¿Cómo serías ahora mismo si en ti no hubiera prejuicios ? ¿Qué pasaría si ahora no tuvieras que juzgar a nadie apenas por ser diferente a ti? ¿Qué pasaría si pudieras encontrarte de frente con tus limitaciones y creencias que no te permiten abrirte a lo nuevo? ¿Cómo sería tu existencia ahora sí pudieras apreciar en vez de reaccionar?
La capacidad de ser esta inherente a cualquier ser humano. Y Ser significa que ya soy lo que soy ahora, que todo lo que agregue son conocimientos basados en las experiencias que vivo como ser humano.
En el camino diario que hacemos, vamos teniendo esas experiencias que nos marcan, a veces negativamente de una idea de lo que es la existencia, pero no es la existencia que se hace negativa, es nuestra interpretación de la misma que nos hace creerlo. No es la situación que te hace estar infeliz, pero si el pensamiento que tienes de ella.
Partimos de la interpretación para darnos lo que creemos que es el sentido de la vida. Cuando logro comprender algo me siento libre, por un rato, pero libre. Si pasados unos minutos alguien me hace ver que su visión (totalmente contraria a mis ideas) tiene algo de sentido, me siento en peligro, lo que tanto me ha costado creer, las muchas experiencias (algunas dolorosas) que he pasado para llegar a comprender algo, ahora se tira a tierra en apenas unos segundos por alguien que termina de llegar a mi vida.
¿Y ahora qué hago? ¿Juzgo su punto de vista? ¿Trato de defender mi posición? ¿Abro un debate desde mi perspectiva? ¿Pierdo mi sentido critico y me dejo influenciar por algo que no creo?
Es una disyuntiva muy interesante porque nos lleva a un punto donde tenemos que poner en causa nuestro mismo ego y su sistema de defensa de la «muerte». ¿Qué tan real es que tenga que entablar una lucha para defender mi posición porque todo esto me puede llevar a un peligro de muerte? No hablamos de una muerte física pero si de la muerte de poder, de sentirme importante, de sentirme escuchado, de sentirme mejor que alguien.
A partir de aquí surge seguramente una nueva oportunidad para poner todo en causa. Y me pregunto a mi mismo, ¿qué pasaría si me puedo librar de mis prejuicios hacia su opinión?
Y en esta oportunidad se abre un gran paradigma, surge un miedo profundo, que no tiene cabida en mi modelo mental, porque la mente no está preparada para asumir algo distinto a que mi versión tan bien construida y experimentada en años se caiga ahora en un par de minutos.
Puede que no tenga que caer, puede que no sea así tan radical, superando ese miedo a que se muera mi razón, a que alguien sepa más que yo. Hay un ejercicio que nos permite abrirnos a lo que tenemos enfrente, a algo nuevo que incluso rompe con mi forma de pensar, con mis creencias, que acaba con mi paciencia de escuchar tremenda barbaridad.
Ahí surge el Ser, lo que ya soy que se libera de las armaduras de un ego protector de mis conocimientos y experiencias, de una visión única y cerrada y se permite escuchar.
Apenas escuchar, dejar que todo sea como es, que hay otra versión, otra forma de ver el mundo, y ahí puede que me encuentre con alguna sorpresa, con algo que me resuena distinto porque me he abierto apenas a escuchar apartando por un rato mis ideas, mis creencias y mis prejuicios.
¿Qué pasaría ahora si tu te liberas por unos minutos de tus prejuicios? ¿En qué cambiaría este instante? ¿En qué cambiaría tu pequeño mundo? ¿Que transformación puede surgir de ahí?
Puede que ahora solamente tengas que hacer una profunda y larga respiración y que al final únicamente sientas, aquí no ha pasado nada, sigo vivo y coleando.