“¿Qué es lo que lleva a tanta gente a dejarlo todo atrás para viajar hacia un país desconocido, un lugar en el que no tienen familia ni amigos, donde nada tiene nombre y el futuro es una incógnita?”.
Shaun Tan.
La migración, es una noticia importante siempre. Tanto, como para condicionar la política en los países más importantes de Europa y por supuesto, en Estados Unidos. Proponerles a los ciudadanos que la gente estará expuesta a mayor inseguridad, a oleadas de inmigrantes y a menores ayudas gubernamentales si su país se llena de “gente extraña”, con menor educación y además desempleados, sin protección en salud, y pobres, es sin duda una buena táctica política; ganadora, además.[1]
Es muy cierto que hay bastante gente desesperada por salir de donde quiera que esté, pero muchas veces, los políticos hacen mal uso de los datos y muestran cifras en particular que desvían el verdadero sentido de lo que es la migración y de cómo esta impacta la vida de los habitantes de un país determinado.
Cuando Frédéric Potet, del periódico Le Monde, se refiere al libro de Carlos Spottorno y Guillermo Abril llamado La grieta, reseña este tema como “la cruda desesperanza de hombres y mujeres dispuestos a todo para vivir una vida mejor debajo de otro cielo”.
Al revés de como proceden muchos analistas de la migración, que la consideran un fenómeno total que se explica por sí mismo, es necesario indagar en sus causas profundas, en las relaciones estructurales y en las relaciones de poder que explican la profundidad del subdesarrollo y de la dependencia de los países.[2]
Las noticias falsas, los titulares de los periódicos, los discursos políticos populistas y las redes sociales, han servido siempre como cápsulas de escape para la zozobra y los temores de la gente.
No cabe duda que son muchos los factores que hacen que una buena cantidad de personas quiera salir de sus países, y que, debido a la alteración de la “normalidad cotidiana”, la vida les parezca intolerable. Pero, también, queda mucha más gente que no podrá salir porque la situación está tan mal que no tendrán la capacidad de pagar ese viaje. Para esos que salen, no piensan en volver, y es casi imposible detenerlos, porque en su cabeza ya no hay un hogar al que regresar. Dejaron de ser de aquí, pero tampoco son de allá.
Hay muchas historias sobre aquellos que salen y dejan atrás “su normalidad”, gente que se lanzaba a las alambradas de Australia buscando refugio, niños que nacen en África y un día quieren ser de todo “menos negros”, que emprenden un viaje “al país de los blancos” y que atraviesan el desierto del Sahara caminando. Otros que navegan por los océanos, y que se convierten en un número más dentro de un barco a la voluntad del mar traicionero. O estudiantes que se encuentran con una América donde nada es como se imaginaban, comenzando por la importancia del color de piel.[3]
Los exámenes al panorama migratorio en todo el mundo, han de girar en torno a muchos frentes, entre los que podrían mencionarse: la esfera política, la diversidad, los complejos procesos culturales, el volumen demográfico y las arbitrariedades institucionales.
Por último, espero que el lector se formule la pregunta con la que abrimos este escrito, y que se enmarca en otro de los libros gráficos más representativos de la época en materia de éxodos: ¿Qué es lo que lleva a tanta gente a dejarlo todo atrás para viajar hacia un país desconocido, un lugar en el que no tienen familia ni amigos, donde nada tiene nombre y el futuro es una incógnita?[4]
[1] Banerjee y Duflo, 2020. Buena economía para tiempos difíciles.
[2] Márquez, 2012. El mundo al revés: la migración como fuente de desarrollo.
[3] González, 2021. Economía en tenis: Conceptos básicos para aprender economía.
[4] Véase: Tan, 2007. Emigrantes.
Excelente análisis.Muy reflexivo👏