Tras dos meses de manifestaciones por parte de personas insensatas que se les olvidó que estamos en pleno tercer pico de la pandemia, es nuestro deber como ciudadanos de bien hacer respetar la Constitución y a las leyes existentes para que este país funcione correctamente.
¿Qué culpa tenemos nosotros de que la gleba deba esperar durante meses una cita médica prioritaria en sus EPS o que se hayan quedado sin trabajo a raíz de la pandemia? Eso sólo les pasa a los pobres, los mismos que les quedó grande sobrevivir con un mínimo sabiendo que los huevos están a $1800. Porque el pobre, es pobre porque quiere.
En cambio, los que no paramos sino producimos, somos el ejemplo para esta gran nación:
Somos los que oramos los domingos en el templo, pero entre semana quebrantamos el quinto mandamiento.
Somos los que salimos a protestar porque no estamos de acuerdo con que otros protesten.
Somos los que repudiamos el uso de violencia, a menos que provenga de nuestra querida fuerza pública contra esos mamertos arrodillados de izquierda que lo único que hacen es incendiar el país.
Ya es hora de que esos comunistas entiendan que su lugar en el mundo está en obedecer más y pensar menos. Que no importa que protesten hoy, porque mañana el pueblo ignorante volverá a escogernos para que sigamos en el poder. Y sobre todo, deben entender que el dinero por debajo de cuerda es capaz de corromper cualquier causa social. ¡Estudien vagos! Para que no crean que cambiarle el nombre a una estación de Transmilenio a “Portal de la Resistencia” los eximirá de que les sigamos disparando desde nuestras camionetas blancas.
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