“Y alguna vez en mi casa, quejándome delante de mi madre, me dijo: ‘Si mal no recuerdo cuando naciste estabas desnudo, así que hasta ese pantalón y esta camisa es ganancia’” Facundo Cabral.
El discurso político de los tiempos modernos, tiene un núcleo fundamental, la pobreza. Este “modelo” de hacer política se puso de moda con Franklin D. Roosevelt con el discurso de principios de 1937 con la muy usada frase que dice “Veo un tercio de una nación mal alojada, mal vestida, mal alimentada”.
Es curioso que, al indagar en un mar de textos académicos, de opinión y hasta poesía, todas las definiciones de pobreza responden a una definición relativa y no absoluta. Tomemos la frase de Roosevelt (no se cita políticos colombianos para no caer en asuntos de preferencias del lector), lo primero es ¿qué es para él mal alojamiento, malas vestiduras o mala alimentación? Una vez se respondieran esas preguntas tendríamos otra adicional ¿la definición de cada criterio de Roosevelt es el mismo para mí? Y por último ¿si es el mismo para Roosevelt y para mí, es el mismo para ti?
Si nos enfocamos en que la pobreza es que un sujeto se encuentre en una situación peor que la de otro, estaríamos asegurando que todos somos pobres, a excepción de aquel que está mejor, es decir, todos menos uno, son pobres. Y si la basamos en que por debajo de determinado nivel de renta son considerados pobres ¿qué pasa si comparamos ese nivel de renta en otro país? Esto nos pondría en que, en una nación como Burundi, absolutamente todos son pobres o lo que es lo mismo, que en una nación como Estados Unidos todos son ricos. Calcular la pobreza en base a términos calóricos, suena algo bastante rígido científicamente para ser considerado como definición general, pero está demostrado que en algunos sujetos por más que se les dé vitaminas y un sinfín de suplementos, sus organismos rechazan un límite que es inferior al de la media poblacional en absorción de calorías, ósea, siempre serán pobres sin importar que se haga.
Hasta aquí es claro, que sin una definición en términos absolutos de lo que realmente es la pobreza, el problema que representa la pobreza en algunas sociedades se hacen insoluble, en el sentido de que la pobreza se convierte en un concepto subjetivo ¿cómo dar una solución a un problema que tiene infinitas “variables”?
Uno de los autores que es particularmente interesante de leer, es Henry Hazlitt, en su libro “La Conquista de la Pobreza” hace un recorrido histórico por las diversas definiciones que se le han dado a la pobreza y que en todas ellas han terminado en una montaña de políticas públicas para solucionarla, pero que como resultado, lo que han logrado es perpetuarla, Hazlitt (y esto haciendo un burdo resumen) concluye que la pobreza es la condición natural al hombre, que nace desnudo y sin ninguna posesión, más allá de lo que le brinda la naturaleza y su capacidad creativa para transformarla en su favor.
A priori nos deja con más preguntas que respuestas, pero nos da el primer empujón para elaborar una solución, si la condición natural es la pobreza, la solución está en cambiar esa condición y esto como bien lo dice Hazlitt, lo hacemos mediante la capacidad creativa (cosa que es infinita) de transformar la naturaleza en nuestro favor.
Una de las soluciones a la pobreza es sin duda su contraparte, la riqueza ¿pero podemos dar una definición absoluta de qué es riqueza? Si entramos a plantear qué es la riqueza para Roosevelt, Marx, Smith y para cada individuo, se entraría en el mismo razonamiento inicial de la pobreza. Para ello, propongo una definición en términos absolutos que recoge cualquier definición posible de riqueza y es qué:
Riqueza es el producto de la creatividad humana en un ambiente de libertad. Libertad de poseer, contratar, ahorrar, comerciar y asociarse. Bien podrían preguntarse algunos “para mí la riqueza no es poseer dinero o mercancías”, perfecto, eres libre de no poseerlo, “para mi es llevar una vida modesta” aplica igual, “una vida de extremo lujo”, aplica también, en cualquier caso, posible, esta definición aplica, pero parte de un principio elemental, libertad.
No se hace al pobre menos pobre, haciendo al rico menos rico. Se le hace menos pobre al permitirle ejercer su creatividad libremente, en transformar a su propio beneficio su entorno (cuidado, la libertad es el estado de conciencia de responsabilidad de sí mismo y del prójimo), respetando la libertad de los demás, libertad de poseer, contratar, ahorrar, comerciar y asociarse. Libertad de crear empresa sin mil trabas legales o ser contratado sin que se le obligue legalmente a presentar documentos que en sí no son necesarios para ejercer la labor.
Las políticas públicas que están encaminadas en solucionar la pobreza resultan siendo entonces, miles de esfuerzos en tratar de solucionar un problema que no se sabe qué es, de allí que muchas de estas políticas resulten en perpetuaciones de la misma, las ya conocidas “trampas de pobreza”.
Por eso, cuando un político o cualquier persona hable de pobreza, se debe ser conscientes de que la definición de pobreza para él, es diferente para ti y no dar por sentado que son la misma, de ese modo cuando la clase política habla de luchar contra la pobreza a partir de eliminar la desigualdad, ser claros en que somos desiguales inclusive antes de nacer y que la única igualdad posible, es la igualdad ante la ley, igualdad de trato frente a ella, que tu capacidad de crear riqueza, es decir, de ejercer libremente la creatividad, no va ser limitada por el capricho de alguien más, se suele tomar la desigualdad como sinónimo de pobreza, por el hecho de que no saber qué es pobreza.
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