El que tengamos que dedicar un escrito más al ex guerrillero del M-19 Gustavo Petro se torna ya bastante jarto, pero debido a la metamorfosis que ha sufrido este sujeto, consideramos que es necesario exponer algunas de sus más recientes transformaciones, esto como fruto de su conocido oportunismo político.
Empecemos: a finales del año pasado el ex guerrillero manifestó que de llegar a la presidencia de la República convocaría a una asamblea nacional constituyente, pero como su propuesta no encontró eco por razonas fácilmente comprensibles, decidió negar su afirmación hace algunos días. A nadie le cabe duda que su estrategia es copiar el modelo chavista para luego implantarlo en nuestro país
Hace tan sólo meses en la tierra de lo insumos azucareros, amenazó a los propietarios legítimos de la propiedad privada con la expropiación, pero ahora dice que él nunca lo dijo, que su arenga establecía que el doctor Ardila Lule debía venderle a la Nación a un bajo precio. Camina como pato, nada como pato, grazna como pato, entonces probablemente sea un pato.
Como si algo le faltara y para no dejar perder el estilo de su ídolo Hugo Chávez, decidió emular a personajes de la historia ya fallecidos. Poco le costó igualarse al desaparecido dirigente liberal Luis Carlos Galán y afirmar que su vida corría riesgo si visitaba la plaza de Soacha, cuando de hacerse la víctima se trata Petro es el primero. Pero que nadie olvide que el asesinato de Galán fue ejecutado por el cartel de Medellín, el mismo que en alianza con el M-19 incendió el Palacio de Justicia.
Resulta el colmo ver como Petro asegura que es él quien encarna el ideario del irremplazable líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, ¿acaso olvida que fue su grupo de gatilleros del M-19 el que secuestró y torturó a Gómez? ¿También quiere ahora secuestrar el ideario del acuerdo sobre lo fundamental?
A quién piensa Petro que engaña, los colombianos tenemos suficiente memoria para recordar las fechorías que engrosan su prontuario. Deben los seguidores de ese candidato preguntarse a cuál Petro apoyan, ¿al que quería expropiar pero ya no? o ¿al que quería el socialismo del siglo XXI pero ya no? o tal vez ¿al que quería repartir la riqueza sin siquiera saber de dónde nace, pero ya no?
Desde esta columna le hacemos una invitación al plurimencionado candidato: si ya no es marxista-leninista sino un anticomunista capitalista, vote por Duque. Si ya no es ateo pagano sino católico practicante, vote por Duque y si ya no es chavista madurista sino demócrata activista, pues vote por Duque. ¡Y no nos crean tan aguacates!