Un hombre mira al cielo,
ve la luna,
sabe que todo está perdido.
Un hombre se sienta en la oscuridad,
se resigna,
sabe que ya nada tiene sentido
los corazones negros
reposan en la oscuridad,
aguardan el llanto de los ingenuos.
Un hombre mira al cielo,
Ve al sol y sonríe,
cree que su vida está resuelta.
Un hombre descansa en brazos de su amada,
es feliz,
cree que ha encontrado el paraíso.
Las almas llenas de bondad
se consumen,
esperan contagiar a todos
de su falsa alegría.
Este mundo es una guerra,
todos perdimos,
nadie lo sabe,
nadie lo admite,
a nadie le importa.
Felipe Tejada Tapias, estudiante de filosofía de la Universidad del Quindío.
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