La bienal internacional de paisaje de Barcelona, en su edición número once, le otorgó Mención Especial como finalista al proyecto de los arquitectos colombianos Sebastián Monsalve Gómez y Juan David Hoyos Taborda por el proyecto Parques del Río Medellín, una obra insignia de la alcaldía de Aníbal Gaviria Correa que se propuso “devolverle la vida al río y el río a la ciudad”. Una visión que puso de presente que a pesar de que el río atraviesa la ciudad y es imposible dejar de verlo, estaba desligado de las dinámicas sociales, los ritmos urbanos y las propuestas de paisaje.
Con esta Mención, Parques del Río se consolida como el proyecto de paisajismo urbano y arquitectura social con más premios y reconocimientos del país y uno de los más laureados de América Latina. Se trata de un galardón que se ha posicionado como un gran termómetro internacional sobre las tendencias, las preocupaciones sociales y los aportes de los paisajistas más importantes del mundo a las necesidades y urgencias en relación con el cuidado y la intervención en los territorios. Es decir, la Bienal de Barcelona marca el ritmo en materia de paisajismo urbano y vanguardia urbanística. De allí la importancia del nuevo reconocimiento a Parques del Río Medellín.
Debemos tener en claro la dimensión de este tipo de eventos, que supera las visiones políticas locales, los celos de protagonismo o los caprichos seudo intelectuales de quienes se han negado a ver la importancia y la conveniencia de este proyecto. Parece increíble que mientras los expertos y quienes orientan los procesos de paisajismo y urbanismo en dirección de una arquitectura para la gente, valoran y dimensionan el proyecto, entre nosotros aún hay quienes buscan argumentos baladíes para menospreciarlo y quienes han querido tapar el sol con un dedo para negar sus bondades.
Parques del río ha mostrado sus bondades en la movilidad, pero sobre todo en la generación de un espacio público para el encuentro con una condición ambiental para la integración. El espacio público es el lugar más democrático y de mayor equidad. Nada cómo ver a los niños correr allí, disfrutar del encuentro familiar o admirar las cometas elevarse sobre los árboles en un lugar que hasta hace poco estaba sembrado de torres de alta tensión de energía.
Aunque es un proyecto con el sello de Medellín, le aporta a la sostenibilidad ambiental del Área Metropolitana constituyéndose en un parque urbano que pone de presente el espíritu de ordenamiento territorial en el que el ser humano y la movilidad sostenible se hacen actores principales. Además, se ha convertido en un ejemplo que ya se emula en muchos otros municipios de Antioquia, no como una réplica o calco perfecto, sino a partir de las particularidades de cada localidad y de acuerdo con las necesidades y sus posibilidades reales.
En prácticamente todas las regiones del departamento avanzan proyectos de regeneración de las fuentes de agua, que tienen que ver con nuevas formas de movilidad a partir de un mejor aprovechamiento de los recursos, como el suelo y las infraestructuras existentes, para generar nuevas zonas verdes, lugares de encuentro, espacio público y lugares para la vida. Un mejor uso de las cuencas y una mejor definición de los modos de transporte y movilidad, al tiempo que se mejoran el paisaje, la arquitectura urbana y la cultura ciudadana.
Esa es la gran bondad de Parques del Río: mostrar nacional e internacionalmente nuevas posibilidades de habitar el territorio sin entrar en conflicto con las necesidades de movilidad. Ese es el éxito de quienes lo diseñaron y han recibido tantas veces el aplauso de sus colegas en todo el mundo, porque entienden que el paisajismo y el urbanismo más que importancia estética connotan una posición ética sobre el ejercicio mismo de la ciudadanía.
Por supuesto, implica una visión política que no sucumbe al populismo ni a las decisiones fáciles, que se basa en el criterio y se defiende con carácter, que es capaz de recibir las críticas y los ataques del presente porque entiende que su compromiso es con el futuro, con la sostenibilidad, la defensa de la vida, el ambiente y la equidad. Ese es el tamaño de una obra que seguramente seguirá recibiendo premios y menciones, pero, que en cualquier caso demuestra sus beneficios en el día a día.
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