Periodismo

En la sociedad colombiana, en los últimos años se ha tendido a confundir el periodismo con la publicidad. Los grandes medios de comunicación han sido adquiridos por grandes empresarios multimillonarios, ligados al poder político y económico del país”


Ha llegado el momento de hablar de periodismo. Sin duda alguna el periodismo colombiano afrontó grandes retos con el gobierno de Iván Duque, que fue una versión más corta del gobierno Uribe. Adicional a esto llegó la pandemia y con ella la virtualidad, que pusieron a prueba las capacidades de acople del periodismo colombiano y del mundo. Cabe recordar que en este gobierno que ya alista las maletas de salida, hubo persecuciones, perfilamientos, amenazas e inmensas dificultades para ejercer la labor periodística.

Uno de los papeles del periodismo y la comunicación social en una sociedad democrática, es precisamente comunicar a la sociedad, informarle todo lo que no es accesible para ella. El periodismo de investigación, por ejemplo, busca ejercer un control, es decir: sirve como ente de control a las instituciones gubernamentales. Esto permite un equilibrio en la sociedad, al ejercer presión y control contra los diferentes poderes.

Pero cuando al contrario, el periodismo se vuelve cómplice de los poderes gubernamentales, se pierde un ente imparcial de control, y se pierde la fuente de información veraz en una sociedad. La gran perdedora es la sociedad, que se desliga de lo que verdaderamente acontece en el poder.

De allí parte la importancia de lo que muchos llaman “la imparcialidad” en el periodismo. Esta se entiende como la ausencia de inclinación de una persona o cosa al obrar o al juzgar un asunto. Sin embargo este tema ha sido por años un punto de discusión entre quienes defienden la idea principal de que el periodismo debe ser imparcial en la mayoría de sus funciones, pero hay quienes -como yo- defendemos la idea de que el periodista como sujeto social, antes que nada es dueño y constructor de su propia personalidad e intereses, y que cualquier tema de interés social, requiere de una postura clara antes que nada.

También hay que aclarar que el periodismo tiene varias facetas. Una de ellas, y quizás la más incondicional, y que se puede fácilmente librar de la objetividad y la imparcialidad, es la opinión. El periodismo permite espacios de opinión, que a propósito en los últimos años han sido ocupados o invadidos por políticos de diversas corrientes que han visto en el espacio de opinión, en artículos o columnas, un escenario para llevar sus posturas, ideas y propuestas a más personas. El espacio de opinión permite una libertad que muchas veces incluso libra al opinador de citar fuentes verificables y veraces. Se podría decir que la opinión es el espacio más cómodo y facilista del periodismo, pues no requiere siquiera de una investigación profunda. Simplemente es un espacio para expresar lo que se piensa de un tema, sin la necesidad de ser objetivos o imparciales.

También podríamos decir que la noticia, tanto en su redacción escrita como hablada, es un espacio imparcial y objetivo del periodismo. En la carrera profesional de periodismo y comunicación social, lo primero que le enseñan a uno como estudiante es a redactar noticias, pues es el escrito más corto del periodismo. Le repiten a uno constantemente en el primer semestre, que la noticia debe ser objetiva e imparcial, que no debe tener ninguna clase de inclinación ni opinión, ni siquiera debe llevar calificativos. Sin embargo, y aunque eso va en la valoración y la interpretación que el lector o receptor le quiera dar, una noticia, ya sea de un hecho o acontecimiento grave o relevante, implica ya una connotación que genera rechazo o alguna clase de sentimiento u opinión en el lector. Esto sin la necesidad de que el redactor de la noticia utilice calificativos o palabras de señalamiento en la noticia, que además está prohibido. Partiendo de allí, podríamos desamar nuestra primera tesis del “periodismo imparcial o neutro”, pues incluso en la noticia, que -se supone- es el espacio más imparcial del periodismo, hay una incitación indirecta e involuntaria a una postura u opinión de rechazo por parte del receptor.

En la sociedad colombiana, en los últimos años se ha tendido a confundir el periodismo con la publicidad. Los grandes medios de comunicación han sido adquiridos por grandes empresarios multimillonarios, ligados al poder político y económico del país. Esto ha llevado a que grandes medios de comunicación, que antes servían como verdaderos entes de control de los poderes políticos y económicos, se conviertan en publicistas y propagandistas de estos poderosos, que se han adueñado de todos los poderes y entes de control. Gracias a esto se ha perdido la capacidad periodística de criticar lo que está mal en el poder, de informar las irregularidades y denunciarlas o evidenciarlas ante la sociedad.

