“¡Vaya realidad falaz y nada conspicua, la que se viene entregando desde la prensa oficial y sus analistas “interesados”!, pues la crisis ahonda de forma acelerada en intensidad y sentido geopolítico, integrando un panorama en donde cunde comunicativamente la desinformación, la polarización, el unilateralismo y la complejidad institucional y supra-estatal del problema”
Puede causar conmoción desoladora de antemano, la adjetivación dramática dada a nuestro titular informativo de opinión, sobre la situación actual del conflicto militar que ocurre entre Ucrania y Rusia, que tanta conmoción mundial ha ocasionado. Aunque no es para menos, cuando para el análisis de un gran fenómeno político-militar, que tiende a volverse en concepto de algunos medios, personajes y organismos, en una hecatombe mundial; ofrecemos entonces, una versión en una dimensión excepcional sobre el destino de la integridad humana. Este artículo se propone como un hito conceptual vigente sobre seguridad para la sociedad capitalista, en tanto expone situaciones presumiblemente indeseables e inapropiadas desde el curso de la historia, por sus posibles consecuencias. Sobre esta visión se puede decir por demás, y en sentido opuesto, que el conflicto en sus efectos no debe afectar el orden mundial a futuro; pues se trataría de una simple guerra doméstica. Asumen así de nuestra argumentación una posición contradictoria anticipadamente, negándole validez como versión óptima de una realidad latente. ¡De ello diremos, que ahí están los hechos, para constatarlos!
¡Vaya realidad falaz y nada conspicua, la que se viene entregando desde la prensa oficial y sus analistas “interesados”!, pues la crisis ahonda de forma acelerada en intensidad y sentido geopolítico, integrando un panorama en donde cunde comunicativamente la desinformación, la polarización, el unilateralismo y la complejidad institucional y supra-estatal del problema; promoviéndose en el choque, por cada lado de las partes involucradas, como es lo propio en temas de guerra, a un seguro y absoluto vencedor en el problema. ¡Se exuda mediáticamente, un auténtico lenguaje y proceso global de “guerra”! El riesgo es latente y previsiblemente catastrófico en caso de llegar a un punto de no retorno, pues cada vez más, tienden a escalarlo en el sentido de alcanzar dimensiones dantescas, dada la naturaleza y el carácter de los combates ya sucedidos y de los previstos; tal como se ha señalado reiteradamente desde esta portada. Veamos en forma sucinta entonces, porqué nuestra reserva y escepticismo.
A propósito, vamos a estructurar aquí el panorama crítico de dicha realidad, en base al desarrollo breve y sintético de cinco aspectos o condiciones notables, observadas en la historia reciente de este fenómeno político, de talla global. Serían ellos: los antecedentes políticos e historia reciente del conflicto militar, la agudización paulatina de este, la negligencia diplomática internacional y multilateral por un plan de paz, la internacionalización de la guerra y la desinformación desde el Establishment; a los cuales se sumaría una forma de capítulo extra, que sería el de ciertas líneas rojos que no pueden ser tocadas según cada una de las partes, y que se expondrán esporádicamente a lo largo del texto.
En cuanto al primer asunto, se fundará explicación sociológica del fenómeno, tomando como referente de partida sustancial y visible históricamente, aquélla serie de elecciones gubernamentales y plebiscitarias, estas últimas de tipo independentista o autonómica; acaecidas en Ucrania, durante el año 2014. Eventos a partir de los cuales, del lado ruso, se alega, la intervención directa, de hecho interesada, de los Establecimientos norteamericano y europeo, a favor de la comunidad ultraderechista de Ucrania, para hacerles al poder político absoluto de la nación, de forma arbitraria. Situación denunciada por el gobierno vecino del lado este, que contó en su demérito, con señalamientos tan graves como el de haberse entrado valijas cargadas de dólares al país, durante la época de la campaña presidencial, incluso. El hecho, además de la financiación de las protestas insurreccionales del Maidán en Kiev, para derrocar al presidente constitucional del momento, Víctor Yanukóvich, es un capítulo en esta historia que merece toda la atención como factor coyuntural de lo sucedido. Aquello, fue un momento político aciago para la comunidad rusa, principalmente asentada al sureste de Ucrania; pues a partir del cambio de color ideológico en el poder, a cargo de los gobernantes emergentes, decidieron como fórmula expedita para depurar poblacionalmente el territorio, un tenaz y execrable genocidio de todo lo que social y culturalmente tuviera tufillo ruso-parlante. La rusofobia en Ucrania a partir de entonces incluyó, desde la negación al uso del idioma básico de la población de ascendencia rusa, hasta el ataque terrorista a los sistemas, tanto del servicio civil como al de la defensa militar de estas comunidades. Los territorios de las provincias de Crimea, Jerson, Zaporizhia, Donetsk, Lugansk y Jarkov, principalmente, fueron el blanco de acciones militares fratricidas incesantes y en progresivo ascenso, desde el territorio ucraniano.
