Cuando decimos UNIDOS por la vida, más que una expresión es una declaración del compromiso que asumimos de trabajar con toda la institucionalidad y las comunidades en la defensa, el cuidado, la protección de la vida. Ese esa tiene que ser la prioridad de una sociedad que, como la nuestra, ha sufrido distintas olas de violencia, diferentes guerras, la presencia de tantos actores ilegales y de tantas formas de crimen que se disputan a sangre y fuego el territorio en el que merecemos cultivar la vida y sembrar esperanza.
No vamos a tolerar que las estructuras del crimen ni los caballeros de la muerte siembren el terror en nuestros campos, que reclaman con insistencia oportunidades y condiciones dignas de vida para cosechar alimentos, para compartir la magia de sus paisajes y ayudar a construir un futuro mejor para todos. No podemos dejar que los violentos ganen la partida, no podemos ser indiferentes ni mirar para otro lado mientras los delincuentes se apoderan del territorio y convierten en pesadilla los sueños de nuestra gente.
No podemos llamarnos a engaño, ningún proyecto político sincero se cimienta en la muerte ni tiñe con sangre su rastro, el terror solo engendra miedo y desesperanza. Tenemos que unir los esfuerzos y respaldar a las instituciones y a quienes las representan para buscar caminos y alternativas, comprometernos en la legalidad y en el trabajo concertado para conseguir que el mañana sea próspero para todos. Uniendo esfuerzos, hemos mejorado la capacidad de respuesta de la fuerza pública, las tareas de inteligencia y el control del territorio, porque tenemos que iluminar todos los rincones e incomodarlos.
En esa dirección, articulamos las acciones con las comunidades y las autoridades de los departamentos vecinos, porque la delincuencia no conoce ni respeta fronteras, como no tienen límite las necesidades de la gente. Por eso acompañamos a los habitantes del territorio, desplegamos la labor de la fuerza pública y coordinamos con las autoridades locales la información para cerrarle el paso a las organizaciones delincuenciales que trasladan su accionar y sus luchas de región en región, sin medir las consecuencias. No les vamos a dejar el camino libre a los violentos ni dejaremos solas a las comunidades, nuestro compromiso irrenunciable es avanzar, desde la unidad, en la defensa y la protección de la vida.
Propósitos que requieren además estructura y coordinación, una convicción que ha movido al gobernador Aníbal Gaviria a crear la Secretaría de Seguridad y Justicia en Antioquia, como lo hizo en la alcaldía de Medellín, y que hoy es la encargada de articular con las autoridades militares y de policía, así como con la fiscalía y los organismos de inteligencia, las tareas que competen al control del orden público, mientras que la Secretaria de Gobierno, Paz y Noviolencia concentra sus esfuerzos en la convivencia, la promoción de los derechos humanos y el fortalecimiento de la cultura de la Noviolencia. Más que anhelos son metas alcanzables con trabajo y determinación, compromisos que demandan unificación de esfuerzos, inteligencia y capacidades.
Nos ocupa la recuperación del orden público y la tranquilidad en el Oriente y en todo el departamento, no vamos a desmayar en ese cometido. Pero al tiempo, seguiremos construyendo con la comunidad y las autoridades el sueño colectivo que Antioquia merece con horizonte de futuro. Por eso, avanzaremos en los próximos días en la realización de encuentros y talleres que nos ayuden a identificar la perspectiva de seguridad y de convivencia que quedará inscrita, como propósito común, en la Agenda Antioquia 2040, que estamos escribiendo de manera plural, participativa y decidida.
La voz de quienes habitan el territorio y de quienes mejor lo conocen será trascendental en ese propósito. Entre todos tenemos que construir el futuro que nos merecemos. Por eso nuestra forma de actuar, nuestra presencia en los municipios, no es la del novelero que va, mira y se devuelve, nosotros vamos, estamos, permanecemos y acompañamos. No los dejamos solos, no los abandonamos.
Tomado de: El Poder de la Palabra
Comentar