“Petro no se ayuda. Sigue con actitud desafiante y peleadora. A los que lo abuchearon en el estadio los tildó de cobardes acrecentando más la polarización y haciendo más difícil la estabilización en este gobierno”.
Otra semana difícil para el gobierno del presidente Petro: no avanza su reforma a la salud en la que incluso el expresidente Uribe le pidió un café para explicarle sus reparos y hacerle una contra propuesta en representación de su partido político; la Corte Constitucional tumbó el artículo 19 de la Ley 2277 de 2022 correspondiente a la reforma tributaria aprobada el año pasado que pretendía prohibir la deducibilidad de las regalías en las industrias del petróleo y minería. Con esto, el gobierno Petro pretendía recaudar cerca de 5 billones de pesos.
Por primera vez, desde 2020, la economía decreció en 0.3%, y para colmo, en la histórica victoria de la selección Colombia frente a Brasil (nunca le había ganado a Brasil por eliminatorias mundialistas) Petro -que no estuvo en el estadio, pero sí su esposa e hijos- fue abucheado por el público con la arenga “Fuera Petro” (ver).
Es lo que implica ganar unas elecciones con la mitad + 1 de los votos. Si a eso se suma el discurso poco conciliador de Petro, que además sigue empeñado en gobernar sólo para el 50% que lo eligió y no para todo el país, el camino lógico es el que está transitando: desgastar su imagen, tener cada vez menos popularidad y hacer que sus años restantes de gobierno sean una tortura.
Esa hostilidad que vive el gobierno nacional es la que Petro sembró cuando era congresista y opositor de los diversos gobiernos que enfrentó: Uribe, Santos, Duque. Defensores del gobierno Petro salieron a criticar que el “Fuera Petro” se lo cantaran a la familia del presidente que se encontraba en el estadio, incluida su hija Antonella de 15 años; sin embargo, el grito de la gente era por el descontento generalizado de los colombianos con la administración actual. Parece que estos abucheos se van a volver costumbre en los próximos tres años que son los que le quedan a Petro y en los que Colombia va a jugar su pase al Mundial del 2026. Ya le pasó al congresista del Pacto Histórico Agmeth Escaff en un partido pasado.
Recordemos: Gustavo Bolívar, uno de los alfiles del presidente Petro invitó el 10 de octubre de 2013, en la víspera del partido Colombia – Chile a “Rechifla a Santos para que se sepa lo que le espera en el partido de Colombia mañana en Barranquilla. El pueblo está emputado por prima congreso” (ver).
Petristas que hoy están indignados por lo que sufrió la familia presidencial, celebraban hace unos meses que un “influencer” gringo le gritara “paraco” al expresidente Iván Duque cuando caminaba con sus hijos (ver).
Petro no se ayuda. Sigue con actitud desafiante y peleadora. A los que lo abuchearon en el estadio los tildó de cobardes (ver) acrecentando más la polarización y haciendo más difícil la estabilización en este gobierno. No ha entendido que debería conciliar con todos los sectores representativos de los colombianos si quiere tener gobernabilidad. Es insostenible que gobierne sólo para sus tribunas.
Será utópico para Petro implementar su cambio prometido: se le agota su capital político, popular, caza peleas por doquier e invisibiliza a los que no son de su corriente. Extrañamente quiere lograr la paz total con grupos al margen de la ley y al mismo tiempo agudiza la polarización con sectores que no tienen armas pero que lo debaten.
Petro debe propiciar un gran diálogo nacional y buscar puntos medios para bajar la presión si no quiere terminar más desgastado de lo que está y que en las próximas elecciones le ganen por goleada como le pasó a Quintero en Medellín.
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