Colombia, es un país altamente violento y la constante proliferación de información sensible sobre el cómo se asesinan hasta a menores de edad en este país ha estado sembrando en parte del poder político una idea sobre como canalizar votos a través de la barbarie, como salvadores de los niños por medio del derecho penal.
De ahí parte mi total rechazo a todas las tesis que busquen el engaño a la población civil sobre las penas altas, la eliminación de beneficios o subrogados penales o inclusive después de ser una de las conversaciones más descartadas de occidente, se vuelve a plantear la pena de muerte en Colombia.
La última condena a muerte en Colombia ocurrió en 1910, antes de esa fecha si bien no había el problema de narcotráfico y trata de personas que hoy acontece en Colombia, había los mismos homicidios, accesos carnales, secuestros y demás y su puesta marcha posterior a la independencia, solo sirvió como estrategia mediática de un estado que, reduciéndose al criminal, pretendía acabarlo.
Por lo tanto, pidiéndole a este espectador que deje su corazón y rabia a un lado, opte por leer estas líneas solo motivado por el hecho de querer comprender mi visión sobre el porqué la pena de muerte, las penas largas, las torturas a criminales y cualquier trato o pena cruel sobre los segadores de la tranquilidad en los países deben evaluarse como lo que son, causas propias de un sistema económico que excluye ciertos entornos de cualquier progreso o búsqueda de salida del conflicto tanto armado rural como urbano.
No por otra razón, los países con mayores tasas de desigualdad material, desempleo y falta de control estatal sean los que inundan de rojo las pésimas estadísticas que luego los políticos mediocres quieren utilizar para hacerse un nombre sin promover un solo proyecto de ley de puño y letra.
Además de ello, en Estados Unidos que suele ser el país mas mencionado en este tipo de temas como el adalid de lucha contra la criminalidad y en 2020 reportaba 13 ejecuciones derivados de condenas a muerte, su misma política interna ha ido aboliendo, Estado por Estado dichas penas, siendo los últimos Washington en 2028 y Virginia en 2021 que incluso estando vigentes no se usa desde hace décadas o reduciendo paulatinamente su uso en los 27 estados que hoy continúan con dicha disposición, puesto que en 2008 en promedio se hablaba de mas de 50 personas penadas a muerte con inyección letal en el territorio norteamericano y en 2021 última fecha revisada, se redujo a 11 personas, la cifra mas baja en su historia.
Es por ello, que inclusive hablando de un país donde el porte de armas es un derecho hasta constitucional, un tema que deberá hablarse en otro momento, puesto que aquí somos fanáticos de todo lo que sea el derramamiento de la sangre ajena como motivo de felicidad, debemos como sociedad seamos del país que sea, entender que como estado y como los destinadores de la decisión política a través de nuestros votos y participación, que el reducirnos al criminal en sus medios y forma, no resuelve absolutamente nada, además de ser sumamente despreciable con la civilización que queremos formar para nuestros hijos.
En la Europa báltica y norte tuviéramos hace muchos años este tipo de conversaciones, muchos con rabia y desdén utilizando el primitivismo para promover asesinar a uno por haber asesinar a otro o violentado a otro, como si realizar las mismas conductas nos llevarán a resultados distintos.
Por último, el camino más sabio claro que es mas complejo, mas integral, articulando gran parte del andamiaje del estado en la consolidación de una política social que trate primero de disminuir el poder del combo delincuencial, llevando a sus futuras víctimas (reclutados) a un colegio, tratando al drogadicto no como un criminal sino como alguien que debe rehabilitarse, creyendo que las cárceles deben ser lugares para que las personas tengan oportunidad de resocializarse, pero con hacinamiento de 1000% es notablemente imposible quien lo consiga y por último dejando la fascinación social de querer solucionar todo con derecho penal, que de dicho amarillismo solo se ve beneficiado los medios de comunicación que sin escrúpulos dizque informan, deshumanizando generaciones y promoviendo pensamientos igual de peligrosos que quienes se atreven por cualquier razón a cometer un delito.
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