Empezó el dialogo de paz formal con el ELN y las Farc-ep continúan cumpliendo con el proceso por el cual dejarán todas sus armas, cumpliéndose así lo que entre otras cosas pronostiqué en mi anterior columna, ‘Con Al Poniente Sigo la Paz’. Algunos vaticinan que ese hecho de dejar las armas por parte de las insurgencias, aminorará las víctimas incluso de estas personas y de sus aliados sociales, a diferencia de los que le ocurrió a la Unión Patriótica, con los acuerdos en los años ochenta, que aun cuando hubo acuerdos de la Uribe en el gobierno de Belisario Betancur, las Farc no se desmovilizaron ni dejaron las armas. Como porcentaje de la alarmante comunidad de víctimas, desde esos tiempos hubo también unos cinco mil asesinatos contra la UP, casi mil de A Luchar, así como unos 500 del Frente Popular.
Claro en la comunidad de víctimas de Colombia, las insurgencia también y no sólo ellas igualmente fueron victimarias, como lo vienen argumentando en sus respectivas conversaciones y negociaciones en los avances de sus respectivas agendas, con las cuales uno de los propósitos, es finalizar el uso de las armas en el accionar político.
El jefe negociador del gobierno en el diálogo con el ELN, Juan Camilo Restrepo ha dicho que se establecerán puentes a fin de que haya algunas soluciones conjuntas con lo que se deriva de los acuerdos con las Farc. Me parece que eso es pertinente y conveniente, pero en medio de un intercambio vial más complejo, por donde también se haga fin al accionar irregular armado pro establecimiento, así como la participación social sea mínimo el circular por todas las carreteras, calles y las glorietas; pues mientras más participación social haya, más se satisfará a la sociedad y se legitimará el proceso de paz colombiano y las respectivas implementación de las dos mesas con las insurgencias.
La participación de la sociedad colombiana en sus complejas y diversas expresiones es vital y necesaria para la paz, como lo demostró contrariamente el triunfo del No en el plebiscito, ya que esta se vio más bien alejada de las negociaciones y lo que se comunicaba desde La Habana, que así mismo fue incomprendido o también falseado por los poderosos y respetables sectores opuestos, que igualmente luchan desde esta forma por su devenir político, pues de ello dependen sus intereses y la materialización de su visión del mundo, que podrían volver a ser gobierno, pero que de todos modos hacen parte del establecimiento, pues defienden en esencia él mismo estatus quo.
Mi visión del mundo desde la cual participo en cuanto a lo citadino es afín a lo que propuso el Foro Social Urbano Alternativo y popular realizado en Medellín, en abril de 2013; a nivel rural es la que defiende la Cumbre Agraria Campesina Étnica y Popular. En materia de paz, estoy con lo que se propuso en Congresos Departamentales y Congreso Nacional de Paz, precisamente de Congreso de los Pueblos, algo más o menos equivalente a lo que concluyó Marcha Patriótica con su Primera Asamblea Nacional de Procesos Constituyentes Por la Paz, con Justicia Social y Ambiental, celebrada en Bogotá, en mayo del año pasado. Luego, en otro día escribiré sobre estos asuntos más detalladamente.
Con los anteriores y otros sectores y eventos, la sociedad prosigue gestando sus intereses, ante los gobiernos en sus diversos niveles y ante el estado; así mismo, en particular, gestionando su participación en el proceso de paz colombiano. Desde que se viene hablando de conversaciones exploratorias con el ELN, insurgencia que permanentemente les convoca, pidiéndoles que integren, construyan y lleguen al Diálogo Nacional; se viene madurando su participación, buscando la paz completa. En esos términos constituyen una especie de Mesa Paralela, a las del diálogo gobierno con cada insurgencia; enriquecida el pasado 4 de febrero, por los 100 Encuentros por la Participación de la Paz, que ya buscó e hizo su presencia en Quito, este mismo 7 de febrero, con acto de presentación en la Casa de la Cultura del Ecuador, en horas de la mañana y a la que por la noche, después de la instalación formal, llegó y legitimó la delegación del ELN, pero aún no los delegados del gobierno.
Antioquia fue epicentro de varios de esos 100 Encuentros previos por la Participación de la Paz. Yo asistí por la mañana del 7 de febrero, al que hubo en el centro de la ciudad, en la sede de la Asociación Campesina de Antioquia, importante proceso de la seccional de Congreso de los Pueblos; por la tarde también con el acompañamiento del equipo de paz de dicha organización social y política, en el encuentro que adelantamos en la comuna de Belén. En todos los 100 Encuentros y en particular en los dos que estuve, los que integramos múltiples organizaciones, procesos y personas, sociales y comunales; se formularos temas y mecanismos para que sean considerados y agendados en las deliberaciones de los cuatro primeros puntos de la agenda de conversaciones gobierno y ELN, que son sintéticamente participación, democracia, transformaciones y víctimas.
Entre otros, yo fui doliente de temas de superestructura, a saber, educación, cultura y comunicaciones. Sobre educación dije que ante el analfabetismo es pertinente pactar la II Campaña Nacional de Alfabetización, que podría llamarse de nuevo Simón Bolívar o Camilo Torres Restrepo. Así mismo, que hay que fortalecer la actual universidad pública y ampliar su cobertura, creando nuevas universidades pùblicas o ampliando ofertas bajo fórmulas como las que surgen en los municipios de Antioquia, utilizando los Parques Educativos ya construidos Y/o por construir.
Como mecanismos de concertaciòn de la sociedad con las insurgencia y que lleven a las soluciones conjuntas o no entre estas, como lo propone y admite en su reciente discurso el jefe negociador del gobierno, el doctor Juan Camilo Restrepo; he dicho que es procedente hacer la Convención Nacional de la que desde hace como 25 años habla el ELN, adelantándola con la siguiente ruta. Durante semana santa, las Convenciones Locales, para que constituyan las Convenciones Departamentales a hacer a mediados de año, las que apuntalarán la mismísima Convención Nacional, en vacaciones de fin de año.
Postulé que la Convención Departamental de Antioquia se efectúe en el Teatro Popular Camilo torres Restrepo de la Universidad de Antioquia; también, que la Convención Nacional se efectúe en el aula máxima de la Universidad Nacional, en Bogotá, el León de Greiff. A esas convenciones que deben ser receptivas de sus respectivas expresiones culturales y artísticas, pueden de manera metodológica llegar las proposiciones temáticas, territoriales y sectoriales, también de toda persona inclusiva natural o jurídica.