Un capítulo importante en esta crisis, fue la disputa inmediata de Rusia por hacerse al control de Crimea, y lo que significó esta causa independentista para el desenlace del proceso político de la región. Crimea, es una península estratégica militarmente para los intereses del gran imperio de Oriente, donde se asienta nada más y nada menos que su poderosa flota naval del Mar Negro. Se debe decir que es su vía de entrada al occidente por medio marítimo, conectándolo por el Mar Mediterráneo a toda el área del Océano Atlántico; siendo identificada popularmente, como su punto de acceso a “las aguas cálidas de los mares del sur”. Una previsible línea roja que no dejarían de considerar los rusos, por un territorio que aunque sólo está conectado a la plataforma continental por una estrecha franja insular y un puente maltratado por los atentados, siendo lo más parecido a una isla; también resulta crucial para las defensas de la seguridad nacional del lado sur de Rusia y sus naciones asociadas.
Los levantamientos pro-rusia, al oriente del país, desataron el primer movimiento independentista provincial, ante el nuevo pero cuestionado gobierno nacionalista de ultra-derecha ucraniano. Precedentemente estos, tras un juego legislativo truculento dirigido por la élite emergente de la derecha, quitando y poniendo alfiles políticos en unos casos o, negando reconocimiento a liderazgos regionales alternos; hasta que en fin, lograron consolidar en coalición a un gobierno de transición, en cabeza de Petró Poroshenko, quien llegó al poder a mediados del mentado año. Tras Crimea y su iniciativa independentista, otras provincias, en abierto desafío a la nueva administración del gobierno de Kiev, en forma paralela se declararon en levantamiento antigubernamental, hasta llegar a promover los referendos autonómicos provinciales, que fueron lógicamente avalados desde el Kremlin. Uno de ellos, por ejemplo, fue llevado a cabo el día 11 de mayo del 2014, en la región de la cuenca del Donbass; a partir del que se constituyeron dos nuevas repúblicas autónomas, que surgieron con toda la intención de anexarse a Rusia: Donetsk y Lugans. Luego, tras la incursión milita en Ucrania, aquéllas solicitaron lo buscado abiertamente, siendo acogidas sin reparo a la comunidad rusa, desde 2022. Posteriormente, como para no desentonar, igual proceso siguieron las otras provincias de la región.
La situación de inestabilidad esbozada sobre el país persistió durante varios años, en un período marcado por el aumento considerable de los intereses de la economía de Occidente, principalmente la norteamericana; con un flujo incesante de negocios febriles, que exhibían el carácter de los nuevos socios de Ucrania, en clara alusión del recien gobierno instalado, por promover su ruptura ideológica y económica con los antiguos aliados. Ejemplos de ello son, la proliferación inusitada de industrias especializadas en la producción de agentes de guerra químicos y biológicos, del lado de la frontera con Rusia. O, la supuesta “expansión” en negocios realizada por la época, en cabeza del hijo del actual presidente norteamericano, Hunter Biden, bajo escandalosos métodos de concertación económica; como aquéllos que fueron los reconocidos periodísticamente, en el tema sobre el retorno del 10% por negocio, al “big guy” (Papá Biden) y otros senadores norteamericanos, con quien sabe qué otras prebendas más. Situación identificada popularmente entre la sociedad americana, tomándose por lema la expresión hecha por Hunter (se da por entendido, referida hacia su padre): “… and ten porcent for the big guy”, tras la negociación de una venta de armas para Ucrania; usándose la frase aludida jocosamente en sociedad, como una fórmula mágica, en términos de hacer “buenos” negocios. Todo lo hecho, enmarcado en el más absoluto y determinado plan por hacer trizas las relaciones históricas y sociales, habidas hasta entonces entre dichas naciones vecinas. Propósito inspirado, orquestado y puesto en ejecución, parece ser, desde tiempos de la presidencia del señor Barak Obama, o sea, cuando Joe Biden era su vice-presidente, que para la ocasión fue el encargado de gestionar el plan maquiavélico, con hijo y todo a bordo. De ahí la importancia de conseguir la continuidad partidista en la sucesión presidencial de Obama, para aquél oscuro vicepresidente.
