Narciso, hijo de Cefiso en Liriope, cuenta el mito, se enamoró perdidamente de sí viéndose reflejado en el agua. En esas se la pasaba pero un día cae, ahogándose y toma forma de linda flor fétida. Ese es el destino de todo narciso, se ahogan en su beldad, su talento, sus conocimientos o su autoridad, y apestan. Su vanidad no conoce confines. Trataríase de un trastorno de la personalidad.
En Colombia, pareciese que ser narcisista fuese requisito para ser Fiscal General. Los ha habido tranquilos y casi humildes, que no ha sido el caso de al menos tres: el insignificante pingüino Iguarán, aquel otro parecido a “san Pedro cuando era calvo” y el viajero. San Pedro no caminaba, levitaba y el otro que se ensalsa con vanagloria: que doctor, que dos veces magister, que como ocho libros, que conferencista en claustros mil ¿entre ellos La Sorbona, Harvard, Berkeley, Oxford, Hildelberg, Salamanca, etc.? Mejor preparado que un kumis de tienda, el más sabio de su edad, ¿más famoso que Kelsen, Carnelutti, los Mazeau, Einstein, Bello?
Nada de eso le interesa al público, pero él cree que sí. Esas son carencias, complejos no superados.
El narcisista moderno adora sus cualidades físicas, su belleza, su poder, su inteligencia envueltas en hojas de tamal. No eres más ni menos porque te alabes. Lo que eres, eso sos y punto. No hay necesidad de hurgar mucho para saber que son personas en extremo inseguras, faltas de afecto, reconocimiento y autoestima. Hipersensibles, no soportan ser ignorados, ni las críticas. ¡Laudeamos Iesucristus!
Afirmó el de ahora ser el “Fiscal de la Seguridad Ciudadana” y las cifras no lo ayudan. De contera, despidió a la Fiscal Delegada Claudia Carrasquilla quien le dió lustre y resultados a la dependencia, para atender intrigas de la bruja González -otro narcisista sobreviviente a las administraciones de sucesivos Fiscales Generales gracias a sus proverbiales lamboneo, obsecuencia y adulación- y elevarle a ese cargo a una Directora Seccional, urdidora como la bruja. Entre los dos, en concierto, entraron a saco en la limpia hoja de vida de la doctora Carrasquilla, a quien conozco como que fue Fiscal de la Dirección de Fiscalías de Antioquia, de la que fui titular y puedo dar fe de su probidad y dedicación eficaz en el ejercicio de la función. ¡Saldrá indemne!
El narcisista se rodea de gente inferior y ordinaria para sobresalir y sentirse diferente a todos. Y esos fueron los precisos, la bruja y la grandulona, no dan puntada sin dedal. Van por el cargo de la Vicefiscal General y en cualquier momento la tiendan celada. La bruja es el terror del bunker. En tantos años de estar hasta el gollete en la Fiscalía, ha tejido red pavorosa. Su presencia en la entidad ya resulta perniciosa.
En el mismo arranque de narcisismo, el señor Fiscal General se proclama “Fiscal del Pueblo”. Vean pues, Evita Perón o el chivo dictador Rafael Leonidas Trujillo, cuyo punto culminante del culto a la personalidad fue inundar la Dominicana con vallas que rezaban “Dios y Trujillo”. Donde nos descuidemos un día amaneceremos llenos de avisos con foto e inscripción “El Fiscal del Pueblo”, porque aquellos dos van quedando patihinchados.
El narcisista exige ser centro de atención en todo lugar que esté. Quiere que siempre hablen bien de él y recibir todo el tiempo palabras de rendida admiración. Al viaje del Fiscal le falta investigación periodística, aún hay zonas oscuras.
Tiro al aire: sinónimos de narciso son: ególatra, narcisista, vanidoso y antónimos: humilde, sencillo, enjundioso.
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