¿Politólogo o político? Una caja de herramientas para todos

“Aquí busco brindarle una caja de herramientas sencilla, para que no dependa de los opinadores de la política, de los periodistas, o de los mismos políticos.”


Después de graduarme una de las cosas curiosas de mayor recurrencia respecto a mi formación profesional es, ¿y a qué se dedica un politólogo? ¿es para ser político? La confusión es común, algunos piensan que soy una especie rara de abogado.

Lo comprendo y lo soporto, no me molesta. Estudié una disciplina amplia en enfoques, metodologías y maneras de desenvolverse en el mundo, así que habría mucho por decir al respecto. Formarse como politólogo no implica obligatoriamente ser político, en algunos casos ni siquiera se trata de trabajar en un gobierno.

Por lo anterior voy a dedicar una serie de columnas a explicar como trabajo en mi profesión, entendiendo el poder: quién lo tiene, cómo lo usa y por qué. Estas columnas podrían resultar burdas para los colegas, pero las considero muy necesarias para usted que no se dedica a analizar la política, porque es relevante que pueda empezar a tomar decisiones para entenderla y no sólo padecerla.

Aquí busco brindarle una caja de herramientas sencilla, para que no dependa de los opinadores de la política, de los periodistas, o de los mismos políticos. Lo que pretendo es que usted mismo, en su día a día, entienda lo que pasa a su alrededor como si fuera un politólogo.

Aún cuando no tuviera formación en estos campos, si usted aplica estas sencillas herramientas podrá desenvolverse en un área que queriendo o sin querer le afecta en el día a día.

En principio, lo que usted debe preguntarse es ¿quién esta detrás de una decisión determinada? Ahora que arranca una temporada electoral es importante conocer ¿Quién propuso tomar una decisión? ¿Quién está a cargo? Esto permite identificar quienes toman las decisiones, dado que la política en tanto acción es posible encontrarla en prácticamente cualquier parte, si usted no ve personas, sino etiquetas (los nombres de las organizaciones que quiere analizar) le costará aterrizar en la realidad y podría perderse.

Por ejemplo, en Colombia, el proyecto de navegabilidad del río Magdalena, adjudicado en 2014 al consorcio Navelena (Odebrecht y Valorcon, de la familia Gerlein), desató controversia por conflictos de interés. Aplicando lo aprendido, preguntémonos ¿Quién lo propuso? Fue Cormagdalena, liderada entonces por Augusto García, bajo el Ministerio de Transporte.

¿Quién está a cargo? Navelena, una alianza entre Odebrecht, conocida por sobornos en América Latina, liderada por Jorge Barragan, y Valorcon, vinculada a una influyente familia política.

Las personas visibles de estas organizaciones no abandonan sus intereses privados al entrar al sector público. Odebrecht y Valorcon, actuaron como rentistas políticos o empresaurios que prosperan mediante conexiones políticas más que por competencia, buscaban contratos lucrativos, mientras la familia Gerlein capitalizaba su influencia. Aunque el proyecto se presentó como un impulso al desarrollo nacional, cuando revisamos los actores involucrados podemos ir más allá de lo que nos presentaron en aquel momento.

Con esto, usted ya tiene como comenzar a desenmascarar la política: identificar a los actores y empezar a preguntarse por qué lo hacen. En el próximo artículo, descubriremos cómo los intereses guían el poder y por qué las decisiones políticas no siempre son lo que parecen.