Plata para apalancar – consumo para recuperar

“A la gente le gusta estar segura sobre lo que tiene para poder gastar en lo que quiere, pero también gasta más de lo que gana cuando está segura que conservará su empleo y que por lo menos a la mayoría de actividades industriales les está yendo bien”


Esta vez, el consumo privado no va alcanzar a recuperar la economía en el corto plazo, principalmente porque las expectativas de consumo de las personas en su conjunto, están caídas, hay recelo y una latente exposición al riesgo de quedar cesante o que el rebusque también se desacelere, las dos cosas ya pasaron, se desaceleró la industria al -4.7% en el primer trimestre de 2024, que se sumó a una condición de 4 trimestres de caída en la economía colombiana.

Por el lado del rebusque, la informalidad a nivel nacional del 56,3% contrasta con una brecha enorme respecto del sector rural que tiene un nivel de informalidad del 84,6%, a su vez, hay datos traslapados por volatilidades del mercado laboral entre uno y otro mes dada la actividad económica, por poner un ejemplo, la caída de la ocupación hotelera en los principales destinos turísticos en promedio del 3,0% durante el primer trimestre, significó una ampliación del rebusque.

Del lado del consumo, la encuesta de opinión del consumidor mostró que el primer trimestre de 2024 el índice desmejoró (-14,1%), sobre todo en la disposición a comprar bienes durables, el índice de condiciones económicas empeoro al situarse en -24.8%, es decir desmejoró en alrededor de 3,7 puntos porcentuales. Con estos resultados se confirma que aún persiste la incertidumbre, el riesgo y la aversión a meterse la mano al bolsillo para comprar cosas “caras”, después del remesón de la gasolina a nadie le quedaron ganas de comprar carro, por ejemplo.

Aun cuando la inflación se ha mostrado bondadosa en la reducción del indicador y su impacto en la canasta, el consumo no se ha activado, esto por cuanto la reacción al ciclo tiene cuando menos un rezago de 1 trimestre para que las expectativas cambien, pero hay que aclarar que las expectativas del consumidor no solo se dan desde el nivel de gasto, se gestan desde la estabilidad laboral, la actividad económica general y la actividad política del momento, en una columna pasada advertimos entre líneas que las tres marías como llamamos a las reformas salud, laboral y pensional iban a causar un enrarecido ensimismamiento de las decisiones de consumo.

Ahora nos enteramos de la caída del recaudo en por lo menos $10 billones que originó un plan de recorte de $20 billones, puesto en un plan de recorte a todas las carteras, que ha sido criticado por otros centros de investigación en economía que consideran que el recorte debió ser de por lo menos $48 billones, esto deja mal parada a la política fiscal para cumplir con sus objetivos de expansión del gasto y pone en aprietos los planes de recuperación económica, si quieren reactivar se necesita plata, pero la plata no puede venir exclusivamente de los contribuyentes y de posibles inversiones forzosas, ahí se rompió el principio de sostenibilidad fiscal junto con otras decisiones que han llevado a su profundización.

Plata para apalancar gasto no hay, los presupuestos superiores a $500 billones exigen esfuerzos fiscales muy grandes, de mucho número y responsabilidad a lo que se suma la expansión del gasto público en sectores de gasto mas no de inversión que hace insuficiente los esfuerzos de la política fiscal. Aumentar el gasto a tal velocidad cobra sus defectos y abren la brecha de ingresos que no se soluciona con una reforma tributaria máxime cuando Colombia es reconocido por su inestabilidad política y fiscal (19 reformas en 30 años, por ejemplo).  Del lado del consumidor, es claro que no podemos esperar que cada hogar, cada empresa y cada industria aumenten a un ritmo multiplicador su consumo con tales resultados económicos y políticos, nadie inteligente toma decisiones a la ligera, aquí estamos en un ciclo de gasto privado light.

Tal vez en las posteriores mediciones de la economía el consumo se recupere levemente, pero no a escala expansiva como quisiéramos, no estamos en condiciones de hacerlo, el crecimiento económico no se explica por un incremento en las ventas volátil, sino por la tendencia justificada por la confianza de los consumidores.

Para terminar, hay que aumentar la productividad, uno de los componentes de salvación económica para la nación: ¿cómo?


Todas las columnas del autor en este enlace: Gustavo Sepúlveda

Gustavo Sepúlveda

Economista de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Especialista en proyectos de la Universidad Católica de Colombia y Magíster en Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Actualmente analista económico, en temas de legislación económica, crecimiento, sector productivo. Investigador y académico.

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