Por Descarte

“¿Es el alma una energía intangible que puede sufrir una metamorfosis a raíz de sucesos que marcan al ser?”


La discusión sobre la naturaleza del alma ha sido polémica entre los filósofos antiguos, modernos e incluso contemporáneos, tratando los primeros, puntos en debate como la mortalidad e inmortalidad, relación con el cuerpo, llevando a interrogantes tales como ¿Es el alma la fuente del pensamiento y la conciencia? o ¿Es responsabilidad del cerebro y el cuerpo, como argumentan los materialistas?, su origen, la relación entre la ética y la moral, sin olvidar que por ejemplo, Platón argumentaba que el conocimiento del alma era esencial para alcanzar la virtud, mientras que otros filósofos han relacionado la moralidad con la naturaleza del alma y su relación con el bien y el mal.

Por otro lado, los filósofos contemporáneos han dado un enfoque diferente a sus escritos, más hacia el materialismo y naturalismo, algunos sin ni siquiera adentrarse en la cuestión del alma, sin embargo, no descartan la identidad y la experiencia humana, entre otros, ejemplares cómo Nagel que ha tratado la relación entre la mente y el cuerpo; Chalmers, quien ha investigado sobre la conciencia y la experiencia consciente, Searle que rechazó el dualismo mente-cuerpo; Dennet quien argumenta que no es necesario hablar de un alma separada para explicar la mente y la conciencia, incluso podemos traer a colación a Dawkins, quién ha abordado la cuestión de la mente y la conciencia en relación con la biología y la evolución, reflejando así la influencia de la ciencia en la filosofía de la mente contemporánea.

Ahora bien, defendiendo que la concepción del alma puede tener implicaciones para la estructura social, la moralidad e incluso la política, a continuación nos inclinamos más hacia un estilo cercano a Rousseau o Nietzsche, encaminandonos al estímulo de la conciencia social, sin dejar de lado los ejes controversiales mencionados y atendiendo a la desafiante duda metódica de Descartes. Así entonces, lejos de definir qué es el alma, en mí suscita un conflicto sobre qué no lo puede ser.

El cuerpo no es lo mismo que el alma sino un medio de expresión o la prueba de que existimos, se usa para conectar con otro cuerpo pero no siempre con otra alma y no se trata de subestimarlo, pues nos permite sentir y experimentar diversas sensaciones, desde el dolor físico hasta la excitación más placentera, así mismo es el objeto de estudios médico – científicos para tener una mejor comprensión de nosotros mismos. Un cuerpo no puede moverse sin alma, pero si con una reprimida o perdida, ¿Serán los sentimientos de vacío consecuencia de un alma pérdida u opaca? ¿Cómo saciar el alma de un ser que no sabe lo que quiere? ¿Es la adicción una lucha entre el alma y el cuerpo? ¿Es el ciclo de adicción una cárcel del cuerpo? ¿Es la adicción una búsqueda de sentido en la vida? ¿Las perspectivas personales sobre el alma pueden influir en cómo un adicto aborda su recuperación?

Tener alma no es ser ético o moral, pues ello es una pretenciosa construcción social para afirmar lo que está bien o no, abastecido de tabúes, es decir, susceptible de factores externos, por ejemplo pensemos en la exclamación ¡carece de alma aquel que practique el poliamor o el trabajo sexual!, ¿Es entonces el alma intrínseca al ser, sin ataduras? El alma no se define por el sermón de un sacerdote o por el evangelio que predica un pastor, el alma no tiene color, ni es objeto de transacción, entonces no se puede negociar para exculparse de las llamas del infierno.

Si bien al alma cómo a la conciencia no la puedes engañar, sugestionar o tergiversar, no son lo mismo, pues el alma va más allá de un mero juicio de los actos, decir que el alma es igual que la conciencia, es afirmar que un animal no tiene alma, o tampoco un sujeto que ha cometido grandes crímenes sin remordimiento o piedad alguna.

El alma recoge la esencia, pues esta última permanece y no muta, de lo contrario derivaría en otro ser, mientras el alma está desde el momento cero y trasciende, la esencia es posterior a la existencia, y será un rasgo que nos caracterice por nuestro hacer, ¿Es el alma una energía intangible que puede sufrir una metamorfosis a raíz de sucesos que marcan al ser?

Ahora bien, de asemejar esta transformación del alma, podemos imaginar que esta se puede generar a raíz del duelo que se vive después de la pérdida de un ser querido, pues aquellos que lo han vivido no pueden negar la ausencia de ese intenso dolor y sufrimiento, que hace sumergirse en lo más profundo de la desolación y la no aceptación de enterrar no sólo el cuerpo físico sino los momentos que ya no podrán ser, aquel dolor del alma crea una ficción de una enfermedad mortal, y posteriormente deberá enfrentarse a reconstruir su proyección de vida, según lo anterior, es claro que después de levantarse ya no se es la misma persona, pero ¿En qué parte de su ser radica el cambio sustancial?, no en su cuerpo, pues si mal pudo pasar por el autoabandono propio del duelo, su cuerpo se restablece, su esencia tampoco, pues no se borrará su pasado, en definitiva siempre será una controversia todo sobre el alma como un cementerio de experiencias vividas.


Todas las columnas de la autora en este enlace: https://alponiente.com/author/angiebernal/

Angie Sofia Bernal Charry

Actual aprendiz en derecho, polifacética y apasionada por la lectoescritura como un medio de sublimación.

5 Comments

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  • Somos Energía,por lo tanto el alma siempre estará intrínseca de una u otra forma a nosotros, aunque nos vayamos de este mundo es por eso que algunos seres después de morir siguen ayudando dé una u otra forma a sus allegados acá en la tierra, es una forma analizar que el alma por ser energía no se destruye, se transforma .

  • Excelente escrito señorita, asi es se puede decir que el ‘ALMA ES LA CONEXIÓN del cuerpo visible con lo invisble que forman una sola razón de ser’..

  • Excelente articulo, la energía es lo que constituye nuestra existencia, somos energía pura y todo lo que hay a nuestro alrededor es energía, atraemos de nuestra pareja lo que tenemos dentro de nosotros mismos.