Es tal el índice de corrupción en toda esta pantomima gubernamental, y tal su prevalencia estructural en la institucionalidad yanqui, que incluso por estos días, el expresidente estadounidense Donald Trump, el día 13 de Junio de este ano, en el marco de la actual campaña presidencial, mediante la cual busca su reelección, lanzó graves acusaciones públicas contra su oponente relector, el actual Presidente Joe Biden, por corrupción; pero dejemos el desarrollo de este escándalo, para otra ocasión. Esto, es paradójico por doble partida, en tanto el opositor de quien en la actualidad detenta el solio presidencial, como parangón para su oponente, él mismo está atendiendo múltiples demandas judiciales, por corrupción pública; una situación “grave” para aclarar en los pasillos del Deep State (Estado Profundo) de los EE.UU., a la que de seguro Biden tendrá que esquivarle frente a su sociedad, pues sucede en un momento coyuntural de su carrera política y del futuro de la nación.
Además, en esta línea de análisis, sobre la ascendencia pública de la “nueva” Ucrania, no obsta mencionar otras acciones corruptas que se han detectado durante el seguimiento al desarrollo del mencionado período económico; tal como aquélla que evidenciara, que el mencionado señor Hunter, ganaba 50.000 dólares al año por detentar el cargo de la vicepresidencia en una empresa gasífera de Ucrania, sin llevar a cabo ninguna actividad gerencial concreta, más allá que la de ir a visitar cotidianamente a las “bellas chicas” ucranianas. Recordemos que Ucrania, se ha convertido de la noche a la mañana, en un poderoso eje de la prostitución y las drogas en Europa, tras la caída de la economía nacional por la extinción de la Unión Soviética. También se viene denunciando en la prensa digital, el escándalo sobre el destino que toman las armas que deberían parar en la nación europea, y extrañamente hacen presencia disparándose en el conflicto militar de Sudán, en África; o que también, vienen siendo exhibidas por los chicos de las bandas mafiosas al norte de México, aumentándose su capacidad de fuego y poderío. ¡Desde la caída de la Unión Soviética, Ucrania se ha convertido en uno de los mayores focos de la corrupción en la venta ilegal internacional de armas militares! Mientras tanto, del lado ucraniano propiamente, hay que decir, que no son exóticas las presentaciones deplorables del actual presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy ante las cámaras del mundo, bajo los efectos del alcohol y la cocaína.
Para los últimos tiempos, a partir de mediados de 2019, llegó el sucesor en propiedad de Poroshenko, el senor Volodymyr Zelenskyy, un advenedizo en asuntos políticos, reconocido comediante y payaso de la televisión ucraniana, del que se hizo inolvidable aquél pasaje “teatral” en el que imita tocar el piano con su “pinga” (Volodymyr Zelenkyy 2016 Playing Piano with Penis-https//www.youtube.com/watch?v=oua0Puihrkc). El cual, durante su campana presidencial pregonó la paz como principal objetivo de su gobierno, pero que al día siguiente de posesionarse, recrudeció la gestión genocida anti-rusa, al oriente del país; y connotó el carácter fascista de su gobierno, al abrirle espacio a los grupos paramilitares, integrándolos entre las propias filas del ejército nacional. Se ha denunciado como espectro nefasto de tal alianza, hechos como el ocurrido en la ciudad de Odessa, en mayo de 2014, cuando fueron masacrados vilmente 48 líderes sindicales y obreros, a manos de grupos neonazis afines a la causa gobiernista. Pero la suerte estaba echada, y los dados estaban cargados a favor de lo que hoy ya sabe y padece prácticamente toda la humanidad; cuando menos, indirectamente hasta ahora, en cuanto a sus consecuencias económicas y ambientales. Para no mencionar en detalle y de forma por demás dramática, lo de aquélla otra tensión social generada con las expresiones militares y estratégicas que se han alcanzado allí, y que en realidad pueden llegar a ser coyunturales para la humanidad. Lo que tanto inquieta al mundo, es el significado que representan las extremas acciones militares y políticas del momento, porque contienen en gran medida, expresa o tácitamente, un inminente riesgo de globalidad, como consecuencias derivadas o colaterales; ante la eventualidad futura del uso en el campo de guerra y fuera de él, de las armas de destrucción masiva. ¡Ocurre, todo un sacrificio universal en ciernes, sin sentido!
