No se me pierda senadora Norma Hurtado del partido de la U, que usted es seria candidata a conseguir mi voto cuando lo requiera por haber dado la estocada final a ese esperpento ya que mi coterránea, la entrerrieña María Eugenia Lopera hizo lo contrario en su respectiva comisión, pero en Cámara de Representantes.
Perdido hoy en Chitagá, Norte de Santander, vendiendo mis velas y veladoras, y mirando el busto del expresidente colombiano Ramón González Valencia, no tuve tiempo de abrir periódicos y ahora que lo hago me encuentro con dos informaciones de esas que me exaltan el espíritu: la no elección de Amelia Pérez como Fiscal General de la Nación, no tanto por ella, sino por su, ése sí, innombrable marido, cuyos trinos desempolvados por fanáticos periodistas dan cuenta de un ser que no sabe uno cómo logró ascender en su carrera judicial hasta ser Director Seccional de Fiscalías en Medellín. Qué horror personas así en la justicia colombiana. Pero bueno, ya de esto, y para no cansar a mis generosos lectores, pues ya había escrito hace dos semanas una columna vaticinando esa desgracia para la señora Pérez, paso a la segunda noticia reconfortante: el virtual hundimiento de la reforma a la salud por cortesía de 9 de los 14 senadores de la comisión que estudiaba el caso. No se me pierda senadora Norma Hurtado del partido de la U, que usted es seria candidata a conseguir mi voto cuando lo requiera por haber dado la estocada final a ese esperpento ya que mi coterránea entrerrieña María Eugenia Lopera hizo lo contrario en su respectiva comisión, pero en Cámara de Representantes. Por ella nos han tenido penando todo este tiempo con la amenaza real de acabar con las EPS. Las valoro porque sufrí en carne propia lo que era buscar al seguro social desde las 2 y media de la mañana en San Benito en Medellín por allá por 1988 para que me arrancara las uñas que permanentemente se me enterraban. Hoy mi EPS (no la nombro por respeto a Al Poniente) es de esas cinco o seis que se están librando con muy buenos números en todos los sentidos.
De verdad que hacía muchísimo tiempo no me digería con tanta alegría y satisfacción El Colombiano, El Tiempo, El Espectador y Semana sabiendo que la noticia era la misma, redactada de distinta manera sí, pero el fondo no cambiaba, así que me dispongo a escuchar Hora 20 de Caracol y mañana tempranito a Néstor Morales en Blu Radio con más motivos para creer que a pesar de Petro, no todo está perdido. Espero que mi sola alegría sea motivo para que Al Poniente publique este escrito confeccionado más con la emoción que con la razón, lo reconozco.
Nota final: este gobierno castigará a los antioqueños por no ser comunidad de izquierda y mucho menos, seguidores en mayoría del presidente Petro, así que no esperemos terminación con recursos de la nación de las vías de la prosperidad que atraviesan nuestro territorio. Bienvenidas las propuestas que ayuden en ese sentido, y ahí sí debo reconocer que me gusta más la propuesta de Petro de terminar las vías 4G financiadas con valorización, que la de Uribe de que un millón de antioqueños donen (porque yo no) de un millón de pesos cada uno. Eso apenas suma un billón de pesos, cuando el faltante es de 3.4 billones. La Dignidad muchas veces cuesta… sigamos siendo dignos y paguen los que verán sus predios muy valorizados con esas obras ya terminadas.
Como decía Vargasvil: hasta mañana Mariana.
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