de la vida, así como cuidamos de nuestros hijos. La sensibilidad que tenemos es importante, nuestra política es el cuidado mismo y hace que como mujeres cuidemos el medio ambiente a nivel global».
He aquí un aparte del discurso de Francia al recibir el Goldman Environmental Prize. Leámoslo como una afirmación del ser, como una oración a la tierra y a la vida en comunidad, como una canción de cuna, como un grito de rebeldía, como un propósito de vida:
“Soy parte de un proceso, de una historia de lucha y resistencia que empezó con mis ancestros traídos en condiciones de esclavitud. Soy parte de la lucha frente al racismo estructural. Soy parte de quienes luchan por seguir pariendo la libertad y la justicia. De quienes conservan la esperanza por un mejor vivir. De aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida. De quienes alzan la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques y los páramos. De aquellos que sueñan que algún día los seres humanos vamos a acabar con el modelo económico de muerte para darnos paso a construir un modelo económico que garantice la vida. Ustedes pueden quedarse tranquilos mientras el planeta, la casa común, se destruye. O podemos juntarnos para realizar acciones que frenen el cambio climático. Es hora de actuar. Enfriar el planeta es nuestra responsabilidad”
Medellín, noviembre 22 del 2021
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