La anunciada ofensiva militar rusa que se llevó a cabo a finales de febrero de 2014, se justificó en apoyo a las comunidades que corrían riesgo en Ucrania. Se entiende que por estrategia política, esta es desatada 24 horas después de que las nuevas repúblicas “desertoras” del régimen ucraniano, hubieran confirmado su decisión de anexarse a Rusia en referendo; y se le denominó artificiosamente como una “Operación Especial”. El evento fue de hecho asumido por la OTAN como una afrenta directa respecto a su propia seguridad, y a la del mundo, se pregonó; pues paradójicamente, y según eso, explicaría en gran medida el enojo que manifestaron los gremios multilaterales encargados de la seguridad del mundo, en tanto el país anfitrión del conflicto ya venía solicitando previamente su integración a la organización central comunitaria de Occidente: OTAN y Comunidad Europea. Tras la iniciativa ucraniana por romper con su tradicional posición política de neutralidad en asuntos de seguridad mundial, no hubo que esperar mucho para constatar, que del simple respaldo diplomático internacional, se pasara a la participación directa y decidida, aunque oficialmente “limitada como organismo, al uso de la fuerza militar de la organización atlántica. Además, su beligerancia fue sostenida en forma solidaria, moral y económicamente por la Comunidad Europea; el mayor ente multilateral de Occidente. Paralelamente, la reprobación “mundial” se acunó con sanciones económicas y amenazas propias para naciones “parias”, nada más que contra Rusia, una nación con todo un sentido político imperial inveterado. ¡De inmediato, algunos gobiernos europeos y americanos, tomaron partido como convidados a un festín infaltable! De aquél 2014, a este 2023, la iniciativa bélica ha estado comandando el periplo de la transición política en Ucrania; pues está visto que la región y la nación misma se caracterizan por poseer una condición estratégica determinante para el futuro de la seguridad mundial; tal como lo entraremos a establecer en el siguiente tema del análisis a desarrollar, que se le ha denominado: “la agudización del conflicto y su escalamiento militar”.
El salto de la dirigencia gubernamental emergente en la “nueva” Ucrania, desde el año 2014, pasándose de un polo ideológico imperante al otro extremo; en donde el carácter ideológico tradicional de la nación se volvió trizas de la noche a la mañana, en una hábil partida de “ajedrez” diplomática y política, se proyectó estratégicamente en una fórmula de acción inversa, concebida para desatar la agresión contra la misma sociedad de la nación eslava, de antemano. En síntesis, el desafío a Rusia se llevó a cabo indirectamente, para generar una reacción de mala imagen contra la gran nación, por agresora, y llevando el proceso de la transición política de Ucrania, a una solidaridad internacional paradójica, en extremo sospechosamente interesada; la cual fue propiciada para alcanzar un objetivo mayor, consistente en la inestabilidad geopolítica de la región.
La existencia de un pogrom de sometimiento económico y político contra el estado ruso, desde el mundo anglosajón, se ha venido alegando desde entonces por su dirigencia. No hay duda de que su argumentación tiene mucho de sentido, cuando se entra a considerar que la OTAN desde la caída de la Unión Soviética, pasó de contener 16 países integrantes, a 30. Un capítulo significativo en esta narrativa política, lo representan las promesas hechas reiteradamente, en forma verbal y escrita, por los líderes de las naciones atlantistas al líder soviético, Mijail Gorbachov; tal como ocurriera cuando James Baker, Secretario de Estado de EE.UU., en el año 1990, le asegurara que su organización no intentaría expandirse “… ni una pulgada hacia el Este”, una frase que es identificada popularmente en el gremio periodístico internacional (“Qué le prometió la OTAN a Gorbachov” – https://youtu.be/6psgg1fah8A ).
Ahora más que nunca, los rusos sienten celo de la excesiva injerencia, directa y encubierta en Ucrania, promovida por la retórica expansionista de la OTAN, que intenta subrepticiamente extender “fronteras” hacia el oriente. En consecuencia, la preocupación del gobierno de la hoz adquiere clara validez, cuando sienten que tras la eventualidad del rompimiento de la neutralidad o, la posesión de arma atómicas a cargo de Ucrania, por su ingreso a la OTAN, acabaría de plano con ese equilibrado y “simbólico” colchón de la seguridad nacional, que este país ha representado hasta el momento, hacia el lado vecino de su frontera suroccidental. Esta situación insoluta, de seguro buscada, inclinó la balanza indefectiblemente hacia la acción militar como primera y última instancia, tal como ha ocurrido, tanto de un lado como del otro; allí no quedan agentes inocentes, mírese del lado que se mire, pues es lo que se entiende en el contexto crítico del conflicto, y ante los motivos unilaterales esgrimidos, de parte y parte. ¡El sentido del triunfo absoluto en el conflicto, ha impuesto como premisa velada, tomar en definitiva como único ganador, a quien más “daño” integral alcance a propinar, no sólo sobre su oponente, sino en todo! Es una pugna mortal signada globalmente, en un juego del todo por el todo; esto es, una disputa que puede dejar como saldo en realidad, no más que a perdedores. ¡He ahí el verdadero sentido de “riesgo humano”, que ya viene siendo enunciando como destino evolutivo supuesto!; en el entendido de una catástrofe global, que signaría hasta el nacimiento de una nueva era geológica.
