Dejando de lado la celebración del recién pasado 12 de octubre, día en que se memora la llegada de Cristóbal Colón al continente americano y su posterior descubrimiento, donde incluso se discute si realmente el continente fue o no descubierto. Y que también da lugar tanto al discurso de la leyenda negra como del discurso de la leyenda rosa. Resulta conveniente algo que suele olvidarse cuando se habla de la conquista por parte de los españoles y haciendo un poco de justicia, eso sí, aprovechando la tendencia política que pretende mostrar la participación de la mujer dentro de la historia, quiero dar a conocer a Beatriz de Palacios.
Beatriz de Palacios, fue una mujer afrodescendiente, soldado y enfermera nacida en Andalucía, España en el siglo XVl. Y que sirvió voluntariamente a la corona española durante la conquista de América, con total entrega y valentía, y fue tanta su entrega que tuvo múltiples responsabilidades.
Desde Cuba viajó a lo que hoy se conoce como México, (que para ese entonces no existía el México que hoy conocemos) como soldado actuó con bravura, se cuenta que enfrentó a los enemigos mientras muchos de los españoles se retiraban de la batalla, Beatriz también luchó junto a su esposo Pedro Escobar, con él se repartió sus guardias, volviéndose celebre en aquellas épocas junto a otras mujeres. La escritora colombiana Soledad Acosta de Samper menciona que el explorador y Capitán General Hernán Cortez quiso prohibirle a ella y a otras mujeres que empuñaran las armas para que no continuaran exponiendo sus vidas, y que de hecho existían soldados para protegerlas, pero aquellas mujeres, y desde luego Beatriz de Palacios se opusieron a aquel intento prohibicionista.
Y ha ganado tantos elogios Beatriz como soldado que Francisco de Cervantes de Salazar menciona que ella «dióse tan buena maña en servir a su marido y a los de su camarada, que muchas veces, estando él cansado de pelear el día y cabiéndole a la noche la vela, la hacía por él, no con menos ánimo y cuidado que su marido, y cuando dexaba las armas salía al campo a coger bledos y los tenía cocidos y adereszados para su marido y para los demás compañeros. Curaba los heridos, ensillaba los caballos e hacía otras cosas como cualquier soldado, y ésta y otras, algunas de las cuales diré adelante, fueron las que curaron e hicieron vestir de lienzo de la tierra a Cortés y a sus compañeros cuando llegaron destrozados a Tlaxcala».
Como destacada enfermera, también es mencionada por el experto en historia de la medicina, el cardiólogo y doctor Alfredo de Michelli-Sierra, y por la revista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Esta última mención destaca a Beatriz por sus múltiples tareas en las huestes de Hernan Cortés, citadas con anterioridad.
Ciertamente muchas mujeres en la conquista terminaron capturadas por ejércitos indígenas obligándolas a casarse con aquellos indios. Afortunadamente, ella consiguió sobrevivir a la conquista y se marchó para residir en Cuba junto a su esposo.
Es sin duda nuestra protagonista una mujer de armas tomar que merecería un mejor lugar dentro de la historia.
Bibliografía
Clavijero, F. J. (1844). Historia antigua de México y de sus conquistadores (Tom. 2) J. Joaquin de Mora (Trad.). Imprenta de Lara. (p. 117)
Acosta de Samper, S. (1892) Las esposas de los conquistadores. El Centenario: Revista ilustrada. (Tom ll.), 232
Regueiro Suarez, P. (2020) Aprovisionadoras y soldados: las españolas en la conquista de México. Antropología. Revista interdisciplinaria del INAH. (año 4. Num. 8).
Cervantes de Salazar, F. Crónica de la Nueva España (p. 611)
Ortiz, F. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar (p. 312)
Beatriz de Palacios. (s.f.) En wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Beatriz_de_Palacios
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