“En una operación, en un accidente, en la desgracia de caer en una enfermedad, usted y yo podríamos necesitar de una donación de sangre”
Usted y yo, juntos. Escuche su corazón latir como una única canción. Cierre los ojos y respire tranquilamente. Su cuerpo se mueve sin usted, vive y funciona como la más perfecta de las máquinas. Imagine que puede sentir cómo la sangre roja y espesa lo recorre. Vuelva a mirar a su alrededor; humanos en un mundo inesperado, humanos tristes y felices, humanos vivos y otros, a punto de morir.
“Sabe a metal”, dicen algunos, “Rejuvenece y embellece”, diría la condesa Erzsébet Bathory, quien asesinó a más de 650 mujeres para conseguir la eterna juventud a través de su sangre. Este líquido ha sido presa de cientos de relatos; vampiros, animales y demás criaturas que encuentran en los humanos una forma de alimentarse, y claro, que no falte Drácula. Con cualidades mágicas o sin ellas, con mitos de monstruos o sin ellos, no se puede vivir sin sangre.
En una operación, en un accidente, en la desgracia de caer en una enfermedad, usted y yo podríamos necesitar de una donación roja. Hay bancos, pero no es suficiente. Familiares y amigos de los implicados piden por las redes sociales a personas que puedan donar; un acto de solidaridad por la vida. Se hacen jornadas de donación, no obstante, hay ciertas restricciones que les impiden a ciertas personas que puedan hacerlo, una de ellas es ser gay.
En el 2012, tras una tutela puesta por un hombre homosexual que se sintió discriminado por no permitirle donar sangre, la Corte Constitucional respondió que ninguna persona debía ser juzgada por su orientación sexual, sino por los comportamientos sexuales riesgosos. Hoy, 2018, sigue siendo una pregunta antes de donar: “¿Ha tenido relaciones sexual con personas de su mismo sexo?”.
Tabús en todas partes, en un país como Colombia que sigue siendo conservador y retrogrado, donde ser gay todavía es insultado. Ser homosexual no es sinónimo de tener sida u otras enfermedades de transmisión sexual. De hecho, actualmente la proporción de contagios generados por relaciones heterosexuales es mayor al observado en personas homosexuales, esto por el cambio en la Epidemiología de la enfermedad.
Rojo. La sangre es familia. Naranja. Todos somos iguales. Amarillo. Ganas de vivir. Verde. Se respira el prado. Azul. No hay sangre azul. Violeta. Unidos por la sangre a lo largo de la historia. Somos colores andantes, somos los ojos brillantes y opacos, somos heterosexuales y LGTBI.
Usted y yo, juntos. Escuche su corazón latir como una única canción. Cierre los ojos y respire tranquilamente. Piense en lo que ha vivido, en sus amores y desgracias. Mi corazón ahora late con el suyo. Mi sangre, puede ser su sangre.