Aquéllos combates convencionales ocurridos en el campo de batalla, tales como los atentados terroristas encubiertos a objetivos económicos, los llamados a la solidaridad internacional, el fuego de la artillería pesada, la aviación defensiva, …; en fin, todos esos métodos de la guerra convencional, dados al comienzo del conflicto, empezaron a palidecer en progresión cuando paulatinamente aparecieron en escena equipos más sofisticados y dañinos, del lado opuesto, y del propio. Ahora, hacen presencia, las armas con cargas radiactivas, los misiles hipersónicos, los sistemas de defensa de última generación, la aviación táctica de avanzada, los atentados sobre objetivos civiles estratégicos, y váyase a saber que sorpresivo instrumento militar más se tenga reservado, como opción indeseable, para acabar… Al efecto, ilustremos la macabra realidad de la lucha, y pasemos a entender su cruda agresividad, tomando como saldo sólo el inventario de las bajas tenidas en las filas del frente ucraniano, entre militares y paramilitares, que se les ha ocasionado tras los feroces enfrentamientos tenidos con las filas rusas, en la lucha por hacerse al control del poblado Bajhmut (también llamado Arktiomas): Se habla de cerca de 150.000 bajas en unos cuantos meses en el lugar, de los cuales 57.000 aproximadamente son muertes en combate, y el resto serían los heridos. La lista de brigadas, avanzadas, fuerzas especiales, regimientos, batallones y legiones, caídas en este sólo frente de batalla es inmensa y lamentable (https://simplicius76.substack.com/p/sitrep-52023-bakhmut-falls-artemovsk). Por otra parte, las fuentes dadas recientemente por el Senador norteamericano Robert Kennedy Jr., hablan de unas 350.000 bajas a lo largo del conflicto; estadística coincidente en mucho con los datos aportados por los servicios secretos de la inteligencia militar israelí y turca. Se entiende ahora, porqué el ejército de Ucrania está reclutando mujeres y niños; además de verse, la cara adusta de desencanto en cámaras, que exhibe ahora el presidente Zelenskyy, que es muy distinta a la que exhibía al comienzo de todo esto.
El asunto de la diplomacia internacional tiene un capítulo importante en toda esta agenda de seguridad mundial, como era de esperar. El problema redunda, en que sus oficios actúan en una dirección errada, y la poca que se hace es absolutamente sesgada. El hecho de que el actual gobierno de derecha de Ucrania, en cabeza del presidente Zelenskyy haya optado por la vía de la occidentalización de su nación a cualquier precio, implicará, como lo ha hecho hasta ahora, a jugársela a fondo con la OTAN, como contención de la arremetida militar rusa. La verdad sea dicha, las cosas para Ucrania no vienen saliendo bien ni mejoraran seguramente, por lo visto; a pesar de que el espíritu nacionalista haya sido un acicate valedero para sumar dolientes a la causa de la autonomía “democrática”. Pero también la sociedad de este pueblo, debe entender que a pesar de estar “bien” cubierta por los organismos de la asistencia internacional, no le ha sucedido lo que se preveía cuando respaldaron inicialmente la causa del actual gobierno. El presidente y su staff, debe de entender eso, y sabe que su fracaso le costará la cabeza; por ello se la jugará hasta la muerte con las pretensiones de Occidente, que no son propiamente las suyas. Lo de aquéllos, está inscrito en la dinámica de la globalidad por el control del poder económico mundial, que les ha sido afín históricamente. ¡En realidad se asume sin mucho esfuerzo analítico, que el presidente de Ucrania es sólo un alfil, en el ajedrez de la política global del imperio capitalista! Nada significativo podrá alcanzar a hacer Ucrania sin el debido respaldo operativo y creativo de sus aliados, a no ser que les dé por cometer alguna locura irreparable; ya que Ucrania tiene los medios suficientes y el personal indispensable para construir armas contaminadas con carga radiactiva, que como se sabe, es altamente dañina para la vida. ¡Vaya verdadero peligro ante esta otra línea roja a la vista, que sería la última en verdad, para el conflicto!
Los frentes de acción en una guerra son de diversa índole en el combate y de predecible interpretación semiológica en la mirada histórica. Esta sencilla fórmula se ha implementado cabalmente por las dirigencias de los frente de guerra, copiando la estrategia que usaron las huestes armadas durante la pasada guerra mundial, de mediados del siglo XX; pues con ella, se trató de conseguir el objetivo supremo de imponerse ante el adversario a cualquier precio. Como ya es vox populi, durante dicha guerra, la alta dirigencia del Vaticano, en cabeza del Papa Pío XII, fue un aliado reservado del mando nazi, manteniendo callada su boca ante las atrocidades que en el frente de batalla y más allá, los nacionalistas alemanes desataban. Ahora, durante el actual conflicto, resulta que al dirigente de la poderosa nación asentada en Roma, quisiera seguirle los mismos pasos realizados por su homólogo otrora. Es lo que se infiere por una simple asociación de términos, tal como lo expondremos a continuación.
