“Por cada 100 desempleados en Colombia, 45 son jóvenes, el panorama no mejora cuando miramos hacia los municipios con menos de 300 mil habitantes”.
Ganar el primer millón en Colombia no es tan fácil como pegar en la radio. El desempleo y la búsqueda del primer empleo son temas que preocupan a los jóvenes colombianos. Para muchos de ellos, conseguir trabajo es un camino lleno de obstáculos y a menudo se les solicita contar con varios años de experiencia, dominio de un segundo idioma o cumplir con requisitos, incluso no propios de su edad, que dificultan su ingreso o consolidación en el mercado laboral.
Es cierto que la tasa de desempleo ha venido mejorando en el 2023, según cifras del Dane correspondientes al mes de marzo este se ubica en 10 puntos porcentuales. Esta disminución del desempleo en general se refleja también en los jóvenes, en el trimestre diciembre 2022 – febrero 2023, la tasa de desempleo juvenil rondó el 18%, lo que representa una disminución de 3 puntos porcentuales en comparación con el mismo período del año anterior, cuando la cifra alcanzó cerca del 21%. Sin embargo, sigue siendo 8 puntos mayor que el desempleo general.
Esta situación se traduce en que actualmente hay 1.2 millones de jóvenes desempleados en Colombia, a lo que se suma una cifra, de mayor preocupación, de más de 2.9 millones que no están estudiando ni forman parte de la población activa para el empleo. Esta problemática no solo afecta la productividad y proyección del país, sino que también genera una preocupación para millones de jóvenes que buscan una oportunidad para iniciar y consolidar su carrera profesional en Colombia, y con la pregunta de fondo, ¿Por qué no dejarlo todo e irse para Miami?.
Un problema con una preocupación tanto en su raíz como en su forma: en cuanto a la raíz, se identifica un problema social en la transición de los jóvenes en edad de trabajar que no están ocupados a convertirse en empleados o en parte de la vida laboral en general. En cuanto a la forma, la principal razón detrás de esta cifra sigue siendo repetitiva: la exigencia de una amplia experiencia laboral.
La relevancia de este tema ha sido reconocida en años anteriores, como se puede evidenciar en iniciativas como los cupos SENA, la ley que reconoce las prácticas como experiencia laboral y los subsidios a empresas que contratan jóvenes. Estos mecanismos han sido utilizados para hacer frente a la preocupación de jóvenes. Sin embargo, se debe considerar si la solución se enfoca en incentivar la demanda o la oferta, ya que aunque hay soluciones desde los incentivos que pueda dar un gobierno o políticas de Estado, la clave puede estar en otra parte, no para que los jóvenes ganen su primer millón sino para que inicien su vida laboral de manera digna, con proyección y con vocación.
Las buenas prácticas no deben quedarse solo en la teoría, sino que deben ser aplicadas en la práctica. En Colombia, es crucial brindar a los jóvenes un acompañamiento vocacional desde temprana edad, así como proporcionarles conocimientos sobre las demandas del mercado laboral y la posibilidad de acceder a cursos técnicos o tecnológicos antes de culminar sus estudios de bachillerato. Esto no solo les brindaría mayores oportunidades, sino que también contribuiría a mejorar la productividad del país.
Al formar una generación de jóvenes que puedan responder a las necesidades del mercado y alcanzar sus metas, se logra que el mercado sea la respuesta a sus demandas y no el diagnóstico de su desempleo y frustración. Logrando así, que la juventud pase estar cansada de estar endeudada y estar sufriendo por cada centavo, y contemplar una proyección en Colombia y no dejarlo todo e irse para Miami.
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