Los nuevos comienzos son momentos o decisiones que se hacen difíciles de afrontar por miedo a soltar lo que tenemos en nuestras manos (mucho o poco), destruir lo construido, miedo a salir de la burbuja de confianza y comodidad que tenemos, dejando escapar oportunidades que nos llevan a caminos donde vivamos con más felicidad, prosperidad y serenidad en todos los aspectos de la vida. El miedo a dar un nuevo paso nos hace creer que vamos a perder las historias y personas que nos han acompañado en el viaje.
Como cristianos que basamos nuestra fe en la esperanza de una vida más allá de la muerte, no deberíamos permitir que la flaqueza humana, el apego emocional a los bienes materiales, y la incertidumbre, nos haga llevar una existencia infeliz, desesperanzada y en contravía a los planes que Dios tiene para cada uno. No podemos dejar que sea el miedo y la falsa seguridad quien nos acompañe en los pasos que vamos dando o dejamos de dar, por el contrario, es nuestra Fe en Cristo lo que nos debe motivar a tener un nuevo comienzo, a construir una vida plena y serena donde el disfrutar el proceso, ser felices y tener la plenitud de estar actuando correctamente este por encima de ser ricos y poderosos.
Debemos afrontar los nuevos comienzos con valor y buen carácter, absteniéndonos de obrar mal, buscar ser fieles a nuestros principios y valores, trabajar con amor y esfuerzo personal, procurar la integridad de nuestros actos, la benevolencia, la libertad, la sencillez y la austeridad.
Actuar en virtud y fiel a lo que somos se hace cada vez más complejo en nuestro mundo actual, por ello sería bueno seguir fielmente las palabras que el apóstol Pablo escribió a los Romanos (12:2) “No se amolden a la conducta de este mundo; al contrario, sean personas diferentes en cuanto a su conducta y forma de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere, lo que es bueno, agradable y perfecto.” Si logramos perseverar y reflexionar en la palabra de la carta de Pablo podríamos ver con mayor claridad el propósito de la vida, entender qué es cada cosa por sí misma, cuál es su materia, su causa y perseguir el objetivo de la autenticidad de nuestro Ser.
Por lo tanto, iniciar un nuevo camino debe ser comprendido como la oportunidad de renacer y afrontar que seguirán los aciertos y desaciertos, pero que, con la Gracia de Dios y el firme anhelo de buscar la virtud, navegaremos en la vida con la certeza de un puerto seguro en donde nadie podrá robarnos la libertad de ser nosotros mismos y disfrutar del regalo de la existencia.
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