El fracaso regional es, ciertamente, también nacional. Como manifestó Amylkar Acosta, antiguo director de la Región Administrativa y de Planeación – RAP Caribe, “Tiene que llover en Bogotá para que se decrete invierno en todo el país”.
Nuestros problemas casi nunca están en la mesa nacional, cosa que noté en una conversación con un empresario barranquillero muy afín al Centro Democrático (partido político extremadamente centralista), preocupado por si el Metro de Bogotá será subterráneo o no. Esto me llevó inmediatamente a pensar en la enorme desconexión de problemáticas que existen con nuestro actual sistema tan centralizado.
En la Región Caribe los niños mueren de hambre, poblaciones enteras no tienen ni acueducto ni carreteras, y muchos tienen que transportarse a su ciudad capital más cercana por medio de trochas. Todo esto hace imposible florecer el comercio formal. Para colmo, los tomadores de decisiones son generalmente “cachacos”, graduados de universidades bogotanas que asumen como “verdad absoluta” lo que en su educación recibieron y que imponen en departamentos como La Guajira –por mencionar uno– el poco rentable turismo, contrario a su vocación económica inclinada hacia la agricultura, la cría, y el comercio de autopartes y reparación de vehículos automotrices.
Este Gobierno Nacional ganó gracias al apoyo de la capital y de la Región Caribe. Es curioso, revisando datos desde 1970 hasta la fecha, que el departamento de La Guajira generalmente vota igual que Bogotá en Elecciones Nacionales, aunque en dicha ciudad no los bajan –a los guajiros– de criminales electorales. Sin embargo, con todo y ese apoyo, según la periodista D’Arcy Quinn, se rumora que no solo el Ministerio del Deporte nos dejó sin los Juegos Panamericanos, sino que el “Gobierno del cambio” no quiso acompañar a Barranquilla en la realización de tal evento deportivo; esto, porque tres (3) personas que asesoran al Sr. Presidente ¡detestan la Costa Caribe!, principalmente, por la visión distorsionada que se tiene de que allí todo es corrupción.
No se sabe quiénes son esas personas, o si en realidad existen. Lo que sí se sabe es que Juan David Correa, ministro de Cultura, promovió y editó documentos donde se trata a los costeños de “estúpidos” y a nuestras comunidades étnicas se les hace un triste paralelo con crímenes políticos. Igualmente, que Luis Fernando Velasco, ministro del Interior, ni siquiera mira para afuera de Bogotá.
Tenemos una crisis de inseguridad ligada al narcotráfico, a las bandas delincuenciales y a grupos terroristas de extrema izquierda, que debido a que no han tenido mayor influencia en Bogotá, no han alertado al Gobierno, lamentablemente.
El ministro de Salud, en plena discusión sobre la reforma a la salud, produjo una crisis en el sistema de salud de los maestros de la Costa Caribe, fundamentalmente, en los departamentos del Atlántico y Magdalena, en donde se anunciaron vías de hecho por la escasez de medicamentos.
Por su parte, el ministro de Minas y Energía, informó con la CREG (Comisión de Regulación de Energía y Gas) que se sancionaría a los costeños que consumieran más electricidad en el promedio de los últimos tres (3) meses, gracias a que Bogotá recuperó los niveles de embalse óptimos para que en la capital se tuviera agua con normalidad. La medida se echó para atrás. El ministro no ha podido hacer nada para bajar las tarifas de energía que hoy nos tienen entre la espada y la pared: o comemos o pagamos la luz.
A eso sumémosle que el ministro de Transporte nos desfinancia proyectos como La Ruta Caribe, pero a la vez va a cobrar una valorización entre Cartagena y Barranquilla para pagar las carreteras… mientras que todos los colombianos pagaremos el Metro de Bogotá. Tampoco, ha podido resolver el problema del Peaje Papiros, pese a que hace poco regresó el cobro de Peaje de Turbaco en el departamento de Bolívar.
Si es verdad que el Sr. Presidente tiene tres asesores que odian a nuestra Costa, hay que avisarle que son los únicos que están haciendo un “buen trabajo”.
La versión original de esta columna apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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