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Medellín es una ciudad que a pesar de ser la más innovadora del globo terráqueo, sigue superando de manera lamentable la media nacional en materia de desempleo y subempleo o informalidad.
Enumerar cada una de las causas endógenas y exógenas que pueden generar este fenómeno, daría tema para escribir un texto complejo. Sin embargo, es innegable que Medellín es una urbe que de manera recurrente se torna hostil con los jóvenes que buscan empleo decente y/o ejercer la profesión, arte u oficio para la cual se prepararon. Ese 28.3%, preocupante cifra en la cual se ubica el desempleo juvenil en Medellín, permite inferir con claridad meridiana, que este grupo poblacional es el más afectado con unas políticas de empleo débiles e inadecuadas que se vienen ejecutando tanto desde el contexto nacional, como local.
Valdría la pena preguntarse, si aquella “Ley del primer empleo” (1429 de 2010), que con tanto tino fue aprobada algunos años atrás por el Congreso de la República, en verdad viene siendo aplicada rigurosamente por entidades públicas o privadas; o si por el contrario se está erigiendo un nuevo “canto a la bandera”, como tantas veces sucede cuando surgen a la vida jurídica, normas que realmente impactan positivamente sobre el conglomerado social -los de ruana, que llaman-.
Retomando el rumbo de este sencillo artículo, el cual quiero aprovechar para emitir un llamado de advertencia y total repudio frente a aquellos timadores, que aprovechando la necesidad de tantos jóvenes que se ven en la obligación de iniciar una vida laboral; vía periódicos, cuñas radiales e internet; anuncian buenos ingresos y estabilidad sin experiencia, para captar la atención de las masas y luego, despojarlos de sus pertenencias, explotarlos e involucrarlos en “negocios” multinivel, obligarlos a la venta de productos invendibles y en todo momento, jugar con sus necesidades y esperanzas laborales.
Como ciudadano “de a pie”, doliente de los diferentes grupos poblacionales que habitan Medellín, quiero ponerme a órdenes de quienes hayan resultado afectados por alguno de estos bandidos, para que desde la praxis jurídica busquemos los medios idóneos para lograr la denuncia ciudadana y la posterior judicialización de todo este tipo de estafadores, disfrazados de empresarios, que migran por toda la ciudad, timando y burlándose de cientos de personas de bien, que sueñan con laborar decente y honestamente, en la ciudad más innovadora del mundo.

Abogado Titulado. Aspirante a Magister en Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana. Asesor en Materia de Derecho Administrativo, redacción de Proyectos de Ley y Acuerdos Municipales. Veedor ciudadano y crítico.
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