Como mujer, a veces pienso porque pongo el corazón en algo tan simple como una mirada, una palabra de ilusión y hasta una promesa que en el fondo, cualquier persona sabría que nunca se va a cumplir… La sensibilidad me lleva a escribir e imaginar mil historias, y así somos las mujeres, especialmente cuando nos enamoramos o nos decepcionamos, o cuando simplemente queremos expresar nuestras emociones.
Para esta semana, les presentaremos a una mujer que dejó en el papel más que sus emociones, su piel y su alma, la poeta española Juana Castro Muñoz.
Nacida en Villanueva de Córdoba en 1945, es profesora especialista en educación Infantil y miembro correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes.
Educada en un colegio religioso, guarda un grato recuerdo de aquellos años, aunque el ambiente «nacionalcatolicista» de su juventud le hizo luego necesario y difícil el recorrido de un camino que suponía la apertura hacia otras actitudes, otros puntos de vista, otros mundos. Pero también habría que hacer constar la importancia que esa misma formación religiosa tuvo en el despertar de la conciencia: enjuiciamiento crítico, justicia e injusticias sociales, curiosidad y motivaciones. En su segundo libro Del dolor y las alas queda patente esa religiosidad, especialmente expresada en su aceptación del dolor y la esperanzada apuesta por la vida.
Colabora en diversos medios literarios como articulista y crítica literaria, además de co-traductora de poesía italiana.
Ha obtenido importantes premios en el campo de la poesía y la narrativa entre los que se destacan: Premio Juan Alcaide en 1985 por «Paranoia en otoño», Premio Juan Ramón Jiménez por «Arte de cetrería» en 1989, XI Premio Carmen Conde por «No temerás» en 1994, el Premio San Juan de la Cruz por «El extranjero» en el año 2000 y el Premio de la Crítica 2011 por «Cartas de Enero».
Recibió además el premio Carmen de Burgos por sus artículos periodísticos y los premios de Periodismo del Instituto de la Mujer en Madrid 1984 y Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer en 1998 por su trayectoria.