“La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”
Alberth Einstein
Hoy nos enfrentamos a tal vez el mayor aprendizaje de nuestra época, al mayor enriquecimiento experiencial del cual menciono mucho en mis anteriores escritos, ya que una pandemia nos ha recordado lo frágil que estamos y lo inconscientes que somos al no ser capaces de desacomodarnos para aprender de una manera diferente y bajo otra perspectiva nuestra nueva forma de supervivencia, ya que venimos de un ir y venir de cotidianidades, de monotonía, de circunstancias vivenciales normales a identificarnos de manera personal lo creativos que podemos ser en estos instantes difíciles que como sociedad afrontamos.
Alberth Einstein menciona que “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países por que la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la iniciativa, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera así mismo sin quedar superado”.
Decimos entonces que esta pandemia bien mencionada como el “coronavirus” ha sido de los mejores retos personales que nos ha podido pasar como civilización humana, no como enfermedad sino como progreso como bien lo menciona Alberth Einstein, ya que las grandes empresas y lideres sociales se han percatado de la debilidad que poseemos como país y el fracaso que somos como sistema social. Ver a las personas de una manera arbitraria entrar en supermercados y tienas por comida como si fuera el fin de una sociedad o una cuarentena infinita, ver como las personas de una manera irresponsable trata de sobresalir por encima de las demás; esto me pone a pensar como persona lo mucho que tenemos que cambiar para superar como humanidad esta crisis, es aquí donde radica el gran aprendizaje del que hablo renglones arriba. El aprendizaje que tenemos que tener hoy y ser conscientes que a este virus no le gana una simple vacuna o remedio casero, si no la unión, la razón, el servicio, la tolerancia y la humildad que nos caracteriza por encima de otras razas que habitan esta tierra, es tal vez el momento de ayudarnos a ser consecuentes de lo que sucede y de brindar apoyo a aquellas personas que hoy lo necesitan, no juzgar a quienes nos rigen y mucho menos esperar llamados o normas sino de aceptar lo que sucede y hacer lo necesario para salir adelante y reconocer lo fuerte que somos como humanidad ante situaciones como estas.
Como maestro quiero dar un mensaje y es que seamos todos maestros del ahora, formando a las personas que tenemos cerca a ser serviciales y bondadosos con lo que está sucediendo acatando cada norma y razón personal que nos dice como seres que somos ¡podemos salir de esta!