Se están difundiendo con mucho morbo, en las redes sociales y medios de comunicación, fotografías y videos que dan cuenta de linchamientos a atracadores en diferentes ciudades del país; así como empiezan a pegar carteles y avisos en los espacios públicos, donde se advierte a los delincuentes que la «comunidad» está preparada para enfrentarlos, donde le dicen al delincuente como «vecindad» que «ni lo intente si aprecia su vida».
No he sido capaz de ver ninguno de estos videos, no podría dormir tranquilo. Sin embargo, creo sinceramente que el ciudadano que osa, aún en calidad de víctima, de hacerle daño a otro hasta el linchamiento, no es mejor ciudadano que el victimario. Está repitiendo -y eso que por lo regular se dicen a sí mismos «buenos ciudadanos»- con actos aún peores, las acciones de aquellos que se equivocaron; quienes generalmente se encuentran en situaciones de las que no son culpables, pues el sistema, el Estado, la sociedad, los ha conducido a la crisis, al hambre, al dolor.
Un ciudadano que toma represalias -a las que les dicen ‘justicia’- por sus propias manos, no está contribuyendo a aliviar el problema de fondo, no está más que haciendo de paraestado, de paramilitar…
Ojalá podamos aprender a reaccionar como sociedad, como vecindades o colectivos, con soluciones sensatas, que contribuyan, que no sigan alimentando el odio que nos destruye.
Hay mucho dolor entre nosotros… estamos llenos de odio… y como dice mi amigo @sergiorestrepoj : «(…) increíble que la propiedad privada valga más que la vida (…)».
No podremos eliminar con violencia, la violencia. Principio básico. No dejaremos la penumbra con más penumbra.