Un bosque casi urbano, un lío jurídico por una servidumbre, una posible vía de 15 metros de ancho que atravesaría ese bosque, otro desastre ambiental: Envigado.
En el Alto de las Palmas, en el corregimiento de Palmitas, en la vía que de Medellín y Envigado conduce al aeropuerto Internacional José María Córdoba, a solo 15 minutos de las cabeceras urbanas, un bosque de 100 y más años corre peligro hoy porque la Alcaldía de Envigado autorizaría hacer una vía que tendría 15 metros y que beneficiará a unos terrenos privados donde la firma Coninsa Ramón H. construirá una nueva parcelación. Esa es la síntesis de este texto, aunque no alcanza a describir este párrafo todo lo que hay detrás y, peor, el desastre futuro.
La voracidad inmobiliaria, apoyada en las pésimas decisiones de los planes de ordenamiento territorial de ciudades como Envigado y con el respaldo de las curadurías, ya tiene en esa zona de las Palmas y a lo largo de la variante al aeropuerto su nuevo frente de acción: en tierras de las veredas Pantanillo y Perico se están construyendo urbanizaciones cerradas de muy alto costo. Alto costo… no solo por los millones y mil millones que valen sus casas y lotes, sino especialmente por el altísimo costo ambiental, por el desastre que representan hoy y que representarán mañana para el agua, para el verde, para el oxígeno, para el clima, para el paisaje. Y traen consigo, también, el desplazamiento de las familias campesinas tradicionales y la pérdida de la vocación agrícola de esa región, huerta de abastecimiento del Área Metropolitana.
Ya se construyen en esas veredas, en zona rural, con la aprobación de la Alcaldía de Envigado, edificios de 4 pisos: así empezó, por ejemplo, la Loma El Esmeraldal: hace 10 años “solo” se permitían 4 pisos y hoy ya vamos en 21, con el colapso en movilidad y el daño ambiental irreparable que conllevan.
Ahora corre peligro este bosque de casi 20 hectáreas, sembrado especialmente de robles, conservado por la familia Mejía durante décadas. Allí, de noche, se ven tigrillos. Y hay hurones. Y no se cuántas variedades de aves, y no se cuántas variedades de orquídeas. Y no se cuántas quebradas de agua pura, en una zona que ya empieza a tener escasez de agua y cuya situación será peor por esas nuevas y muchas urbanizaciones.
Una servidumbre que usan ciclistas y caminantes tendría el permiso de la Alcaldía de Envigado para ser una vía vehicular. Una vía que permitirá, principalmente, que no paguen el peaje de El Retiro los dueños de esa urbanización que se construirá allí. Ya los dueños de los predios que se beneficiarán de esa vía guadañaron y fumigaron (y lo hicieron con algo tan fuerte que acabó de inmediato con todo lo verde… y no se sabe el daño que puede haber causado a las aguas y a la fauna).
A la hora de escribir esta nota no se sabe qué irá a pasar con las denuncias, derechos y tutelas que se han interpuesto para impedir que esa vía vehicular siga adelante, rompiendo el bosque.
Pero sí se sabe, claro, lo que pasará si la vía se construye: menos verde, menos bosque, menos fauna, menos flora, menos agua, menos ambiente (ya no nos va quedando ni el medio ambiente que teníamos), menos calidad de vida para todos.
Y se sabe, claro, que habrá triunfado el capital de los constructores inmobiliarios y de funcionarios (o ex funcionarios) vinculados a esos capitales. Lo público como una herramienta para hacer negocios privados. Envigado.
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