Título original: Y ahora que la punta de lanza del gobierno es el modelo de salud preventivo, predictivo y resolutivo; ¿qué pasará con el debate pendiente respecto a la información del paciente?.
“Un gobierno que promete cuidar la vida no puede olvidar que la dignidad del paciente comienza por el respeto a sus garantías fundamentales, en especial, a sus datos.”
Tan itinerante e intermitente como la salud del ser humano mismo, así son las leyes en Colombia, sobre todo en el marco del modelo para la atención de pacientes en el sector sanitario. En una ocasión, cuando estuvo de turno Juan Manuel Santos planteó el Modelo Integral de Atención en Salud (MIAS), luego con Iván Duque se implementó el Marco de Atención para la transformación del Modelo de Atención en Salud en Colombia (MAITE), con Gustavo Petro se busca poner en la palestra el Modelo de Salud Preventivo, Predictivo y Resolutivo a través del Decreto 0858 del 30 de julio del 2025. Este último, será objeto de nuestra interacción de hoy, misma que a la luz de las circunstancias, traerá más dudas que respuestas en el marco del enfoque predictivo del modelo y cómo será su interacción con el manejo de la información del paciente.
En la práctica, el Decreto expedido el 30 de julio del 2025, busca la puesta en marcha de una atención en salud de orden integral, que, a la idea del presidente en turno, busque la garantía de la prevención, el diagnostico, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos. Funciones que en ultimas, ha de lograr a través de tres ejes fundamentales y en los cuales se estructura la medida; el primero de ellos es el predictivo, que según la definición del mismo decreto, busca la recolección, análisis y gestión de la información en salud y el uso de datos históricos con el fin de establecer patrones y tendencias en el proceso de salud-enfermedad que permitan la planificación y reorganización de los servicios de salud anticipando necesidades futuras; el segundo, predictivo, implica también la recolección de datos y la gestión de la información del paciente con el fin de anticiparse a las necesidades futuras; y el ultimo, resolutivo, busca responder a las patologías de forma integral, efectiva, oportuna, continua y suficiente.
Sobre el papel, que el modelo a ser implementado por el gobierno nacional se fundamente en la Atención Primaria en Salud (APS) soportada por la gestión de las futuras Redes Integrales e Integradas Territoriales de Salud (RIITS), ya sea de nivel primario o complementario; parece ser la panacea en el tema sanitario, sin embargo, faltaría saber el poder de dialogo entre los distintos actores para que la cadena funcione y ninguno de sus eslabones pase a mejor vida y dé al traste con el proceso de atención en salud. Cuestión que da para la hechura de un nuevo escrito, por lo que, ciñéndome a lo expuesto al principio, hemos de concentrarnos en el tema de la información.
Los dos pilares fundamentales sobre los que se fundamenta el modelo de atención en salud que busca ser implementado por el gobierno en turno, es decir el de la prevención y la predicción implican ambos la recolección y la gestión de información del paciente, lo cual puede traer serios problemas a largo plazo. El consentimiento y el disentimiento informado, son derechos plenamente reconocidos de los que goza el paciente, traídos a colación desde los juicios de Nuremberg en el 45 hasta la Declaración de Helsinki y posteriormente con variadas declaraciones realizadas por la ONU, mismas que fueron refrendadas por el ordenamiento colombiano; se han convertido en piedra angular de la relación médico-paciente.
El silencio de la disposición normativa respecto a la protección de los datos de los pacientes causa incertidumbre, nada dice sobre la manera en cómo se hará la recolección y si la misma será sujeta a concertación del paciente, así como el tratamiento que se le de a los datos proporcionados. El modelo predictivo causa mucha más inseguridad respecto a la información biológica de los pacientes, puesto que, ¿Cómo se sentiría usted si por la predicción realizada le comienzan a mandar medicamentos en forma posterior para tratar una enfermedad degenerativa que no sabía nada respecto a su curso?; problemas como éste son a los que nos enfrentaremos a la vuelta de unos años. El cómo informar y la manera de tratamiento de los datos son las llaves de un sistema de salud más comprometido con el paciente.
La historia —tanto nacional como internacional— nos ha enseñado que la vulneración de los datos personales, especialmente los de salud, tiene implicaciones mucho más graves que un simple fallo administrativo. Se trata de una transgresión directa a la intimidad de los individuos, con consecuencias éticas, sociales y, por supuesto, penales. La información médica de un ciudadano no es un activo del Estado ni una ficha estadística disponible para su manipulación sin restricciones. Es un asunto profundamente humano, íntimo, que merece el máximo nivel de protección y respeto. Por eso preocupa que el Gobierno nacional, en su afán por reorganizar el sistema de salud, proponga en el artículo 2.11.2.5.2 del reciente decreto un sistema integrado de información para la Atención Primaria en Salud, sin definir con la debida claridad las condiciones en las que se obtendrá el consentimiento de los pacientes ni cómo será tratado su historial clínico. Por consiguiente, no basta solo con que el estado se haga garante de las prerrogativas constitucionales y legales en el marco de la ejecución del acto médico propiamente dicho, sino que además deberá velar por el respeto a la información que sus nacionales den o no dentro del espectro de la atención en salud. Por lo que la inquietud sigue abierta respecto a cómo serán gestionado los datos, ante lo cual, el gobierno en turno ha hecho la vista gorda.
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