¡No es el tiempo de una constituyente!

Una nueva Constitución no soluciona por si sola los grandes problemas del país. La gente sigue pidiendo que los políticos se pongan de acuerdo y lleven soluciones reales a los territorios. Un escenario constituyente puede producir más confrontación, polarización y caos. ¡No es el tiempo de una constituyente!


El nuevo Ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, quien antes había dicho que una constituyente era una mala idea, asumió su nuevo cargo con un mandato claro por parte del Presidente Gustavo Petro: “buscar un acuerdo nacional que permita explorar hacia el futuro la posibilidad de convocar una Asamblea Nacional Constituyente”.

Los temas que debería contener la Constituyente, según Petro, son nueve: la garantía inmediata al derecho universal a la educación, la salud y las pensiones; nuevo ordenamiento territorial; desarrollo económico y social de los territorios excluidos; reforma agraria; adaptación a la crisis climática; reforma a la justicia; reforma política; pacto por una economía productiva; verdad judicial y perdón social para una paz definitiva.

Aunque convocar a una Asamblea Nacional Constituyente es legítimo -si se hace en los términos que establece la misma Constitución Política de Colombia-, estos son algunos aspectos problemáticos que encuentro frente a un eventual proceso constituyente:

  1. Convocar a una Asamblea Nacional Constituyente puede ser uno de los medios que esté buscando el Gobierno Nacional para perpetuarse en el poder, alterando las reglas del juego democrático para su propio beneficio.
  2. Entrar a un proceso constituyente puede generar más incertidumbre e inestabilidad en un momento que es crucial para sacar adelante prioridades en materia social y económica.
  3. El escenario previo a una Asamblea Nacional Constituyente puede producir desconfianza en la sociedad al percibirse una posible manipulación de los resultados y al no representar verdaderamente la voluntad popular.
  4. Una Asamblea Nacional Constituyente en este tiempo difícilmente pueda reflejar la pluralidad de sectores políticos y sociales que existen hoy en el país.
  5. Existen otras formas más efectivas y menos riesgosas de hacer reformas a la Constitución, como el proceso legislativo ordinario o mecanismos de participación ciudadana ya establecidos.

Creo que Colombia sí necesita acuerdos nacionales, pero estos deben hacerse en el marco de la Constitución Política de 1991, no para cambiarla sino para cumplirla. Además, los temas de la constituyente que plantea el Presidente Petro no requieren una nueva Constitución Política sino la implementación de la misma carta constitucional, políticas públicas y reformas legislativas.

La Constitución Política de 1991, que fue producto de un amplio acuerdo nacional, logró avances importantes en materia de participación ciudadana, descentralización política y administrativa, reconocimiento de la diversidad nacional y garantía de derechos mediante la tutela. ¿Qué garantiza que una nueva Constitución sea producto de la unidad nacional y no un riesgo para estas conquistas de los colombianos? ¿Será que una Constitución promovida por un gobierno divisivo y radical lograría ser el resultado de un amplio acuerdo social pacífico que incluya a todos los sectores?

Al decir que el próximo gobierno será el encargado de convocar la Asamblea Nacional Constituyente, puede haber la intención de ambientar el escenario electoral para un gobierno de continuidad que lleve las banderas de una nueva Constitución ¿Será que si el actual gobierno fue incapaz de hacer los cambios que prometió, podrá hacerlos un gobierno de continuidad? ¿A qué se va a dedicar el Gobierno Nacional en estos dos últimos años que le quedan? ¿Va a ejecutar el Plan de Desarrollo y las políticas públicas o a generar más incertidumbre, inestabilidad y parálisis institucional?

El llamado para los colombianos que no estamos de acuerdo con un proceso constituyente como el planteado por Gustavo Petro, es a reivindicar las conquistas de la Constitución Política de 1991 como resultado de un amplio acuerdo democrático, a promover la implementación y fortalecimiento de la Constitución en lugar de su eliminación y a evitar cualquier intento del Gobierno Nacional por perpetuarse en el poder o prolongar un modelo político y económico que no ha dado los resultados que se prometieron.

Una nueva Constitución no soluciona por si sola los grandes problemas del país. La gente sigue pidiendo que los políticos se pongan de acuerdo y lleven soluciones reales a los territorios. Un escenario constituyente puede producir más confrontación, polarización y caos. ¡No es el tiempo de una constituyente!.


Todas las columnas del autor aquí: Santiago Orozco Carmona

Santiago Orozco Carmona

Politólogo y Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín; diplomado en docencia, currículo y didácticas y en convivencia escolar. Es fundador de la corporación Por la Gente Somos Más y Creador de El Líder Sos Vos. Se ha desempeñado como investigador y escritor en el área de las ciencias sociales, políticas y humanas; docente de básica primaria, secundaria y media durante más de dos años; docente universitario, asesor de despacho y coordinador del Programa de liderazgo "El Líder Sos Vos" de la Secretaría de Educación de Medellín durante el 2016-2019.

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