Un joven -blanco, delgado y con un bigote tan gracioso como el de Charles Chaplin – toca un acordeón amarillo dentro del vagón de un tren. Otro, ataviado con un poncho café, lo acompaña con un bajo, mientras que uno más se les une tocando una guacharaca y un tambor. Detrás de ellos cuatro jóvenes barbados hacen una divertida coreografía.
Nada los interrumpe, ni siquiera el ruido de la chimenea o el persistente balanceo del vagón. Los pasajeros escuchan el improvisado concierto, mueven los hombros y sacan sus celulares para grabarlo. El acordeonero grita “¡Cumbia!” y dos niñas rubias, sentadas en una banca de madera, lo miran sorprendidas. De repente, comienza a cantar en un español poco entendible estas estrofas: “No puedo de quedarme aunque y quería /otoño es cuando yo tengo que volar /por hambre de invierno y por el fuerte frío / corazoncito mío deja de latar”.
Contrario a lo que muchos pueden pensar, este tren cumbiero no corre por las abandonadas vías férreas de Colombia, sino en las de un país tan lejano para nosotros como el fin del conflicto: Lituania. Los alegres músicos cantan la historia de un pajarito que vuela al lago Rubikiai huyendo del invierno. Antes de bajarse del tren siguen tocando más canciones y son aplaudidos a unísono por los pasajeros.
Estos lituanos que cantan en los trenes y las cabañas de su helado país son Adomas Koreniukas (Acordeón, armónica y voz), Jonas Narbutas (Batería) y Vytautas Puidokas (Guitarra), integrantes de un grupo que está haciendo mover los pies y las caderas en toda Lituania: Parranda Polar.
Poco se sabe de esta agrupación en tierras colombianas y la información disponible en internet está en lituano. En una entrevista concedida a LRT (Lithuanian National Radio and Television), Adomas Koreniukas cuenta que viajó por Sudamérica y vivió dos años en Perú, país que recorrió en monociclo mientras tocaba con su armónica melodías locales. Allí, además de conocer la cumbia, la salsa y otros ritmos latinos, se encontró con sus futuros compañeros de banda, quienes más tarde pondrían a bailar a los lituanos con la música del mar y la ciénaga.
-Pues la cumbia es un estilo muy sabroso: su música, su ritmo, sus palabras. Todo el sentimiento, la sabrosura que se lleva dentro de la cumbia es así tropical. Y como nuestro país es un poco frío, y ahora cuando llega la primavera y el verano, la gente empieza a sentir ese sentimiento de primavera, como que sus corazones empiezan a latir un poco más fuerte. Pues es justamente perfecto el tiempo de escuchar y bailar cumbia, de ir a las fiestas de cumbia. Porque la cumbia se trata de eso: del amor que tú sientes en primavera, del amor que tú sientes en verano, del amor que tú sientes cuando ves dos pajaritos regresar al bosque. Pues es eso-, comenta Adomas con un español que aunque marca la R tiene todo el sabor de la cumbia.
Dejando a un lado la nacionalidad de sus integrantes, Parranda Polar mantiene y revitaliza el sabor de la cumbia, ritmo de aires africanos, indígenas y españoles que surgió en el Caribe colombiano y se expandió por toda Latinoamérica. Prueba de ello es que interpretan con la misma sabrosura temas propios como Lago de Rubikiai o Mucho frío, y clásicos como Festival en Guararé de Los Corraleros de Majagual o Negra caderona de Aniceto Molina. No importa si usted es colombiano, lituano, inglés o japonés, Adomas y su combo lo harán azotar baldosa sin descanso mientras su corazón vibra como un tambor.
-Nuestro grupo es para unir los corazones, que no haya peleas, que no haya ningún sentimiento malo. No importa cómo te ves, si eres viejito o niño, separado o soltero. Para eso tocamos, para que todos vengan a la fiesta y se sientan bonito, se quiten todos los sentimientos malos, se enamoren ¿No?-, pregunta con tono pícaro Adomas. Y la verdad tiene razón. Por eso, el autor de esta columna musical y bailable dejará de teclear para bailar sus canciones. Ojalá que quienes la lean hagan lo mismo, solos o acompañados. Porque en momentos tan tensos como este, donde unos pocos quieren vernos agarrados a todos, es mejor bailar y enamorarse al ritmo de una cumbia con sabor lituano.
Qué buen artículo, ahora es que me entero que se llaman Parranda Polar, yo pensé que Adomas Koreniukas era el nombre del grupo jajaja. Los vi en el teatro Pablo Tobón Uribe en la apertura del Medellín International Film Festival, fueron muy bien recibidos allí.