¿Qué es la dolarización?

¿Tiene Argentina que dolarizar su economía? Recientemente, el diputado libertario Javier Milei dijo que si él fuera el Presidente de la Nación, dolarizaría la economía de Argentina para terminar con la inflación.

VIDEO ADICIONAL: Sobre esto, profundicé en uno de los últimos videos que colgué en mi Canal de YouTube. Allí explico qué significa dolarizar una economía y cuáles son los beneficios esperados.


No es una idea nueva

Lo primero que hay que decir es que la iniciativa no es nueva. De hecho en el año 1999, el Presidente de entonces, Carlos Saúl Menem, proponía no solo dolarizar a la Argentina, sino también a todo Mercosur.

Según el diario español El País (Fuente AQUÍ), Menem decía que “quería irse del gobierno con la economía dolarizada”. En la misma época, el diario La Nación de Costa Rica (Enlace AQUÍ) contaba que:

“Carlos Menem, quien llevó la idea al punto de proponer el estudio de un mecanismo que permita adoptar el dólar como moneda única no solo en Argentina, sino en todos los países del continente americano, a partir del año 2005, (…)”

Más cerca en el tiempo, economistas como Jorge Ávila, Nicolás Cachanosky o Adrián O. Ravier han propuesto dolarizar la economía. De hecho, en breve saldrá un libro escrito por Nicolás Cachanosky y Emilio Ocampo titulado Dolarización: una solución para los problemas de Argentina.

Desde los Estados Unidos, el economista Steve Hanke es el que propone que mi país “elimine el peso y dolarice su economía”. En un artículo publicado por Forbes Argentina en 2018 (Fuente AQUÍ), Hanke sostenía que:

“Después de que se fundó el BCRA, la relación relativamente estable entre el ingreso per cápita en los EEUU y Argentina se rompió, y la economía estadounidense basada en el dólar creció mucho más rápidamente sobre una base per cápita que la economía argentina basada en el peso. En 1935, el PIB per cápita en los EEUU era un 28% más alto que en Argentina. En 2016, esta tasa se disparó a un enorme 181%.”

Tras enunciar las sucesivas crisis económicas que enfrentamos y los pésimos números en inflación, además de recordar su vínculo con el expresidente Menem, Hanke sustenta que:

“Para acabar con la pesadilla monetaria interminable de la Argentina, el BCRA, junto con el peso, deberían ser removidos y puestos en un museo. El peso debe ser reemplazado por el dólar de los EEUU. Argentina debería hacer oficialmente lo que hacen todos los argentinos en tiempos de problemas: dolarizarse.”

¿Qué significa dolarizar?

Ahora bien, ¿de qué se trata la dolarización? De acuerdo con un trabajo del FMI (Fondo Monetario Internacional), la dolarización de la economía es “un sistema en virtud del cual un país abandona oficialmente su propio patrón monetario y adopta como moneda de curso legal la moneda más estable de otro país, en el caso más corriente, el dólar de los EEUU”.

Es decir que una vez que la economía se dolariza, no se utilizan más los pesos y estos deben ser cambiados, en su totalidad, por dólares. Lo anterior se lleva a cabo mediante el “rescate” por parte del Banco Central de todos los pesos que emitió. Para ello, claro, deberá entregar a cambio dólares que tenga en sus reservas, proceso que no está exento de dificultades y que podremos ampliar en otra oportunidad.

Luego, ¿cuáles son los beneficios esperados de la dolarización? Según los autores del trabajo que recién comentábamos:

“El atractivo principal de la plena dolarización es que elimina el riesgo de devaluación fuerte o repentina del tipo de cambio del país. Esto puede llevar a que el país pague una prima de riesgo menor en sus empréstitos internacionales. Las economías dolarizadas quizás gocen de un nivel de confianza más elevado entre los inversores internacionales, tasas de interés más bajas para el crédito internacional, menores costos fiscales, y niveles más elevados de inversión y de crecimiento.”

Lo que le falta agregar a esta definición es que una dolarización derrumbaría la tasa de inflación. En efecto, se espera que el país que elimina su moneda y adopta la de otro distinto, en este caso, la de los EEUU, tienda a tener la misma inflación que dicho país. Así, si la inflación de Argentina es 50% pero la de los Estados Unidos es 8%, se espera que en un plazo no muy largo, los precios empiecen a subir al 8% anual.

Esto es así porque la dolarización elimina la política monetaria del Banco Central. En un país dolarizado, el Banco Central puede seguir existiendo, pero no tendrá ninguna capacidad de determinar la cantidad de dinero de la economía.

¿Existen países dolarizados en América? La respuesta es sí. Ecuador dolarizó su economía en el año 2000 y El Salvador lo hizo en el 2001. Existe otro ejemplo de un país que utiliza el dólar como moneda oficial: Panamá.

En todos estos países, tal como se espera, la inflación es muy baja. En los últimos diez años la inflación promedio en Panamá, Ecuador y El Salvador ha sido de 1,6% por año. Argentina tiene un nivel de inflación 30 veces superior.

Una advertencia final

Como puede verse, la dolarización es sin duda un remedio muy poderoso para terminar con la inflación. Sin embargo, debe hacerse una advertencia: La dolarización es una medida monetaria que ataca problemas monetarios. La dolarización por sí misma no reduce el déficit fiscal, no reduce el gasto del gobierno, no baja los impuestos, y tampoco puede hacer crecer la economía y los salarios.

Es cierto, claro, que al eliminarse el riesgo de devaluación y brindar un mejor horizonte de futuro para las inversiones, se contribuye notablemente al crecimiento. Pero si se mantienen regulaciones absurdas, controles de precios, obstáculos para el sector privado, y la deuda pública es insostenible, incluso los países dolarizados seguirán teniendo problemas.

Como dijera Ludwig von Mises al defender el Patrón Oro:

“La reforma que se propone en el sistema monetario y el retorno a condiciones monetarias sanas, presuponen un cambio radical en la filosofía económica. No puede ser cuestión del Banco Central solamente, mientras que el despilfarro, la desacumulación del capital y la corrupción constituyan características sobresalientes de la forma como se manejan los asuntos públicos.”


Este artículo apareció por primera vez en el sitio web oficial de Iván Carrino, y en nuestro medio aliado El Bastión.

Iván Carrino

Economista, escritor, conferencista internacional y docente. Actualmente, dirige «Iván Carrino & Asociados»: empresa de investigación y asesoría económica y financiera. Es investigador asociado de FARO UDD: Núcleo de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad del Desarrollo (Chile), y entre 2018 y 2022 fue subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas del Instituto Universitario ESEADE (Argentina). Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires, máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de España y máster en Economía Aplicada de la Universidad del CEMA de Argentina. Ofrece además, charlas y conferencias en congresos especializados, reuniones empresariales y eventos no gubernamentales; asesora a empresas en temas de coyuntura macroeconómica y sectorial.

Es profesor de «Historia del Pensamiento Económico» en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad del Desarrollo, donde también dicta el curso «Economía, Política e Instituciones». Escribe columnas en medios como La Nación, Ámbito Financiero, El Cronista, Infobae, El Bastión, entre otros. Cuenta en su haber como autor con cinco libros: «Cleptocracia» (2015), «Estrangulados» (2016), «Historia Secreta de Argentina» (2017), «El Liberalismo Económico en 10 Principios» (2018) y «La Gran Desproporción: economía y política de la pandemia de Covid-19» (2021).

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