Solo 4 de las 20 bibliotecas públicas que maneja la Alcaldía de Medellín están funcionando esta primera semana de enero. Eso es lo que dice la Resolución 194 del 30 de diciembre de 2016, firmada por Amalia Londoño, Secretaria de Cultura Ciudadana de Medellín.
Desde 2005 no se cerraban las bibliotecas de Medellín y ese era ya no solo uno de los logros culturales y ciudadanos de esta ciudad, sino otro de los motivos de orgullo de las políticas públicas.
Dice la Resolución 194 que están en funcionamiento los Parques Bibliotecas de Belén y La Ladera, la Casa de la Lectura Infantil y la Biblioteca Pública Centro Occidental (Comuna 13). La Ladera tiene horario parcial: abre a las 9 y cierra a las 18 horas, los sábados cierra a las 13 horas y está cerrada domingos y festivos.
Están cerradas, del 1 al 15 de enero según la Resolución: Los Parques Biblioteca San Javier, San Cristóbal, 12 de Octubre, La Quintana, Guayabal y San Antonio de Prado, y las Bibliotecas Públicas La Floresta, Santa Cruz, Granizal, Popular Nº 2, Santa Elena, Altavista, Ávila, Palmitas, Limonar y Fernando Gómez (Robledo).
La razón principal que da la Secretaría de Cultura para estos cierres: “(…) el inicio de una nueva vigencia fiscal y los procesos que se deben surtir”.
Hoy 4 de enero me comuniqué directamente con el Subsecretario de Bibliotecas de Medellín, Juan Carlos Sánchez, quien de manera inmediata me respondió que están cerradas 16 de las 32 bibliotecas del Sistema de Bibliotecas (esta cifra incluye los centros de documentación). Y me dice que es muy triste este cierre para la Secretaría de Cultura y especialmente para todo el equipo del Sistema de Bibliotecas, porque desde 2005 la norma era que las bibliotecas siempre estaban en funcionamiento, y más en estas épocas de vacaciones.
Y, según averiguo en otro lado, el problema es hoy ajeno a la Secretaría de Cultura: se debe a una medida tomada por la Secretaría de Gobierno y por la Secretaría de Gestión Humana y Servicios a la Ciudadanía, dentro de las nuevas formas de contratación de la Alcaldía (Decreto 883 de 2015, firmado por el entonces alcalde Aníbal Gaviria, que en mi concepto complejizó y ralentizó toda la contratación porque le quitó a las otras secretarías su calidad de ordenadoras del gasto).
Juan Carlos Sánchez me dice que están intentando acelerar los procesos de contratación para abrir antes del 15 de enero esas 16 bibliotecas hoy tristemente cerradas. Y me da buenas noticias: que tendrán inicialmente (esperan más) 16 mil millones de inversión para bibliotecas en 2017 (para los lectores extranjeros, unos 5.4 millones de dólares). Que en 2017 iniciarán la construcción de 2 nuevas bibliotecas: en El Poblado (en esa manga al frente de El Tesoro) y en Nuevo Occidente (San Cristóbal, cerca de la estación Aurora del metrocable San Javier).
Y agrega que esperan recursos adicionales para hacer este año un mantenimiento urgente de los parques biblioteca de La Ladera, La Quintana y San Cristóbal, y que avanzan los trabajos en el Parque Biblioteca España, liderados por la Secretaría de Infraestructura.
Lo que en mi concepto hay detrás de estos cierres:
1. El problema estructural de la administración pública desde la Ley 617 de 2002, que congeló toda la planta de personal y que lleva a situaciones como esta: equipamientos y otros proyectos públicos que deberían tener funcionarios públicos permanentes se ven obligados a tener contratistas temporales (con la precariedad laboral que esto implica).
2. Ese Decreto 883 de la Alcaldía de Aníbal Gaviria que se hizo para adecuar toda la estructura de la Alcaldía de Medellín y que, al menos en lo que se evidencia en la contratación desde diciembre de 2015, generó una enorme dificultad para todas las secretarías en la agilidad de su contratación y ejecución presupuestal.
3. Una minimización desde otras dependencias diferentes a Cultura sobre lo que significan los derechos culturales y, por ende, todos los servicios de cultura: parece no importar que una biblioteca se cierre. ¿Qué tal que por las mismas razones administrativas, de procesos que “se deben surtir” y de “nuevas vigencias fiscales”, dejaran de funcionar unos días las torres de control de los aeropuertos, o no funcionaran los semáforos, o dejaran de recogerse las basuras, o cerraran los centros de salud?
La Cultura es un derecho, no un adorno ni un privilegio, ni un favor.
Y el cierre de 16 bibliotecas en una ciudad que necesita de la cultura como estrategia fundamental para cambiarnos no solo de piel sino de alma, es un mal síntoma.
No es responsabilidad de la Secretaría de Cultura, es lo que queda claro. Le duele este cierre a todo el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín. Y le duele a los millones de usuarios (sí, millones): 3 millones 747 mil 642 usuarios y usuarias de esas bibliotecas de Medellín en 2016, que equivalen a 10.267 diarios, o a 71.872 cada semana, casi dos veces nuestro estadio de fútbol…
Ojalá no vuelva a pasar. Ojalá que la Alcaldía de Medellín y especialmente sus Secretarías de Gobierno (Santiago Gómez) y Gestión Humana y Servicios a la Ciudadanía (Natalia Ramírez) hayan aprendido la lección y le den a la contratación en cultura la máxima prioridad.
[…] ¡Ojalá no vuelva a pasar! […]