Uno de los logros de la dirigencia del país invadido, en su causa, ha sido el de llamar la atención de los liderazgos del mundo en casi todos los horizontes diplomáticos. En su labor circunspecta de afectado, el señor Zelenskyy fue recibido en visita no oficial por el Papa Francisco en su oficina, a mediados de Mayo. A propósito de su ascendencia política, el presidente de Ucrania fue enfático y no pudo ocultar su “estirpe” maliciosa y oportunista para hacerse campana, utilizando contenidos semánticos con simbología tradicional de su ideología. El señor “Z”, como se le podría denominar mejor por su condición histriónica, no dudó en presentarse ante el Papa exhibiendo por las pantallas de todo el mundo, en horario AAA, sus blasones doctrinarios emblemáticos, de matriz reconocidamente nazi. Aunque él no llevaba la cruz gamada, evitándose ir a convocar antecedentes por usar imágenes de nefasta y reconocida procedencia, tenía puesto en su uniforme de “civil” otro antiguo símbolo antagónico cuestionable: Un tridente con una cruz cristiana invertida a guisa de espada, era su insignia. Un signo menos reconocido, pero por igual, de la misma casa. ¡Vaya manipulación mediática permitida ante el mundo! Un auténtico insulto para la memoria del pueblo judío sacrificado, y del mundo cristiano en general, de nuevo burlado ante la historia (“Zelensky, Who is at War wiht the Eastern Orthodox Church enjoys Symbolic Chat with Pope Francis”, 13 de Mayo/2023, por Larry Johnson- https://sonar21.com/zelenskys-war-agains-the-eastern-ortodox-church-with-symbolic-chat-with-the-pope-francisc).
Aquello podría ser considerado, como la renovación de una vieja y oscura connivencia, siendo más que inquietante la relativa tolerancia de la institucionalidad religiosa, con la dirigencia vaticana al frente, ante el máximo representante del nacionalismo occidental del presente. También, una medida similar de afirmación diplomática, podría ser lo que ha sucedido en el bando contrario. Pues puede inferirse que la donación hecha por decreto, a manos de Vladimir Putin para la iglesia ortodoxa del país, de la famosa reliquia-arte medieval, llamada “La Trinidad”, del pintor Andréi Rubliov, debe ser tratada como un presente para exhibir y consolidar públicamente las buenas relaciones institucionales, léase diplomáticas, entre el Estado con los líderes religiosos de Rusia. ¡De un lado y del otro, se observan por doquier muestras básicas de afinidad política en ambos bandos, pero no se propone atender racionalmente lo esencial! La historia nos contará el por qué.
Todo esto y lo demás hecho en misiones diplomáticas y de presencia internacional conciliadora ha sido en vano, incluida la negativa del señor Z, a recibir alguna mediación para un posible proceso de paz con Rusia; lo que han considerado una línea roja, en tanto para negociar, sólo aceptaría una absoluta salida de sus agresores y la restauración total de las afectaciones ocasionados. En síntesis, si no se llegara a conseguir un acuerdo, sería como comenzar de nuevo; lo que no sería extraño, dados los antecedentes del problema. No es corta la lista de figuras mundiales y políticas que se han ofrecido para buscar la conciliación y el diálogo, pero la negativa del gobierno ucraniano a aceptar cualquier misión alterna, influenciada por el interés de la dirigencia internacional que le respalda desde Europa y América, se niegan a cambiar sus exigencias o, de dar un cambio sustancial en el planteamiento a las causales originales de la problemática; tal como correspondería tratar dicho asunto, en el supuesto de un nuevo mundo multipolar conflictivo. Ni el envío del Cardenal Zuppi por cuenta de Vaticano a Ucrania, ni las buenas intenciones diplomáticas de Lula Da Silva, Presidente de Brasil, como tampoco los ofrecimientos de Cyrill Ramaphosa, Presidenta de Sudáfrica, quien le manifestara a Putin los buenos deseos de los países africanos por una resolución pacífica del conflicto, ni siquiera las insinuaciones bien intencionadas del poderoso gobierno de China; como tampoco, ninguno de los mejores propósitos insinuados hasta el momento de todo lado, han hecho oficio para lograr consolidar una negociación hacia un proceso de paz claro y verificable. ¡La verdad sea dicha, no interesa para nada detener el curso premeditado del conflicto, hágase lo que se haga! Es lo observable hasta ahora, en el actual punto del conflicto.