Pero esto ha generado lo que yo llamaría una revolución en el periodismo y la comunicación social. Esta revolución es el nacimiento y la creación de nuevos medios de comunicación independientes, desligados de los grandes poderes políticos y sobre todo económicos. Un gran despliegue se ha generado en los últimos años, con la ayuda de las nuevas tecnologías que cada día evolucionan. Las nuevas generaciones del periodismo, que en realidad han entendido el papel del periodismo y la comunicación social en la sociedad, han hecho una transición hacia los espacios independientes, aun nuevos y jóvenes en nuestra sociedad. A esto también se le suma, lo difícil y complejo que es para las generaciones jóvenes entrar a los grandes medios de comunicación sin tener contactos o como lo llaman acá, “palancas” para poder entrar a los grandes medios. Sin embargo, otro problema se tendría que mencionar en este punto, y es la facilidad de cualquier persona, de entrar a hacer parte de estos medios independientes; y digo que es un problema, pues ya no se hace necesario tener un título profesional o haber pasado por un proceso de formación profesional de varios años para que se reconozca a alguien como periodista. Incluso los grandes noticiero de televisión han abierto espacios de participación ciudadana, para que cualquier persona pueda hacer el papel de periodista, reportero, sin necesidad de haber pasado por un proceso de formación; por eso hoy vemos en los noticieros de televisión nacional segmentos titulados “el periodista soy yo” y demás. Esto ha abierto el espacio para que cualquier persona se pueda autodenominar “periodista” sin necesariamente serlo, ni estar preparado.

Esta facilidad de autodenominarse “periodista”, y de poder participar activamente en un medio de comunicación nacional o independiente, sin muchos requisitos ni la necesidad de tener una preparación profesional, aunque abre nuevos espacios de democracia participativa y le da voz a aquellas personas que antes no la tenían, también representa un peligro y quizás un sabotaje a quienes invertimos esfuerzo, tiempo y dinero en una preparación profesional en una universidad o institución acreditada.

Habría que analizar en este punto, si una persona que no ha pasado por un proceso de formación profesional, está en realidad poniendo en riesgo el oficio del periodismo al no conocer ni poner en practica aspectos éticos y profesionales necesarios en la práctica profesional del periodismo como la objetividad, la imparcialidad, la veracidad, la citación de fuentes y la investigación profesional.

Y no es mi objetivo en este espacio poner en tela de juicio a todos aquellos que por años han ejercido el periodismo de manera empírica, sin nunca haber pasado por una institución de educación superior. Pero sí quisiera plantear la discusión de lo injusto y desigual que es el acaparamiento de los medios, a veces irresponsable, de personas ajenas al periodismo, cuyos medios nacionales les dan visibilidad.

La facilidad de autodenominarse “periodistas” que les han dado a personas que jamás han pasado por la academia ni por la práctica profesional, en mi opinión, deslegitima el esfuerzo y el trabajo de quienes con dificultades, sí hemos hecho, o estamos haciendo el proceso completo de pasar por un espacio académico. Lo mismo pasa en los medios de comunicación independientes, la facilidad para entrar a hacer parte de estos, si bien es una oportunidad para quienes estudiamos periodismo y comunicación social, pero aún no tenemos acceso fácil a los grandes medios de comunicación, también es en cierta parte, en mi opinión, un sabotaje al periodismo profesional por parte de quienes por x o y razón, no han pasado por la formación profesional.

Tampoco quiero que esto que acabo de plantear anteriormente parezca una simple opinión envidiosa y egoísta de mi parte, ni pretendo que se excluya la voz ciudadana, pues bastante trabajo y esfuerzo ha costado llevar estas voces, antes mudas, a los medios de comunicación. Pero sí quisiera recordar y resaltar en este punto, que una de las tareas del periodismo y la comunicación social, también es ser la voz de aquellos sectores de la sociedad que no son escuchados. Un ejemplo periodístico clarísimo, de ser la voz, o en este caso la imagen, de quienes no tienen visibilidad, es Jesús Abad Colorado, que por años se ha dedicado en un trabajo periodístico admirable a comunicarle a la sociedad que en los lugares apartados del centro del país, existe un conflicto armado que ha dejado miles de víctimas directas e indirectas.

Pero hay que decir que el trabajo de Jesús Abad Colorado ha sido un trabajo impecable, precisamente por su profesionalismo, por su experiencia, por sus herramientas profesionales y si se quiere también académicas.

El periodismo, sobre todo el de campo, requiere de un nivel profesional, de herramientas, ahora tecnológicas, pero sobre todo de capacidades y destrezas que se adquieren en la academia, en el ambiente universitario y profesional.

El periodismo y la comunicación social deben cumplir una tarea social: la de ejercer como ente de control a los poderes políticos y económicos, la de informar verazmente a la sociedad, la de comunicar resultados serios de investigaciones para generar claridades y confianza en la sociedad, la de velar por el sostenimiento y el respeto de las democracias. Esto se logra con herramientas profesionales, fuera de la improvisación. Para todo lo anterior se requiere profesionalismo.

Nota: espero que el gobierno entrante cumpla su palabra de respetar el papel del periodismo y la comunicación social en la sociedad colombiana, como vigilante y ente de control de las instituciones gubernamentales. De este lado se seguirá criticando constructivamente lo malo o regular, y resaltando lo bueno, si lo hay.                                

Leonardo Sierra

Soy bogotano, me gusta leer, amante del arte, la literatura, y la música. creo en el cambio, así que propongo cambios para esta sociedad colombiana en la que vivo, creo en la paz, la reconciliación y el perdón. respeto y defiendo toda clase de libertad y expresión.

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