Además de la llegada del tiempo de cuaresma, la imposición de la Santa Cruz y por ende Semana Santa, cada cuatro años coincide otro tipo de ceremonias. En ellas también hay historias de desengaños, mentiras y negaciones al igual que alabanzas y devoción. Aunque todo se puede resumir en procesiones milagrosas que conserva la misma naturaleza que aquella atada a la fe.
En estas procesiones se ven devotos detrás de aquellas figuras que todos presentan como el mesías – El Salvador de la patria y el País del Sagrado Corazón de Jesús.
Se ven por montones durante esta época, feligreses que visten camisetas multicolor, gorras con insignias y frases de cajones políticos que alguien se inventó pensando en dos palabras que resume el porvenir de un país.
Por ejemplo, Pacto histórico ¿el histórico es por qué o qué? Suena a nuestra pobre costumbre de llamar doctor a quien no lo es. Luego está el Centro Esperanza ¿qué se entiende por esperanza? ¿para quién será esa esperanza? ¿En 211 años de historia hemos tenido esperanza alguna vez? Por último, está el Equipo por Colombia. Suena a nuestra quebrantada selección que por falta de creatividad y contundencia quedamos cortos y toca aguantar otros 4 años para aspirar a algo mejor.
Volviendo al tema, la procesión seguirá su curso hasta el 13 de marzo. Luego de conocerse los resultados de las elecciones legislativas los devotos tendrán que cambiar de pinta según los resultados. Algunos se vestirán del color que menos esperaban, como cuando un hincha de nacional se pone una camiseta del DIM. Habrá que preguntarle a algún futbolista como se siente semejante acto de traición según nuestro folclor. Es irónico que nos parece un intercambio de camisetas algo imperdonable, pero aceptamos que quienes representan al pueblo que lo hagan sin pudor.
La farsa está por comenzar. La recta final se avecina y la procesión al menos por cuatro años pronto llegará a su fin. Espero que esta procesión termine en un verdadero milagro, uno que transforme a nuestro país.
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