En la cuarta parte propuesta sobre esta mirada crítica a la guerra de Ucrania, haremos una muy breve retrospectiva de la problemática, considerándola ahora en su aspecto de la “internacionalización del conflicto”, en el escenario de la seguridad mundial. En realidad, todo lo que se ha enunciado sobre este fenómeno internacional, viene exponiéndose globalmente en un sentido de espiral ascendente, cuyo escalamiento puede llegar a afectar términos existenciales absolutamente fundamentales para el grueso de la humanidad. Es un hecho que sobre el problema, hay motivos velados, pero notorios desde la historia, como para no visualizarlos objetivamente. El problema social del escalamiento silencioso o mediatizado del conflicto, que implica por ende el asunto diplomático y la acción geo-política sobre la internacionalización militar del conflicto, radica en que la sociedad en general, no está recibiendo la información más completa y veraz, venida de la oficialidad institucional local y para-estatal responsable; además de que debería ser redundante sobre los diversos escenarios de la guerra. El uso de los medios de comunicación, enfilados de ordinario en uno u otra trinchera de combate, denotan su misión indirecta y común como instrumento de guerra, que sólo arrecia una polarización incuestionable, aquí y allá.
Por ejemplo, sólo es escuchar las palabras de quien ha detentado el cargo de Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell, para percatarse del cinismo y la mentira que se desarrolla en el centro del problema; o mejor, de las pretensiones de sus instigadores visibles (Ver fragmento en:https://youtu.be/6psgg1fah8A). No hay asomo de humanismo allí, sólo pesa el interés cínico de una élite básicamente de ascendencia judío-anglosajona, que en misión de reconquista por lo cedido, viene abriendo campaña bélica para sofocar a cuanto oponente se les ponga en frente. Por ahora es con Rusia, pero progresivamente se ve venir lo de China, que día a día se calienta, en un afán desmedido, anormal y abusivo por resolver los temas geopolíticos pendientes de la multipolaridad global posmoderna. Ocurre que principalmente, y no es paradójico sino como era de esperar, se trata por norma de aquéllos asuntos que le han sido significativos a las élites más adineradas y poderosas de los países imperiales.
Para cerrar este informe periodístico, queda por último hablar sobre la “desinformación comunicativa”, que debe reconocerse, comienza desde los mismos medios informativos, ante la abusiva instrumentalización, de seguro interesada por los intereses corporativos de la economía, que estos viven desde el Establishment, en lo que puede en cierta forma definirse como el Deep State, Estado Profundo, en funciones; un asunto ya enunciado atrás. Hablar de un tema tan especializado y exclusivo se torna en un asunto que es anatema para el neófito improvisado. Por ello, proponemos un simple ejercicio interpretativo alterno, que nos servirá de ilustración para entender la forma en que se ejecuta la tergiversación, y con ello visualicemos cómo se pone a funcionar el imaginario colectivo de todo el núcleo social, sobre el problema. Su modelo sistémico debe ser como un verdadero programa de matriz cibernética, “desnaturalizada” y coinspirada con herramientas sospechosas e inquietantes, tales como la de La Inteligencia Artificial. Este se debe estructurar en equipos operativos múltiples e integrados pero autónomos, que exceden los planos convencionales de la complejidad teórica común a los sistemas sociales tradicionales. Debe advertirse también, que aquello debe ser controlado por ciertos agentes de élite, arraigados en la estructura constitucional, y concentrados institucionalmente como la dirección propietaria y administrativa del orden imperial capitalista. Los agentes civiles e institucionales, aún de carne y hueso suponemos, tienen nombre propio, además de ser visibles algunos, mientras otros no aparecen en el paisaje. Como corolario, cuentan con una trampa mediática desinformativa para la sociedad; que es lo que vienen representando los medios públicos de difusión comunicativa sobre la presentación del actual conflicto en Ucrania. Es el verdadero dilema comunicativo de la diversidad humana en la sociedad civil moderna, tan etéreo como eficaz, es práctico pero caótico; tanto que ni los mismos Estados logran conducirlo a cabalidad. Abordemos entonces nuestra tarea sucintamente.
Optamos en forma aleatoria por enunciar arbitrariamente la caracterización mediática del reciente atentado cometido sobre la represa Nova Kakhovska. Sobra mencionar, que de tiempo atrás se intuía de antemano, la intención de ejército de Ucrania por hacerle algún daño a las instalaciones de la planta de energía atómica de Zaporiyia, ubicada en plena zona de influencia de la presa, y que sirve como sitio de abastecimiento del agua refrigerante para la planta. Hace varios meses atrás incluso, fueron bastante recios los combates por tomar el control definitivo de dicha planta atómica. El hecho es que ella, viene siendo un objetivo “militar” muy tentador para las huestes de Ucrania, como medio para infringirle un daño letal a su contrincante, y por ende, se magnificaría el desenlace, ante el daño radiactivo eminente. Aunque no ha ocurrido aun, el riesgo es latente, y un ecocidio ya ha sucedido por allí.
