“¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”.
En una Europa convulsionada en plena Guerra Fría, la amenaza de un ataque nuclear se tomaba con un café cada mañana. La tensión entre las dos grandes potencias mundiales ya venía desde 1945 con la creación de la OTAN, y posteriormente como muro de contención, la URSS en respuesta, establece el Pacto de Varsovia. Una situación que no dejaban dormir al mundo. Esto permitió la existencia de grupos y movimientos contraculturales que demandaban salirse de las lógicas de un mundo polarizado, la masificación de la paz como único escenario alternativo posible, y claro, el arte y la música como vehículo de estas demandas. Un respiro hasta 1991 con la disolución de URSS donde se encontró una paz. Eso creíamos.
Eran los años 80, específicamente 1982 en España y un grupo de Punk de la Movida Madrileña, esa Movida que dejo artistas y grupos fantásticos como Radio Futura, Burning, Los Nikis, y ni hablar de la estética y letras de Eduardo Benavente de Parálisis Permanente entre otros; de ruidos saturados con su estilo transgresor, unas guitarras que desgarran como sierras, un bajo, una batería y la aparición de Carlos Álvarez en el saxo que suelen acompañar los coros, y por supuesto, la voz de Víctor Manuel Muñoz Vásquez cantando a todo pulmón “¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”. Un estribillo que retumbaba en la juventud de los 80 en esa España que había podido salir de los horrores del franquismo, pero que veían esa constante de la Guerra Fría respirándoles junto a sus almohadas mientras descansaban para seguir una vida rocanrolera.
Hoy, en pleno siglo XXI, siendo el año 2024 esta canción vuelve a tomar un valor importante frente al conflicto del que todos vemos: Ucrania-Rusia, que termina siendo un conflicto sectorizado, pero sobre todo y aún más significativo – y preocupante-: OTAN-RUSIA, por su escala global.
Cuando pensamos que la Guerra Fría reposaría en los anaqueles de historia de las bibliotecas universitarias, vemos hoy un nuevo capítulo que no ha cesado y es hijo, o más bien, una nueva mutación 4.0 de esa Guerra Fría. Los constante movimientos de los países asociados a la OTAN en Europa, las respuestas de ataque de Rusia, nos reviven esos momentos antes de 1991, que las nuevas generaciones no habían vivido ni se habían enterado. Analistas nos dicen: Estamos en una nueva Guerra Fría.
Hoy como expectantes ante esta Guerra Fría 4.0, los que simpatizamos y somos antibelicistas, contamos: “No, no, no, no, no tengo novia y no me mola el pacto de Varsovia. Ese señor me tiene gato. Y no me mola el tratado de la NATO”.
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