Escribir nuestro propio libro, con nuestras páginas escritas a mano con libertad y dignidad, porque nuestra nueva historia, la que queremos escribir, no cabe en sus márgenes de pobreza, desigualdad e inequidad, sus márgenes estrechas que no dan cabida a nuestras voces disidentes que piensan y opinan diferentes, a sus márgenes estrechas que no dan la libertad y la participación política que soñamos, luchamos y construimos.
No somos la luz que ilumina el camino, si no la braza que arde y cruje para construir nuestro camino, somos el oxígeno que se consume para darle fuerza a nuestros pasos jóvenes y dignos que nos acercan a la cita que tenemos con el futuro, nuestro y de nuestro país, tenemos una responsabilidad con nuestra generación y no la pensamos eludir, tenemos una responsabilidad con nuestros niños y niñas que este sistema matará de hambre y diarrea, tenemos una responsabilidad con nuestros jóvenes que el conflicto armado mutilará y comerá sus piernas y sueños, tenemos una responsabilidad con nuestros viejos que morirán en las calles esperando les devuelvan las tierras de las cuales fueron arrancados por los despojadores de la tierra y la esperanza.
Nosotros, pluma y tinta de nuestro futuro, no dudaremos en seguirnos batiendo en las calles, las aulas y las urnas contra las viejas y agonizantes estructuras del miedo y el terror, que llevan repartiéndose el país más de 200 años, seguimos sumando millones de desempleados, seguimos sumando millones de víctimas del conflicto armado, seguimos sumando millones de personas que ya no pensamos en liberar o conservador, seguimos sumando millones que creemos en que es mejor la paz que la guerra, que pensamos que es mejor la vida que la muerte, que celebramos la alegría y no el odio.
La paz que construimos tiene que ver inexorablemente con el callar de los fusiles, pero tiene mucho más que ver con que los niños y niñas del país no se mueran de hambre y de diarrea, mientras los operadores, alcaldes y senadores se mueren de obesidad e indigestión, tiene que ver con garantizarle educación pública de calidad a todos los jóvenes, tiene que ver con que las familias tengan una vivienda y un empleo digno, tiene que ver con que se haga efectivo el derecho fundamental a la salud, tiene que ver con que la tierra sea devuelta a sus legítimos dueños y repartida entre los que la trabajan, la sudan y la aman.
A nosotros que nos mata el sistema de salud, que nos atracan los bancos, a nosotros que no se nos está permitido el silencio, ni la desesperanza, le decimos sí a la vida digna y a la paz con justicia social.
Para los que la violencia no ha sido una sola página de la vida, si no el libro completo que no queremos volver a leer, ni escribir, no podemos pasar simplemente la página, estamos obligados a escribir nuestro libro de la paz y la esperanza.
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