Moción de censura

Carlos andres Ríos Puerta

En el Concejo de Medellín cursa una moción de censura contra el secretario privado de la Alcaldía, Juan David Duque, a razón de que los fondos fijos de la administración distrital parecieran estar siendo usados para los gastos personales del ahora ex alcalde Quintero y su círculo cercano.

Desde bolsas de leche hasta licor y cenas en lujosos restaurantes, aparecen en las facturas que aprobó Juan David Duque. En este sentido, desde el Concejo hemos hecho diferentes tipos de solicitudes y exigencias a la Alcaldía, incluyendo comisiones accidentales y debates de control político, pero el señor Duque nunca asistió, hasta la semana pasada en la que por fin la presión funcionó para que le dé la cara a la ciudadanía.

Esta actuación por parte de la actual administración distrital nos debe llevar a los medellinenses a profundas reflexiones, desde lo moral, lo ético e incluso lo legal. La primera reflexión, es sobre el respeto que los funcionarios y servidores públicos le deben a la ciudadanía, pues las personas que ostentamos estas dignidades, tenemos una obligación moral de trabajar por las personas y manejar los recursos públicos con la máxima sobriedad posible, máxime, cuando existen tantas necesidades insatisfechas por solucionar en una ciudad como Medellín. Se debe gobernar siempre con austeridad y consciencia social.

Recordemos que el Fiscal General de la Nación, Francisco Barbosa, anunció imputación de cargos contra 7 funcionarios y ex funcionarios, que han hecho parte del círculo cercano de Quintero. Es totalmente inadmisible que desde una narrativa ficticia que buscaba acabar con la corrupción, se propicien este tipo de prácticas que lo único que hacen es diezmar la confianza ciudadana en las instituciones.

Es justamente esta la segunda reflexión, pues gobernar creyendo que las personas no vigilan nuestro actuar, es una clara muestra de subestimación hacia los ciudadanos que nos eligen para ejercer cargos públicos, y prueba de ello fueron los resultados electorales del pasado 29 de octubre.

La ciudadanía no es ciega, ni sorda ni muda, como creyeron desde la Alcaldía, y deducir que desde las narrativas falases se pueden construir realidades distópicas, es un acto de soberbia, que me lleva a mi tercera y última reflexión. Los cargos públicos son efímeros; lo que perdura realmente es nuestro legado, y eso es lo que finalmente nos brinda la paz de salir a la calle y contar con el cariño de la gente.

La soberbia nubla la consciencia, así como la capacidad de autocrítica, lo que evidentemente preponderó durante estos últimos cuatro años en la administración distrital de Medellín.

No se gobierna para la autocomplacencia, ni para ufanarse del poder transitorio, tampoco para dividir a la ciudadanía, y mucho menos para hacer mercado con los dineros públicos. Se gobierna para tener un impacto positivo en la población, para edificar un presente y un futuro mejor para todos, pero, sobre todo, se gobierna para generar bienestar en la población cuidando lo que es de todos.


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Carlos Ríos Puerta

Abogado, Magister en Estudios Políticos y candidato a Magister en Seguridad y Defensa Nacional. Empresario, Docente, ex Viceministro de Defensa y Concejal de Medellín.

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