Me voy a meter en una camisa de once varas. Es un tema bastante sensible. Toca fibras y el bolsillo de los corruptos. Aquí en este país van por la menuda que deja mejores intereses y la clientela fija en las elecciones territoriales. Asuntos diversos del presupuesto nacional, son la menuda, para lo que se puede estar perdiendo, anualmente, en las cuentas de muchos municipios de la quebrada geografía nacional.
Se van a cumplir, el próximo 13 de marzo, 36 años de las elecciones territoriales y desde hace 25 años aproximadamente hay clanes, familias y contratistas adueñados de los presupuestos municipales. Podríamos, por hipótesis, en 10 municipios, sumar por año unos $70 mil millones mal contados, casi los mismos Abudineados.
Las elecciones territoriales son toda una fiesta, sirven para nuevos y antiguos, para consolidar nuevas relaciones, entre los que se reparten los presupuestos municipales. Algunos, con más experiencia, aprovechan el cuarto de hora, otros ya saben cómo llegar a las juntas de acción comunal y otros tienen la gente suficiente para motivar a los que les interesa promover los concejales entrenados, diputados amigos y demás enlaces con la nueva gobernación departamental. Hacen negocios de todo tipo. Manifiestan su interés por un partido político y el día de la urna, ganan otros totalmente diferentes.
Los candidatos a las alcaldías hacen esfuerzos económicos por buscar, a como dé lugar, quedar con una votación, si no es para ganar, que por lo menos pueda pasar el concejal o el diputado. Para la próxima elección territorial, la situación se pone cada día más complicada con la cantidad de candidatos a concejales. Muchos candidatos quedan con deudas, aburridos y sin cómo pagar.
El alcalde ganador, presenta otro plan de desarrollo al que supuestamente estuvo hablando con los votantes, muchos de sus colaboradores no son del municipio, unos llegan de otros pueblos y los poquitos que quedan del pueblo se sienten en el paraíso terrenal y no le vuelven hablar a sus coterráneos. Y así, empiezan cuatro años, entre aciertos y malos manejos del presupuesto municipal, en programas y proyectos.
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