Que muere, que nace
ahora que un fragor de trueno agrieta
la altura de la noche, anuncio
repentino de primavera rompe el sueño…
Generaciones
de hombres vencidos o encumbrados
en la altivez de sus males; profundas
edades con dolor, una tras otra,
gravitan en un solo punto,
en un solo tormento, y cruje
y gime, de pilote a pilote, el oscuro
puente hacia la última estatua
y la planta tendida de la raíz al fruto.
Pongo la mano en la punzada, escucho.
Primera noche de primavera, arrogante
y andrajosa entre el porvenir y el ser.
Traducción: Guillermo Fernández