Yo era un defensor de esos diálogos de paz que se adelantan en La Habana, así como también era un defensor del voto y era de los que decía que el voto podía cambiar al país y que en nuestras manos estaba la oportunidad del cambio; pero ya no defiendo mucho ni lo uno ni lo otro. Esos diálogos ya no los defiendo como antes, pero no bajo la argucia de la extrema derecha de irresponsablemente decir que Santos les va a entregar el país a las FARC, cosa que evidentemente es falsa, ingenua, ilusa y casi que imposible.
El estar ya escéptico frente a esos diálogos es básica y sencillamente porque ese presidente que adelanta esa salida negociada del Conflicto Interno Armado para que los señores de las FARC cambien balas por votos, es incoherente ya, porque al mismo tiempo, Santos, acá en Colombia destituye a un alcalde que cambió balas por votos. ¡Con qué autoridad moral hace esa negociación! ¿Qué sentido tienen entonces esas negociaciones? Además, no es el Gobierno el único que actúa mal, también las mismas FARC que siguen asesinando, y diríamos que es normal porque están en guerra, pero de ahí a que torturen a esos policías de Nariño de la forma más vil y descarada, eso sí ya no tiene nombre. Esa guerrilla ya está utilizando el Conflicto que vive el país como excusa para hacer de las suyas; si matan soldados y aun civiles, dicen que es “consecuencia de la guerra”, pero no dicen eso sin antes sacar un comunicado lavándose las manos aceptando los crímenes. No me los quiero imaginar después de la firma del fin del Conflicto, asesinando civiles, policías y soldados, con la argucia de que son “consecuencias del posconflicto”.
Acá no estamos teniendo garantías como para decir que una vez se firmen esos acuerdos las FARC que están en La Habana no van a seguir delinquiendo, pero ellos tampoco tienen garantías como para decir que dejando las armas y pagando su cárcel van a tener garantías para hacer política como lo hizo Gustavo Petro (no exitosamente).
Tomar armas, entonces, no solo sería lo más fácil para una oposición, sino lo más doloroso pero cuando toca, toca. Si hay quienes se vuelven guerrilleros, como para mediana, inútil y equivocadamente de buena fe, luchar contra el orden establecido en un país como este, no es culpa de ellos, es culpa de esta seudodemocracia que no da garantías y empujan al nativo a los brazos de la violencia.
Y ya me muestro bastante escéptico frente al voto porque antes pensaba que votar a consciencia podía cambiar al país, pero qué va a cambiar el país con un sistema electoral corrupto y partidario. ¡Qué esperanzas puede tener uno cuando en la mesa en que uno votó no aparece el voto de uno! (ver algo de fraude electoral). Allegados a cada rato me dicen: “es que yo ya no voy a votar, porque para qué. ¿No vio todos esos votos que robaron en las del Congreso? No le tienen a uno en cuenta el voto. Siempre quedan los mismos.” Me lo dicen con rabia e indignación y pues yo no sé qué responderles, ya qué defiende uno. Sin embargo, yo guardo esperanzas en que este país puede cambiar, cuándo, quién sabe, pero no creo que los mismos sigan gobernando al país por los siglos de los siglos.
[author] [author_image timthumb=’on’]http://www.olapolitica.com/sites/default/files/styles/630s/public/field/image/DSC_0261.jpg?itok=EYH9xwQW[/author_image] [author_info]Santiago Molina Roldán Estudiante de Humanidades, lengua castellana en la Universidad de Antioquia, http://lainfoalternativa.blogspot.com/ Leer sus columnas. [/author_info] [/author]
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