De parte y parte son señalamientos y acusaciones, pero no será difícil establecer quién sería el causante del mal intencionado atentado. Se alega de un lado a otro, que esto beneficia al oponente y viceversa, pero el daño se hizo y la guerra debe continuar; por lo tanto, por mucho que se diga, las acusaciones sólo servirán ya coma datos a los anales de la historia, y los efectos estratégicos del atentado se verán de inmediato en el campo de batalla. Quien haya hecho eso, lo tomó como una medida desesperada, que de seguro le afectará tanto como a quien intenta dañar. Se sabe que el agua correrá y todo volverá a la “normalidad”; lo que no será del todo cierto, pues la medida de atacar un objetivo social estratégico, más que un logro es una intención, y en ella imperó el caos por desastre; es muy claro. ¡Ya lo advertíamos desde antes, aquí nadie será vencedor o algo ganará!
La respuesta internacional, aunque no se hizo esperar, no dejó de ser contradictoria y mal intencionado. Pues como era de suponer, los países del eje atlántico cerraron filas al lado ucraniano, acusando toda la perversión del otro lado. Nada racional surgió para explicar la situación, pues se debía proceder en concesión; tal como está expresado tácitamente en una risible paradoja política del momento: “Ucrania quiere entrar en la OTAN oficialmente, pero Ucrania ya está en la OTAN extraoficialmente”. (Tomado de: “Nos está preparando para la intervención de la OTAN pero sin bandera”. Fernando Moragón). Todo lo que diga el gobierno ruso será usado sumariamente en su contra, es la consigna moral de la narrativa occidental; es lo que ha ocurrido en cada golpe bajo increpado al supuesto agresor. En nuestro lado del mundo, los ataques estratégicos dados contra los intereses de Rusia se magnifican mediáticamente, mientras sus logros militares no pasan de la deserción, el terrorismo y el caos. Es toda una diatriba que no admite contrastación, pues el diálogo no está entre los ingredientes necesarios para producir el nuevo orden social global, “definitivo”.
Por tanto será inútil hablar desde la objetividad, cuando ya todo está dicho de antemano y sin la opción de interpelar; y prueba de ello es que en realidad, es posible que casi nadie llegue a concebir que lo expresado por aquí tenga mucho de hilaridad. Para nuestro favor, contrastamos con la cruda realidad. Para ello, fieles a la tradición crítica que representamos, traemos de nuevo a colación un capítulo de esta historia que nos servirá a plenitud de sustento conceptual, pues se trata de un reciente y destacado suceso noticioso, que corrobora lo expuesto a lo largo de nuestro artículo. Hace muy poco nada más, se publicó en el portal de internet Southfront.com, el más reciente escándalo de corrupción en lo de Ucrania; en el que se confirma y amplían los señalamientos contra la familia presidencial estadounidense. Parece ser, pues habrá que esperar el resultado de la investigación en las cortes, que tanto el señor Joe Biden como Junior Biden, ambos, recibieron de la empresa gasífera Burisma, de Ucrania, la bicoca de cinco millones de dólares, cada uno; corroborándose en prensa, las acusaciones en público hechas por el expresidente Donald Trump (https://sonar21.com/aleks-of-black;mountain-analysis-snags-me-for-a-chat/). Tocará esperar a que hable la justicia; ¿Será que de verdad se pronunciará imparcialmente ante los graves cargos? ¡Es comprensible porqué a veces nos quedamos sin palabras, pues mucho toca esperar!, pacientemente.
Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/cvergara/
Bibliografía
“¿Con quién vamos a dialogar?”. El Espectador, Viernes 2 de Mayo de 2014
“¿Un país que desaparece?”. El Espectador, Lunes 12 de Mayo de 2014
“Nadie grita los goles en Ucrania”. El Espectador, Miércoles 21 de Mayo de 2014
El ascenso de la extrema derecha: Ecos de las elecciones en la Unión Europea”. El Espectador, Miércoles 28 de Mayo de 2014
“Joe Biden tomó un soborno de 5 millones de dólares de Ucrania’: Donald Trump acusa al actual presidente estadounidense”. Recuadro, France 24 Horas TV. Edición del Martes 13 de 2023
https://simplicius76.substack.com/p/sitrep-52023-bakhmut-falls-artemovsk
https://sonar21.com/zelenskys-war-agains-the-eastern-ortodox-church-with-symbolic-chat-with-the-pope-francis
Https://youtu.be/StqchDAvMI
https://youtube.com/shorts/LzzI97ISIHU?feature=share
https://youtu.be/XebGy9IKxCc
https://www.youtube.com/watch?vouaOPuihrkc
https://avia;pro.net/news/v-izraile-zayavili-o-sozdanii-systemy-perehvata-giperzvukovyh-raket-skysonic
https://southfront.org/biden-proposes-israel-model-for-ukraine-instead-of-nato-membership/
https://southfront.org/gop-where-did-joe-bidens-10-million-windfall-in-2017-actually-com-from/
https://southfront.org/russian-mod-shares-details-on-rewards-paid-for-troops-for-destroying-ukrainian-equipment-videos/
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